He desplegado mi orfandad
sobre la mesa como un mapa.
Dibujé el itinerario
hacia mi lugar al viento.
Los que llegan no me encuentran
los que espero no existen.
Y he bebido licores furiosos
para transmutar los rostros
con un ángel, en vasos vacíos
más bien los vasos
desprendidos de los besos
grandes columpios
encadenando sueños
un rumor olvidado
queriendo ser rocío
sobre tu cuerpo.