Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

lunes, 27 de marzo de 2017

El hombre que descolgó a la luna


Por Mercedes Caro Nodarse

Era su novia blanca. Sin pensarlo mucho la descolgó como una oruga de una hoja y la colgó sobre su pecho para no dejarnos solos y hacernos llorar, llorar, llorar…Así nació Luna cienfueguera, una canción considerada como un símbolo identitario de la cienfuegueridad y del patrimonio musical de esta urbe marinera, ubicada en el centro sur de Cuba.
  Compuesta por José Ramón Muñiz Carballo (1910-2001) en los años 40 del pasado siglo XX, se cantó por primera vez el domingo 7 de diciembre de 1947, durante una velada patriótica, dedicada por el Ateneo de Cienfuegos a honrar la memoria de los caídos en las guerras por la independencia, según narra en su autobiografía el autor.
  En aquella ocasión la obra sería interpretada por Idalmis García, artista exclusiva de CMQ Radio, acompañada al piano por una sobrina del célebre músico cubano Antonio María Romeu, conocido como El mago de las teclas.

La dama del Castillo de Jagua



Convocados por el embrujo de la Dama Azul y piratas de ojos tapados, los habitantes del barrio cienfueguero Castillo de Jagua celebran cada 12 de marzo el cumpleaños de la Fortaleza Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, cuya construcción culminara en el año 1745
Por Mercedes Caro Nodarse 

Ilustración de Arí Bayolo de la Teja
Fuente de riquezas como sugiere su nombre en lengua aborigen, la bahía de Jagua, al centro sur de Cuba, es responsable incondicional del influjo que ejerce la ciudad de Cienfuegos sobre quienes desde adentro la saborean y desde lejos la añoran.

Antes y después de la visita de Cristóbal Colón a la rada en 1494, sucesivos navegantes frecuentaron sus predios y comprendieron a primera vista hallarse ante un lugar de privilegios geográficos, bellezas desconocidas y cualidades que le ganaron entre los entendidos el sobrenombre de Gran Puerto de las Américas.

Tomada de Internet
Recodos y rincones provistos de una exuberante vegetación costera resultaron albergue seguro para corsarios, piratas y filibusteros, quienes acudían a su abrigo en busca del refugio natural que les proporcionaba su contorno en forma de bolsa, con el propósito de comerciar con los moradores de la comarca o cometer fechorías de la peor especie.
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