Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

sábado, 9 de julio de 2011

Nicolás Guillén, conjugación de palabra y música


  Siempre novedoso y vital, Nicolás Guillén trasciende junto a otros grandes de la literatura nacional y universal. De acendrada cubanía y excepcionales cualidades como poeta, Nicolás supo desde muy joven enrumbar su pluma por la senda de una poesía auténticamente nacional en la que lo culto y lo popular fluyen con acento propio.
  Nacido en la provincia de Camagüey el 10 de julio de 1902, Guillén sobresale por la magia de una poesía en la que los elementos negroides y folclóricos, tanto como los temas sociales conforman un mosaico de hondas raíces caribeñas y latinoamericanas.
  Buen discípulo de Rubén Darío, Nicolás Guillén fue, además, el combatiente lleno de amor y vertical entrega que, a golpe de rebeldía se sumó a la obra revolucionaria, después de años de ausencia y de exilio.
Se dice que Nicolás Guillén no compuso jamás una partitura, pero que tampoco lo necesitaba para darle sentido musical a su obra. Fue la aparición de Motivos de Son, en 1930, que el puente entre la obra poética del Poeta Nacional y la música (en este caso el son) quedo tendido para siempre.
  La publicación de los ocho poemas que dieron vida a los “Motivos…”  causó gran revuelo en los medios culturales de aquellos años. Así el cubanísimo son entró en la poesía, generándose de tal suerte una revolución a escala universal en este arte.
  A partir de ese momento, Guillén saltó de las páginas del libro al pentagrama y de la mano de músicos cubanos tan notables como Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla, González Allué y Eliseo Grenet. Su verso costumbrista, combativo, amoroso y revolucionario se hizo canción, rumba, son...
  Este hombre que hizo de la literatura y el quehacer revolucionario una razón de su existencia. Lo que sostuvo en sus poemas y en su prosa lo reafirmó con su postura.
  Con una obra en la que descollaban tanto los temas íntimos como los audaces madrigales y en la que lo social se fue abriendo paso como depurada expresión de la vida espiritual del cubano del campo y la azada, del tambor y la guitarra, Nicolás Guillén bordó con su ardiente lira la magia de su pueblo.
  El se nutrió del mestizaje, de los dolores y goces de su gente, forjando con su poesía una simbiosis única. Este es el Guillén que se sorprendió del son y que con su Sóngoro Cosongo, publicado un año después de sus Motivos… anunció una etapa nueva de la poesía cubana.
  En Sóngoro Cosongo el Poeta Nacional de Cuba recoge 27 poemas de su autoría, entre los que sobresalen títulos como Rumba, Velorio de Papá Montero y los Motivos de Son.
  Esta vinculación de Nicolás a la música ha propiciado que autores e intérpretes de los más reconocidos del orbe se hayan servido de sus versos para darlos a conocer melódicamente.
  Por eso, en las celebraciones programadas para recordar al Poeta en el centenario de su nacimiento, el próximo 10 de julio, la música tendrá un momento singular, justo a la altura del enorme mérito de Guillén.
  Caballero andante de la poesía, al decir del musicólogo e investigador cubano Alberto Muguercia, el autor de la Elegía a Jesús Menéndez mantiene enhiesta su ardiente lira. Qué mejor homenaje para quien como Nicolás Guillén hizo del verso conjugación de palabra y música.
  Y julio caprichoso nos lo trajo un día 10; para eternizarlo, también,  el 16, pero de 1989.  

OPINIONES SOBRE EL POETA

Nicolás Guillén junto a Pablo Neruda.
  Nicolás Guillén es cubano en el fondo y en la forma. Es el primer poeta nuestro que descubre un ritmo, extrae una observación, crea una forma. Se aparta, por igual, de Francia y de España. No es ni Darío ni Chocano, ni Juan Ramón Jiménez. Es Guillén. Y cuando se trate de esbozar una historia de nuestra evolución lírica y muchos nombres caigan en el silencio, hundido en la mediocridad de la obra o en la pobreza de la creación, el nombre de Guillén quedará. Y con Nicolás Guillén el de su libro Sóngoro cosongo.  (Alberto Lamar Schweyer, 1931)
  Hace ya tiempo, señor y compañero, desde que recibí y leí -apenas recibido su Sóngoro cosongo-, que me propuse escribirle. Después lo he vuelto a leer -se lo he leído a amigos míos- y he oído hablar de usted a García Lorca. No he ponderarle la profunda impresión que me produjo su libro, sobre todo "Rumba", " Velorio de Papá Montero" y "Motivos de Son". Me penetraron como a poeta y lingüista. La lengua es poesía. Y más que vengo siguiendo el sentido del ritmo, de la música verbal, de los negros y mulatos. No solo en los poetas negros norteamericanos, que gusto con fruición, sino hasta en los que cantan en papiamento -lengua, como sabe, de los de Curaçao- que he aprendido. Es el espíritu de la carne, el sentimiento de la vida directa, inmediata, terrenal. Es en el fondo, toda una filosofía y toda una religión. Usted habla, al fin del prólogo, de "color cubano". Llegaremos al color humano, universal o integral. La raza espiritual humana se está siempre haciendo. Sobre ella incuba la poesía. (Miguel de Unamuno, 1931)
  Guillén hunde sus raíces raciales en terreno propicio de donde le viene una rica savia inédita, y abre arriba -por encima de lo folclórico- su "sencillo canto" como halo de palmera. Goza del ambiente que ahora Langston Hughes cuando habla de su tierra "donde la alegría está mal". Vive Nicolás Guillén "bajo un lujoso sol, entre altos y espesos árboles agobiados de loros -y de políticos- charlatanes". Con estos materiales y con su talento ha modulado la voz profunda que le regala nuestro ancestro mulato. Ha sido el canto suyo el mensaje inédito, que nos envía nuestro propio medio rítmico y plástico. Con la poesía de Guillén, original, sincera y fuerte, estamos empezando a ser América. (Emilio Ballagas, 1931)
Y aquí es donde Guillén da su nota más bella y auténtica y por donde su libro se erige en un buen ejemplo para Urrutia, de lo que puede ser la mejor influencia negra sobre el arte cubano. Había que empezar a recoger ese caudal de ritmo, de simplicidad vital, de verdad humana, de poesía, en una palabra, que se estaba perdiendo en los temas negros. La música los estaba salvando entre nosotros, gracias a un Roldán y a un Caturla, y en otro plano, a los compositores populares. Apenas si la literatura había rozado ese rosario folklórico negro del dominio plebeyo, lo estiliza, lo depura, lo hace materia artística. Y así ha logrado esos deliciosos "Motivos de Son", esas versiones deliciosas de la rumba y del chévere y del Velorio de Papá Montero, cuyo interés estético estriba en una gracia primitiva natural e inmediata. (Jorge Mañach, 1931)
  Dentro de la trayectoria de los Motivos de son era posible una poesía más elevada, más responsable, algo como un cancionero afrocriollo; y eso es lo que Nicolás Guillén acomete y resuelve en Sóngoro cosongo, que en tal concepto sí es lo definitivo. (Regino Boti, 1932)
Pero habíamos dicho que Nicolás Guillén nos importaba en definitiva por ser un hecho americano. Ahora decimos que es, además, una fe americana. Veamos por qué. Mil veces hemos pedido una literatura nacida de nuestra más profunda realidad, pero no desentendida de su estirpe europea ni del aporte esclarecedor de lo universal. Voz y conflictos nuestros, cultura de raíz, información perfecta e inquietud sin fronteras, sería quizás la fórmula. Hemos querido la única novedad apetecible, la que se suba, por obra de nuestro deseo más hondo, sobre el tesoro substancial de la lengua y de la historia. El verso de Guillén cumple ese deseo, es parte de nuestra carne porque encontramos en él nuestro ayer, nuestro presente y nuestro mañana. Este verso, esta rara y ajustada expresión, es un hecho americano del amplio significado porque es un triunfo definitivo del mestizaje antillano. Adviértase el tamaño de esta ocurrencia Guillén es el más cubano de cuantos artistas pudieran imaginarse, el más pueblo de los poetas de las islas y, al propio tiempo, el que da con una expresión más genérica y universal, el que logra, por la posesión de la Europa que le es más cercana, una resonancia más fiel y más actual. (Juan Marinello, 1937)
  Yo comprendo que Nicolás Guillén tenga pocas ganas de marcharse de Chile; lo que pasa es que tiene muchas de volver a Cuba, y yo también. Cuba es un punto de tierra rodeada por todas partes por el mar y por la poesía de Nicolás Guillén. Allí los brazos y los vasos, las palmeras y las caderas, los vientos y los cuentos tienen el perfume ácido, salado y azul de la espuma antillana, y propagan un sonido de plata fina y cascabel silvestre; son sonidos que Nicolás Guillén recibió como herencia en la sangre o donación que él hizo de su activo corazón haciéndolo patrimonio sonoro de su pueblo. (Pablo Neruda, 1947)
  Nicolás Guillén escribe exactamente para el hombre del pueblo, para el hombre elemental y fundamental y el que está más cerca del hombre universal y eterno, como quería Antonio Machado, a quien hemos de recurrir siempre para dar la pauta más sabia de lo que en esencia es nuestra inquietud por decir, saber decir, y saber lo que queremos decir. Por esto, toda la poesía de Nicolás Guillén siempre ha de tender a "aumentar el humano tesoro de la conciencia vigilante", gran querer para el poeta, en especial para el de nuestro tiempo. (Jesualdo, 1947)
  Muchos críticos importantes han rendido tributo a los valores literarios de su poesía, su diversidad, música, aliento, pasión y fuerza. Su estilo varía desde un delicado lirismo y una ultramoderna poesía libre hasta el canto de versos del dialecto afrocriollo, pero su tema principal es casi siempre los problemas, la pobreza, y los modos folklóricos de su Cuba natal. Que este tema principal encuentre su contrapartida en las demás islas de las Antillas y América del Sur, no nos hace dudar en absoluto de la gran popularidad de Guillén hoy por hoy. Con Aimée Césaire de Martinica y A.J. Seymour de la Guayana Británica, Nicolás Guillén es uno de los conmovedores, de los múltiples e interesantes poetas de sangre negra que escriben ahora en el área del Caribe. (Langston Hughes, 1948)
  Y todos sus temas esenciales están en este son entero, que, para dejarnos con un regalo de la más pura poesía, termina con el poema "Rosa tú, melancólica ..." que quiero dar completo aquí porque soy poeta y soy cubano y por serlo estoy orgulloso de mi hermano Nicolás Guillén. (Eugenio Florit, 1948)
  En la revista Orto se publicó, si no toda, la mayor parte de la obra adolescente de Nicolás Guillén. Ningún otro poeta de Cuba, a mi juicio, se ha iniciado con pasos tan firmes y seguros. Y porque así lo comprendimos, desde el primer momento, todos los compañeros del Grupo Literario de Manzanillo, lo presentamos en nuestra revista como una revelación. (Manuel Navarro Luna, 1952)
  La publicación de West Indies, Ltd. en 1934, inmediatamente después de la revolución que depuso la dictadura de Machado ( 1925 - 1933), marca una significativa transición en el desarrollo de la poesía de Guillén. Motivos de son introducía al lector en lo anecdótico y externo en su grado más simple; Sóngoro cosongo penetraba del modo más profundo en el mundo del negro, pero hablaba a toda la nación cubana. Con West Indies Ltd., el poeta ensancha su área de interés para ceñir todo el archipiélago antillano y los elementos de protesta social pasan a un plano prominente. (Robert Márquez, 1952)
  El ritmo en el verso de Guillén -al menos, así lo veo yo- hermana las diferentes etapas de su devenir con aquellas más o menos idénticas, en el terreno musical. La vertebración métrica en su verso la percibimos de tal manera difundida por todo el cosmos poético, que nos alcanza, mediante su palpitación, un fluir que yendo de adentro hacia fuera, hace andar su expresión como a paso de danza, pudiéramos decir, ya en la rica trasuntación esencial de nuestros sones como en la compleja palpitación de su poema "Elegía a Jesús Menéndez".  (Nilo Rodríguez, 1952)
  Hay poemas que son música. No en lo que se refiere a lo melódico sino a lo arquitectónico. Ambiciosos y felices poemas que logran sin ser partituras, la robusta substancia de lo orquestal. Ya se ha dicho alguna vez que el "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías" era una obra sinfónica dotada de los cuatro movimientos perfectamente delimitados de cualquier sinfonía: un Lento sostenuto -" La cogida y la muerte"-, un Andante -"La sangre derramada"-, un Allegro con brío -"Cuerpo presente"-, y un Finale vivace -"Alma ausente"-. Y, como el "Llanto" -sin que ambos se parezcan- puede decirse que es música la "Elegía a Jesús Menéndez", ese poema grande que hoy toda la crítica literaria nacional señala en voz baja -en voz baja, porque para decirlo de otro modo, salvo un excepción honrosísima, nadie ha tenido coraje de reconocerlo- como el logro más alto de cuanto ha producido la poesía cubana en cien años. Y, acaso, en toda su historia. (Mirta Aguirre, 1952)
  El poeta de El son entero ha incorporado a su obra, como un poliedro de ónix bien facetado, los múltiples aspectos del fenómeno negro entre nosotros lo pintoresco, lo plástico, el drama social, el problema del mestizaje, el lado supersticioso y mágico. También la proceridad natural del caballero negro (maravillosamente cogida ya por Martí). La elegancia de movimientos del negro cubano está en la netitud de su verso. La gloria de primer poeta de la raza negra o mulata en Cuba no se le puede discutir. Sin embargo, a pesar de su porfiado africanismo recurrente, yo entiendo que lo mejor de Guillén no es lo calificadamente negro o mulato de su obra, sino lo específica y libremente cubano.  (Cintio Vitier, 1958)
  Si fijamos dos deslindes en la poesía castellana en Machado y García Lorca, tendremos la posición de Guillén en el cuadro general perfectamente señalada. Guillén no representa lo oriental, sino lo africano, somático, étnico. Si dijera un aporte de índole humana y verbal iría directamente al quid; si buscamos lo cubano en su poesía hallaremos todos los elementos tegumentales dentro de los cuales está la pulpa y la semilla afrocubana. Tendremos la fruta ya con sabor nacional de un árbol de otra tierra tropical, aclimatado pero no nativo, de fruta y corteza dura.  (Ezequiel Martínez Estrada, 1962)
  Heredia fue poeta contra España. Martí lo fue también y dio inicio a la mirada que había de volverse contra la amenaza anglosajona que apuntaba hacia la América Latina. Y contra esa amenaza ha sabido ser poeta Nicolás Guillén, fiel a su hora histórica y a la misión que le venía señalada en el panorama de nuestras letras. (Mirta Aguirre, 1962)
  "Y ahora Nicolás Guillén, nuestro poeta nacional...". Desde el triunfo de nuestra Revolución, hemos escuchado constantemente esas palabras: ¿De dónde le habrá venido este título a Guillén? ¿Le habrá sido otorgado en cónclave parlamentario, o después de someterse a alguna prueba? ¿ O acaso es piropo que se le ocurrió a algún periodista ingenioso y que se ha venido repitiendo como si se hubiera convertido en apellido nuevo del poeta? Si lo primero, ese título sería pariente de uno de barón o de dentista. Si lo segundo, dependería de un azar bondadoso. Y sucede que esa denominación, ni es resultado de decisión exterior alguna, ni es hallazgo de nadie. Es la consecuencia de desempeñar una función dentro de nuestra sociedad, una función que no siempre es desempeñada, o no lo es a cabalidad. Es decir, que hay épocas o países en los que a ningún poeta le interesa -o ningún poeta logra- expresar no su ser individual, sino el de su colectividad; en que ningún poeta da voz permanente a una gran experiencia suprapersonal, que acaba por crecer y confundirse con la de su nacionalidad. Cuando sí ocurre esto, cuando sí hay un poeta que realice tal tarea y la realice bien, ese poeta es un poeta nacional. Es decir, no es un poeta que se limite a las realidades de la vida individual; no se cierra a decirnos si está triste o alegre, si le duele la nariz o está aburrido, sino asume su colectividad como su ser, y logra que por sus palabras hable esa colectividad. En este sentido es también, y en primer lugar, un poeta social, un poeta en que se reconoce la sociedad. No quiere ello decir, desde luego, que no existan en él reacciones específicamente individuales. Claro que sí existen. De lo contrario nos encontraríamos con un monstruo sin cuerpo o hecho de muchos cuerpos amalgamados: poeta de humo o poeta de mil cabezas o de dos mil piernas. Pero aún en las reacciones propias del individuo, todo poeta de veras expresa lo que llamaba Antonio Machado "el tú esencial" . Sin reacción individual no sería posible poesía, ni nada humano. A la vez, sin embargo, esa reacción ha de tener una resonancia extraindividual, ese " yo" del poeta -como lo vemos en el "yo" de la poesía popular, en el de los" Versos sencillos" de Martí- ha de ser también y acaso primordialmente, un "nosotros" . Cuando acaba de abarcar, en su crecimiento, a una nacionalidad, estamos frente a un poeta nacional. Ese es el caso de Guillén, quien empezó significativamente por querer expresar la parte más infeliz de nuestro pueblo, y por ello logró darle voz al pueblo todo. (Roberto Fernández Retamar, 1962)
  Así, lo que caracteriza a West Indies, Ltd., después de su alcance de amplitud geográfica, es su sentido de profundidad social. Puede decirse que para expresar la realidad cósmica y humana del Archipiélago del Mar de las Antillas, no tuvo necesidad Guillén de abandonar su Isla, sino más bien hundirse a plenitud en ella - en su dramática ansiedad tanto como en su espléndida naturaleza. Asimismo, para dilatar su mirada y hacer que llegara más allá del colorido y de la periferia del medio ambiente hasta el turbio origen de la angustia negra -hermana de la angustia blanca- no tuvo necesidad el poeta de moverse de su firme zona folclórica, sino por el contrario, penetrar más hondamente el alma de su pueblo, llevado de su certero sentido de orientación. Por eso los personajes de los sones de Wets Indies, Ltd., sin desprenderse del mágico ritmo, encienden en el canto el sufrimiento vivo que antes disimulaban: lo sacan con valentía y ya a conciencia de que la pena personal es una mínima parte de la gran pena colectiva, que aflige casi alícuotamente a negros y blancos, es decir, al cubano que trabaja y lucha y sueña, y por extensión a los habitantes todos de este disperso mundo oceánico que, al final de su poema, Guillén vislumbra iluminado de futuro no obstante las sombras que lo afligen:
Resoplan vientos independientes
Pasa un crucero de la Unión Americana.
Después otro crucero,
y el agua ingenua ensucian con ambiciosas quillas
nietas de las del viejo Drake, el filibustero.
Lentamente , de piedra, va una mano
cerrándose en un puño vengativo.
Un claro, un claro y vivo
son de esperanza estalla en tierra y oceáno.
El sol habla de bosques con las verdes semillas.
West Indies in inglés. En castellano,
Las Antillas.
Queda flotando así, en el archipiélago sojuzgado, la esperanza de la redención.  (Ángel Augier, 1963)
  En Cantos para soldados y sones para turistas (1937) se hace patente una influencia que ya había asomado en algunos rasgos aislados de Guillén: la de Langston Hughes, que además de amigo ha sido su excelente traductor en lengua inglesa. Se identifican los dos poetas en la clara y escueta presentación de los temas y en las formas del comentario dialogado. (Max Henríquez Ureña, 1963)
  En la poesía de Nicolás Guillén el equilibrio entre la forma y el contenido, entre el lenguaje eminentemente comunicativo y la intención expresiva es tal, que alcanza una genuina calidad clásica. Frente a algunas de las letrillas y aún de sus sones, nos acordamos de Lope, y muchas de sus sátiras recuerdan a Quevedo. No hay, sin embargo, una relación inmediata entre ellos, sino la coincidencia de una actitud y una sobriedad absolutamente clásicas. Lo cual nos lleva de la mano a plantear el problema del escritor revolucionario como testigo y expresión de su tiempo, tiempo de confusión para muchos en cuanto a la expresión literaria se refiere. (José Antonio Portuondo, 1964)
  En la poesía de Nicolás Guillén, el afán de belleza del verso, su musicalidad, su fuerza de combustión lírica, y la voluntad de eficacia social de su palabra, con la ayuda de una técnica consumada, no son sino una sola llama en la noche del mundo. (René Depestre, 1969)  
  No creo que sea incurrir en el ditirambo ni minimizar la abundante y rica aportación de los muchos y grandes poetas que ha producido, y produce Cuba, diciendo:
1. que Nicolás Guillén fue, en poesía, el verdadero descubridor de Cuba, el poeta de la totalidad cubana
2. que Nicolás Guillén es uno de los artesanos de mayor envergadura de la poesía total, es decir, de la realización, a escala mundial, de la poesía como síntesis. (Alfred Melon, 1970)
  El concepto de nacionalidad, en Guillén, no sólo se sustenta con la transculturación y el mestizaje mencionados, sino que se engrandece con una vocación popular que pone su aliento al servicio de las grandes masas trabajadoras y campesinas del país, para convertirse en su fiel reflejo. Volviendo, entonces, sobre el terreno de nuestra cultura mestiza y transculturada, habría que decir que la dimensión fundamental y prioritaria de Guillén se cumple desde el momento en que transpone el acervo cultural, que proporciona nuestro componente africano, dándole su justo lugar.  (Nancy Morejón, 1982)
  Los poemas negros de Guillén rezumaban una agresividad que no tenían la estilizada "Bailadora de rumba", de Ramón Guirao, ni la rítmica "La rumba", de José Z. Tallet, aparecidos en 1928 y 1929 respectivamente, e iniciadores de la tendencia en Cuba. Agresividad por la pintura descarnada de ambientes y personajes populares, siempre excluidos de la poesía al uso entre nosotros; agresividad verbal, por la aprehensión del léxico, la sintaxis y la fonética del habla del negro y el mulato (y también de muchos blancos) cubanos; agresividad por la asimilación a la poesía culta de las estructuras del son y la guaracha, a despecho de los que veían en ellas manifestaciones artísticas avulgaradas que, por supuesto, que estaba bien que el pueblo bailara en los solares, pero que en modo alguno debían elevarse al rango de literatura. (Guillermo Rodríguez Rivera, 1982)
  Uno de los libros más recientes publicados por Nicolás Guillén, El diario que a diario (1972), es en muchos sentidos una culminación y una síntesis de su total expresión y visión ideológica. Las dos principales áreas de la literatura que han ocupado su vida de escritor -la poesía y el periodismo- se funden abiertamente en esta obra. La unión está regida por una nítida perspectiva histórica, con una ironía y una sátira que determinan su predominante estado de ánimo. El formato del libro remeda los periódicos cubanos de épocas pasadas y su contenido es una colección de noticias representativas, proclamaciones oficiales, un amplio abanico de anuncios y notas de sociedad presentados todos de manera tal que constituyen una exposición del desorden, el absurdo, la inmoralidad, la injusticia, la inseguridad y el mimetismo de la sociedad colonial española hasta la fuga de Batista y el triunfo de la Revolución. (Keith Ellis, 1987)
   En el caso de los Motivos de son, por ejemplo, el efecto onomatopéyico de percusión de tambor no depende sólo de la organización fónica del texto, sino también del contexto estilístico. Como anuncia el título general, cada uno de los "motivos" es una estilización según las letras de sones, o, como aclaró en su tiempo el propio Guillén, un "poema-son, basado en la técnica de esa clase de baile", y el son se caracteriza por el papel fundamental que desempeña en él la percusión; por otro lado está la peculiar organización rítmica que, por su parte, también tiende a establecer una relación de iconismo con el ritmo de la percusión propio del son.  (Desiderio Navarro, 1988)
  He tratado de sustentar mi convicción de que existe un diálogo interno, esencial, en la poesía guilleniana. Creo que ello no se materializa como un sector paralelo, autónomo y ajeno, que se diferencie en su poesía de los momentos -por cierto cuantitativamente mayoritarios- netamente monológicos. Muy al contrario, se interpenetran: la extraordinaria intensidad subjetiva de "Elegía camagüeyana", " Elegía cubana" y " El apellido", no hubiera alcanzado los mismos perfiles estilístico-connotativos de no haberse concebido éstos, en contrapunto de experiencias y sensibilidad, con los textos en que Guillén da entrada a voces diversas de la suya propia -o, más bien, de las de los sujetos líricos por él creados-, es decir, a entonaciones emanadas de las más encontradas zonas de expresión que confluían en Cuba en la época en que el poeta comienza a integrar los perfiles básicos de su estilo. (Luis Álvarez Álvarez, 1997)

POESÍA DE NICOLÁS GUILLÉN

  UN POEMA DE AMOR

    No sé. Lo ignoro.
    Desconozco todo el tiempo que anduve
    sin encontrarla nuevamente.
    ¿Tal vez un siglo? Acaso.
    Acaso un poco menos: noventa y nueve años.
    ¿O un mes? Pudiera ser. En cualquier forma
    un tiempo enorme, enorme, enorme.

    Al fin, como una rosa súbita,
    repentina campánula temblando,
    la noticia.
    Saber de pronto
    que iba a verla otra vez, que la tendría
    cerca, tangible, real, como en los sueños.
    ¡Qué explosión contenida!
    ¡Qué trueno sordo
    rodándome en las venas,
    estallando allá arriba
    bajo mi sangre, en una
    nocturna tempestad!
    ¿Y el hallazgo, en seguida? ¿Y la manera
    de saludarnos, de manera
    que nadie comprendiera
    que ésa es nuestra propia manera?
    Un roce apenas, un contacto eléctrico,
    un apretón conspirativo, una mirada,
    un palpitar del corazón
    gritando, aullando con silenciosa voz.
    Después
    (ya lo sabéis desde los quince años)
    ese aletear de las palabras presas,
    palabras de ojos bajos,
    penitenciales,
    entre testigos enemigos.
    Todavía
    un amor de "lo amo",
    de "usted", de "bien quisiera,
    pero es imposible"... De "no podemos,
    no, piénselo usted mejor"...
    Es un amor así,
    es un amor de abismo en primavera,
    cortés, cordial, feliz, fatal.
    La despedida, luego,
    genérica,
    en el turbión de los amigos.
    Verla partir y amarla como nunca;
    seguirla con los ojos,
    y ya sin ojos seguir viéndola lejos,
    allá lejos, y aun seguirla
    más lejos todavía,
    hecha de noche,
    de morderdura, beso, insomnio,
    veneno, éxtasis, convulsión,
    suspiro, sangre, muerte...
    Hecha
    de esa sustancia conocida
    con que amasamos una estrella.

 DIGO QUE YO NO SOY UN HOMBRE PURO

    Yo no voy a decirte que soy un hombre puro.
    Entre otras cosas
    falta saber si es que lo puro existe.
    O si es, pongamos, necesario.
    O posible.
    O si sabe bien.
    ¿Acaso has tú probado el agua químicamente pura,
    el agua de laboratorio,
    sin un grano de tierra o de estiércol,
    sin el pequeño excremento de un pájaro,
    el agua hecha no más de oxígeno e hidrógeno?
    ¡Puah!, qué porquería.

    Yo no te digo pues que soy un hombre puro,
    yo no te digo eso, sino todo lo contrario.
    Que amo (a las mujeres, naturalmente,
    pues mi amor puede decir su nombre),
    y me gusta comer carne de puerco con papas,
    y garbanzos y chorizos, y
    huevos, pollos, carneros, pavos,
    pescados y mariscos,
    y bebo ron y cerveza y aguardiente y vino,
    y fornico (incluso con el estómago lleno).
    Soy impuro ¿qué quieres que te diga?
    Completamente impuro.
    Sin embargo,
    creo que hay muchas cosas puras en el mundo
    que no son más que pura mierda.
    Por ejemplo, la pureza del virgo nonagenario.
    La pureza de los novios que se masturban
    en vez de acostarse juntos en una posada.
    La pureza de los colegios de internado, donde
    abre sus flores de semen provisional
    la fauna pederasta.
    La pureza de los clérigos.
    La pureza de los académicos.
    La pureza de los gramáticos.
    La pureza de los que aseguran
    que hay que ser puros, puros, puros.
    La pureza de los que nunca tuvieron blenorragia.
    La pureza de la mujer que nunca lamió un glande.
    La pureza del que nunca succionó un clítoris.
    La pureza de la que nunca parió.
    La pureza del que no engendró nunca.
    La pureza del que se da golpes en el pecho, y
    dice santo, santo, santo,
    cuando es un diablo, diablo, diablo.
    En fin, la pureza
    de quien no llegó a ser lo suficientemente impuro
    para saber qué cosa es la pureza.

    Punto, fecha y firma.
    Así lo dejo escrito.

SI TÚ SUPIERA…

¡Ay, negra,
si tú supiera!
Anoche te bi pasá
y no quise que me biera.
A é tú le hará como a mí,
que cuando no tube plata
te corrite de bachata,
sin acoddate de mí.
Sóngoso cosongo,
songo bé;
sóngoro cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno
sóngoro de tre.
Aé,
Bengan a be;
Aé,
Bamo pa be;
Bengan, sóngoro cosongo,
Sóngoro cosongo de mamey!

GUITARRA

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.

¿Arde la guitarra sola?
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero. . .

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcohol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

ÉBANO REAL

Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé;
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.

Arará cuévano,
arará sabalú.

-Ébano real, yo quiero un barco,
ébano real, de tu negra madera...
-Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.

Arará cuévano,
arará sabalú.

-Ébano real, yo quiero un cofre,
ébano real, de tu negra madera...
-Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.

Arará cuévano,
arará sabalú.

-Quiero una mesa cuadrada
y el asta de mi bandera;
quiero mi pesado lecho,
quiero mi lecho pesado,
ébano, de tu madera,
ay, de tu negra madera...
-Ahora no puede ser,
espérate, amigo, espérate,
espérate a que me muera.

Arará cuévano,
arará sabalú.

Te vi al pasar, una tarde,
ébano, y te saludé:
duro entre todos los troncos,
duro entre todos los troncos,
tu corazón recordé.

CUANDO YO VINE A ESTE MUNDO

Cuando yo vine a este mundo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo
se me alivia caminando,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que mirar para ver,
hay que andar.

Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud:
lanza de mi poderío,
coraza de mi virtud.
Otros lloran, yo me río,
porque la risa es salud.

Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón,
y mi voz entera es
la voz entera del sol.
Camino sobre mis pies,
sin muletas ni bastón.

Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo;
ya estará el de abajo arriba,
cuando el de arriba esté abajo.
Con el alma en carne viva,
abajo, sueño y trabajo.

Hay gentes que no me quieren,
porque muy humilde soy;
ya verán cómo se mueren,
y que hasta a su entierro voy,
con eso y que no me quieren
porque muy humilde soy.

Miro a los hombres nacer,
miro a los hombres pasar;
hay que andar,
hay que vivir para ver,
hay que andar.

Cuando yo vine a este mundo,
te digo,
nadie me estaba esperando;
así mi dolor profundo,
te digo,
se me alivia caminando,
te digo,
pues cuando vine a este mundo,
te digo,
¡nadie me estaba esperando!

GLOSA

No sé si me olvidarás,
ni si es amor este miedo;
yo sólo sé que te vas,
yo sólo sé que me quedo.
                             (Andrés Eloy Blanco)

1

Como la espuma sutil
con que el mar muere deshecho,
cuando roto el verde pecho
se desangra en el cantil,
no servido, sí servil,
sirvo a tu orgullo no más,
y aunque la muerte me das,
ya me ganes o me pierdas,
sin saber que me recuerdas
no sé si me olvidarás.

2

Flor que sólo una mañana
duraste en mi huerto amado,
del sol herido y quemado
tu cuello de porcelana:
quiso en vano mi ansia vana
taparte el sol con un dedo;
hoy así a la angustia cedo
y al miedo, la frente mustia...
No sé si es odio esta angustia,
ni si es amor este miedo.

3

¡Qué largo camino anduve
para llegar hasta ti,
y qué remota te vi
cuando junto a mí te tuve!
Estrella, celaje, nube,
ave de pluma fugaz,
ahora que estoy donde estás,
te deshaces, sombra helada:
ya no quiero saber nada;
yo sólo sé que te vas.

4

¡Adiós! En la noche inmensa,
y en alas del viento blando,
veré tu barca bogando,
la vela impoluta y tensa.
Herida el alma y suspensa,
te seguiré, si es que puedo;
y aunque iluso me concedo
la esperanza de alcanzarte,
ante esa vela que parte,
yo sólo sé que me quedo.

PALMA SOLA

La palma que está en el patio,
nació sola;
creció sin que yo la viera,
creció sola;
bajo la luna y el sol,
vive sola.

Con su largo cuerpo fijo,
palma sola,
sola en el patio sellado,
siempre sola,
guardián del atardecer,
sueña sola.

La palma sola soñando,
palma sola,
que va libre por el viento,
libre y sola,
suelta de raíz y tierra,
suelta y sola,
cazadora de las nubes,
palma sola,
palma sola,
palma.

AGUA DEL RECUERDO...

¿Cuándo fue?
No lo sé.
Agua del recuerdo
voy a navegar.

Pasó una mulata de oro,
y yo la miré al pasar:
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.

Caña
¡febril la dije en mí mismo!
caña
temblando sobre el abismo,
¿quién te empujará?
¿Qué cortador con su mocha
te cortará?
¿Qué ingenio con su trapiche
te molerá?

El tiempo corrió después,
corrió el tiempo sin cesar,
yo para allá, para aquí,
yo para aquí, para allá,
para allá, para aquí,
para aquí, para allá. .

Nada sé, nada se sabe,
ni nada sabré jamás,
nada han dicho los periódicos,
nada pude averiguar,
de aquella mulata de oro
que una vez miré al pasar,
moño de seda en la nuca,
bata de cristal,
niña de espalda reciente,
tacón de reciente andar.

UN SON PARA NIÑOS ANTILLANOS

Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.

De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco
sin capitán.

Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más;
anda y anda el barco barco,
sin descansar.

Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, azúcar,
le contestó.

¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!

Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco
con ellos dos.

LA VIDA EMPIEZA A CORRER...

La vida empieza a correr
de un manantial, como un río;
a veces, el cauce sube,
a veces, el cauce sube,
y otras se queda vacío.

Del manantial que brotó
para darte vida a ti,
ay, ni una gota quedó
para mí:
la tierra se lo bebió.

Aunque tú digas que no,
el mundo sabe que sí,
que ni una gota quedó
del manantial que brotó
para darte vida a ti.

EL NEGRO MAR

La noche morada sueña
sobre el mar;
la voz de los pescadores
mojada en el mar;
sale la luna chorreando
del mar.

El negro mar.

Por entre la noche un son,
desemboca en la bahía;
por entre la noche un son.

Los barcos lo ven pasar,
por entre la noche un son,
encendiendo el agua fría.
Por entre la noche un son,
por entre la noche un son,
por entre la noche un son. . .

El negro mar.

-Ay, mi mulata de oro fino,
ay, mi mulata
de oro y plata,
con su amapola y su azahar,
al pie del mar hambriento y masculino,
al pie del mar.

LA TARDE PIDIENDO AMOR

La tarde pidiendo amor.
Aire frío, cielo gris.
Muerto sol.
La tarde pidiendo amor.

Pienso en sus ojos cerrados,
la tarde pidiendo amor,
y en sus rodillas sin sangre,
la tarde pidiendo amor,
y en sus manos de uñas verdes,
y en su frente sin color,
y en su garganta sellada. . .
La tarde pidiendo amor,
la tarde pidiendo amor,
la tarde pidiendo amor.

No.
No, que me sigue los pasos,
no;
que me habló, que me saluda,
no;
que miro pasar su entierro,
no;
que me sonríe, tendida,
tendida, suave y tendida,
sobre la tierra, tendida,
muerta de una vez, tendida. . .
No.

LA SANGRE ES UN MAR INMENSO

La sangre es un mar inmenso
que baña todas las playas...

Sobre sangre van los hombres,
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!

Al negro de negra piel
la sangre el cuerpo le baña;
la misma sangre, corriendo,
hierve bajo carne blanca.

¿Quién vio la carne amarilla,
cuando las venas estallan,
sangrar sino con la roja
sangre con que todos sangran?

¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada...

¡Que salga la vida al sol,
de donde tantos la aguardan,
y veréis cómo la vida
corre de sol empapada!

La vida vida saltando,
la vida suelta y sin vallas,
vida de la carne negra,
vida de la carne blanca,
y de la carne amarilla,
con sus sangres desplegadas. . .

¡Los niños, fascinados,
se van levantando,
y rodean a la madre,
que los abraza formando un grupo con ellos,
pegados a su alrededor. Continúa!:

Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!

Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma,
¡un cuerpo roto y sin alma! . . .

BURGUESES

No me dan pena los burgueses vencidos.
Y cuando pienso que van a dar me pena,
aprieto bien los dientes, y cierro bien los ojos.

Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas,
pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes,
pienso en mis largos días sin camisa ni sueños,
pienso en mis largos días con mi piel prohibida,
pienso en mis largos días Y

No pase, por favor, esto es un club.
La nómina está llena.
No hay pieza en el hotel.
El señor ha salido.

Se busca una muchacha.
Fraude en las elecciones.
Gran baile para ciegos.

Cayó el premio mayor en Santa Clara.
Tómbola para huérfanos.
El caballero está en París.
La señora marquesa no recibe.
En fin Y

Que todo lo recuerdo y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Además, pregúnteles,
estoy seguro de que también
recuerdan ellos.

PUENTE

¿Lejos?

Hay un arco tendido
que hace viajar la flecha
de tu voz.

¿Alto?

Hay un ala que rema
recta, hacia el sol.
De polo a polo a una
secreta información.

¿Qué más?

Estar alerta
para el duro remar;
y toda el alma abierta
de par en par.

TENGO

Cuando me veo y toco
yo, Juan sin Nada no más ayer,
y hoy Juan con Todo,
y hoy con todo,
vuelvo los ojos, miro,
me veo y toco
y me pregunto cómo ha podido ser.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.

Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor.

Tengo, vamos a ver,
tengo el gusto de ir
yo, campesino, obrero, gente simple,
tengo el gusto de ir
¡es un ejemplo¿
a un banco y hablar con el administrador,
no en inglés,
no en señor,
sino decirle compañero como se dice en español.

Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar.

Tengo, vamos a ver,
que no hay guardia rural
que me agarre y me encierre en un cuartel,
ni me arranque y me arroje de mi tierra
al medio del camino real.

Tengo que como tengo la tierra tengo el mar,
no country,
no jailáif,
no tennis y no yatch,
sino de playa en playa y ola en ola,
gigante azul abierto democrático:
en fin, el mar.

Tengo, vamos a ver,
que ya aprendí a leer,
a contar,
tengo que ya aprendí a escribir
y a pensar
y a reír.

Tengo que ya tengo
donde trabajar
y ganar
lo que me tengo que comer.

Tengo, vamos a ver,
tengo lo que tenía que tener.

IBA YO POR UN CAMINO

Iba yo por un camino cuando con la muerte di.

-¡Amigo! -gritó la muerte,
pero no le respondí,
pero no le respondí;
miré no más a la Muerte,
pero no le respondí.

Llevaba yo un lirio blanco,
cuando con la Muerte di.
Me pidió el lirio la muerte,
pero no le respondí,
pero no le respondí;
miré no más a la Muerte,
pero no le respondí.

Ay, Muerte,
si otra vez volviera a verte,
iba a platicar contigo como un amigo;
mi lirio, sobre tu pecho,
como un amigo;
mi beso, sobre tu mano,
como un amigo;
yo, detenido y sonriente,
como un amigo.

NEGRO BEMBÓN

¿Po qué te pone tan brabo,
cuando te dicen negro bembón,
si tiene la boca santa,
negro bembóm?

Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.

Te queja todavía,
negro bembón;
sin pega y con harina,
negro bembón,
majagua de drí blanco,
negro bembón;
sapato de dó tono,
negro bembón.

Bembón así como ere
tiene de tó;
Caridá te mantiene, te lo dá tó.

MULATA

Ya yo me enteré, mulata,
mulata, ya sé que dise
que yo tengo la narise
como nudo de cobbata.

Y fíjate bien que tú
no ere tan adelantá,
poqque tu boca é bien grande,
y tu pasa, colorá.
Tanto tren con tu cueppo,
tanto tren;
tanto tren con tu boca,
tanto tren;
tanto tren con tu sojo,
tanto tren.

Si tú supiera, mulata,
la veddá:
que yo con mi negra tengo,
y no te quiero pa ná!

CANTO NEGRO

¡Yambambó, yambambé!
Repica el congo solongo,
repica el negro bien negro;
congo solongo del Songo
baila yambó sobre un pie.

Mamatomba,
serembe cuserembá.

El negro canta y se ajuma,
el negro se ajuma y canta,
el negro canta y se va.
Acuememe serembó,

yambó,
aé.

Tamba, tamba, tamba, tamba,
tamba del negro que tumba;
tumba del negro, caramba,
caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!

CAÑA

El negro
junto al cañaveral.

El yanqui
sobre el cañaveral.

La tierra
bajo el cañaveral.

¡Sangre
que se nos va!

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ADIVINANZAS

En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?

-El negro.

Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?

-El hambre.

Esclava de los esclavos,
y con los dueños, tirana.
¿Quién será, quién no será?

-La caña.

Escándalo de una mano
que nunca ignora a la otra.
¿Quién será, quién no será?

-La limosna.

Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?

-Yo.

NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ

No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.

Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?

Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.

Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú Y
¡ no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!

PROBLEMAS DEL SUBDESARROLLO

Monsieur Dupont te llama inculto,
porque ignoras cuál era el nieto
preferido de Víctor Hugo.

Herr Müller se ha puesto a gritar,
porque no sabes el día
¡exacto¿ en que murió Bismark.

Tu amigo Mr. Smith,
inglés o yanqui, yo no lo sé,
se subleva cuando escribes shell.
¡Parece que ahorras una ele,
y que además pronuncias chel!

Bueno ¿y qué?
Cuando te toque a ti,
mándales decir cacarajícara
y que donde está el Aconcagua,
y que quién era Sucre,
y que en qué lugar de este planeta
murió Martí.

Un favor:
que te hablen siempre en español.

ALMA MÚSICA

Yo soy borracho. Me seduce el vino
luminoso y azul de la Quimera
que pone una explosión de Primavera
sobre mi corazón y mi destino.

Tengo el alma hecha ritmo y armonía;
todo en mi ser es música y es canto,
desde el réquiem tristísimo de llanto
hasta el trino triunfal de la alegría.

Y no porque la vida mi alma muerda
ha de rimar su ritmo mi alma loca:
aun mas que por la mano que la toca
la cuerda vibra y canta porque es cuerda.

Así, cuando la negra y dura zarpa
de la muerte destroce el pecho mío,
mi espíritu ha de ser en el vacío
cual la postrera vibración de un arpa.

Y ya de nuevo en el astral camino
concretara sus ansias de armonía
en la cascada de una sinfonía,
o en la alegría musical de un trino.

GUITARRA EN DUELO MAYOR

I

Soldadito de Bolivia,
soldadito boliviano,
armado vas con tu rifle,
que es un rifle americano,
soldadito de Bolivia,
que es un rifle americano.

II

Te lo dio el señor Barrientos,
soldadito boliviano,
regalo de mister Johnson,
para matar a tu hermano,
para matar a tu hermano,
soldadito de Bolivia,
para matar a tu hermano.

III

¿No sabes quien es el muerto,
soldadito boliviano?
El muerto es el Che Guevarra,
y era argentino y cubano,
soldadito de Bolivia,
y era argentino y cubano.

IV

El fue tu mejor amigo,
soldadito boliviano,
el fue tu amigo de a pobre
del Oriente al altiplano,
del Oriente al altiplano,
soldadito de Bolivia,
del Oriente al altiplano.

V

Esta mi guitarra entera,
soldadito boliviano,
de luto, pero no llora,
aunque llorar es humano,
aunque llorar es humano,
soldadito de Bolivia,
aunque llorar es humano.

VI

No llora porque la hora,
soldadito boliviano,
no es de lagrima y pañuelo,
sino de machete en mano,
sino de machete en mano,
soldadito de Bolivia,
sino de machete en mano.

VII

Con el cobre que te paga,
soldadito boliviano,
que te vendes, que te compra,
es lo que piensa el tirano,
es lo que piensa el tirano,
soldadito de Bolivia,
es lo que piensa el tirano.

VIII

Despierta, que ya es de día,
soldadito boliviano,
esta en pie ya todo mundo,
porque el sol salió temprano,
porque el sol salió temprano,
soldadito de Bolivia,
porque el sol salió temprano.

IX

Coge el camino derecho,
soldadito boliviano;
no es siempre camino fácil,
no es fácil siempre ni llano,
no es fácil siempre ni llano,
soldadito de Bolivia,
no es fácil siempre ni llano.

X

Pero aprenderás seguro,
soldadito boliviano,
que a un hermano no se mata,
que no se mata a un hermano,
que no se mata a un hermano,
soldadito de Bolivia,
que no se mata a un hermano.

CANCIÓN

¡De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera !
¡Yo, muriendo!

Y de que modo sutil
me derramo en la camisa
todas las flores de abril

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
¡No soy tanto!

En cambio, ¡Qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

De que callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera la primavera
¡Yo, muriendo!

PALABRAS FUNDAMENTALES

Haz que tu vida sea
campana que repique
o surco en que florezca y fructifique
el árbol luminoso de la idea.
Alza tu voz sobre la voz sin nombre
de todos los demás, y haz que se vea
junto al poeta, el hombre.

Llena todo tu espíritu de lumbre;
busca el empinamiento de la cumbre,
y si el sostén nudoso de tu báculo
encuentra algún obstáculo a tu intento,
¡sacude el ala del atrevimiento
ante el atrevimiento del obstáculo!

SIGUE...

Camina, caminante,
sigue;
camina y no te pares,
sigue.

Cuando pase por su casa
no le diga que me viste;
camina, caminante,
sigue.

Sigue, no te pares,
sigue;
no le mire si te llama,
sigue;
acuérdate que ella es mala,
sigue.

SON 16

Yoruba soy, lloro en yoruba
lucumí.
Como soy un yoruba de Cuba,
quiero que hasta Cuba suba mi llanto yoruba;
que suba el alegre llanto yoruba
que sale de mí.

Yoruba soy,
cantando voy,
llorando estoy,
y cuando no soy yoruba,
soy congo, mandinga, carabalí.
Atiendan amigos, mi son, que empieza así:

Adivinanza
de la esperanza:
lo mío es tuyo
lo tuyo es mío;
toda la sangre
formando un río.

La ceiba ceiba con su penacho;
el padre padre con su muchacho;
la jicotea en su carapacho.

¡Que rompa el son caliente,
y que lo baile la gente,
pecho con pecho,
vaso con vaso,
y agua con agua con aguardiente!

Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que sigue así:

Estamos juntos desde muy lejos,
jóvenes, viejos,
negros y blancos, todo mezclado;
uno mandando y otro mandado,
todo mezclado;
San Berenito y otro mandado,
todo mezclado;
negros y blancos desde muy lejos,
todo mezclado;
Santa María y uno mandado,
todo mezclado;
todo mezclado, Santa María,
San Berenito, todo mezclado,
todo mezclado, San Berenito,
San Berenito, Santa María,
Santa María, San Berenito
todo mezclado!

Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que acaba así:

Salga el mulato,
suelte el zapato,
díganle al blanco que no se va:
de aquí no hay nadie que se separe;
mire y no pare,
oiga y no pare,
beba y no pare,
viva y no pare,
que el son de todos no va a parar!

MOTIVO DE SON

Ayé me dijeron negro
pa que me fajara yo:
pero e que me lo desía
era un negro como yo.

Tan blanco como te ve
y tu abuela sé quién é.
¡Sácala de la cosina:
Mamá Iné!

Mamá Iné, tú bien lo sabe;
Mamá Iné, Yo bien lo sé;
Mamá Iné, te dise nieto,
¡Mamá Iné!

EL ABUELO

Esta mujer angélica de ojos septentrionales,
que vive atenta al ritmo de su sangre europea,
ignora que en lo hondo de ese ritmo golpea
un negro el parche duro de roncos atabales.

Bajo la línea escueta de su nariz aguda,
la boca, en fino trazo, traza una raya breve;
y no hay cuervo que manche la geografía de nieve
de su carne, que fulge temblorosa y desnuda.

¡Ah, mi señora! Mírate las venas misteriosas;
boga en el agua viva que allí dentro te fluye;
y ve pasando lirios, nelumbos, lotos, rosas;

que ya verás, inquieto, junto a la fresca orilla,
la dulce sombra oscura del abuelo que huye:
el que rizó por siempre tu cabeza amarilla.

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