El cine-teatro Luisa, cuyo siglo de inaugurado recordamos este 1ro. de septiembre, se funde inexorablemente a la memoria histórica de Cienfuegos y sus pobladores.
Faltaban 14 años para que falleciera la excepcional actriz que le dio seña, cuando una flamante institución cultural de Cienfuegos era bautizada bajo su influjo y nombre, el 1 de septiembre de 1911. Abría, esa noche, el teatro Luisa Martínez Casado, con un siglo a sus espaldas desde ayer.
Y justo la artista de cuyo honor recibía la denominación, realzó la fecha fundacional con su presencia, al declamar el poema A Cienfuegos. A su lado, la compañía de Esperanza Iris (la Emperatriz de la Opereta), la cual interpretó La viuda alegre. Al comienzo de la función, la Banda Municipal, dirigida a la sazón por Agustín Sánchez, ponía al público a entonar el Himno Nacional al compás de sus acordes.
Luisa Martínez Casado |
En solo siete meses y 17 días los cienfuegueros vieron levantarse de la nada en medio de su Paseo de Vives (hoy del Prado, calle 37) aquella bella instalación, de estilo inicialmente ecléctico y diseño interior a la italiana, dotada de 600 lunetas, 18 palcos y 4 grilles. El motivo en forma de estrella empotrado en el techo suscitaba la admiración de los presentes en la noche del debut.
Indican los historiadores que el plazo de ejecución de la sala -construida según las pautas del ingeniero Juan Pablo Ross y el maestro de obras Miguel A. Calzadilla- no preveía rebasar los seis meses, pero las compañías eléctricas existentes entonces no estaban en capacidad de ofrecerle servicios; de manera que a la larga su directiva decidiera generar su corriente a partir de un equipamiento propio.
Durante las primeras décadas del “Luisa” escalaron a su escenario luminarias de la danza, las letras y por supuesto el teatro, a la manera de Ana Pavlova, Gabriela Mistral y Arquímedes Pous.
Originalmente concebido solo como institución teatral, no obstante ya en el mismo mes de su surgimiento eran exhibidos cortos del cine mudo en la pantalla instalada. De acuerdo con los reportes del periódico cienfueguero La Correspondencia, Chas A. Prada, primer empresario en traer el séptimo arte a Fernandina de Jagua, lo propició.
Lo cierto es que para fecha tan temprana como el 5 de septiembre de 1911 los habitantes de la villa pudieron apreciar la primigenia proyección audiovisual en su sala. Antes del 19 del mismo mes, ya ascendían a siete las programadas.
Arquímedes Pous. |
Hacia 1930 eran numerosos los filmes exhibidos. Es por esta fecha que el “Luisa” resulta objeto de un proceso de reformas y remozamiento integral. Tras su segunda etapa, marcada a partir del 18 de noviembre de 1931, ampliaba su capacidad a las 1 500 lunetas -cifra más tarde incrementada en otras 200.
En dicha ocasión, el recién adquirido equipo de proyección de patente Western Union difuminó en el recinto oscuro las imágenes de un filme de Carlos Gardel, en calidad de estreno nacional. Cosa habitual por la época, cuando se efectuaban premieres aquí antes o al unísono de la capital.
Por segunda oportunidad, el cine-teatro recibe una remodelación hacia 1945. Si bien las fuentes históricas señalan la década como el momento en que se confiere preeminencia a la pantalla sobre el teatro, continúan presentándose sobre su escenario vodeviles de Mario Martínez Casado y las compañías de Enrique Arredondo, Bolito Landas, Carlos Pons u otras. Tales actuaciones solían ocurrir con posterioridad a las exhibiciones fílmicas nocturnas.
Desde 1949 fue implementada la función continua, de 7 y 30 a 12 de la noche. La agenda diaria proponía dos películas, acompañadas por un noticiero.
Como la mayoría de las salas cinematográficas principales de Cuba, el “Luisa” conoció en su pantalla, de modo paulatino, los avances de este arte, desde la voz, el color, el technicolor y el Cinemascope hasta el sonido estereofónico o el 3 D. El 4 de julio de 1953 los perlasureños debieron pertrecharse de espejuelos o lentes polaroid para apreciar un largometraje en tercera dimensión.
Al triunfo de la Revolución, la sala formó parte del ICAIC y a lo largo de casi tres décadas por su lienzo blanco desfilaron, en el hoy en Cuba formato casi mítico de 35 milímetros, los clásicos de Bergman, Fellini, Antonioni, Kurosawa, Alea, Solás, la Nueva Ola Francesa, el Free Cinema Británico, el Nuevo Cine Norteamericano de los ´70, el Nuevo Cine Latinoamericano, en fin, parte de lo mejor brindado en muchos años por este arte.
Muchos lugareños fijan en su retina las inmensas colas para filmes de irregulares calidades, al modo de La vida sigue igual, Tiburón sangriento, Más allá del miedo, Vértigo, La chica terremoto, La hora Texaco, La cámara 36 de Shaolín, El flautista contra los ninjas y muchos otros. Recientemente, la pasión expresada por el público ante la exhibición de la cinta nacional Habanastation hacía recordar momentos de una época pasada difícil de retornar.
De cara a su centenario, la instalación (merecedora del Premio Jagua 2011) fue remozada y se inauguró en sus predios una pequeña aunque confortable sala para la Cinemateca de Cuba, la cual dispone de 32 lunetas y climatización.
El “Luisa” es sede permanente del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, del Festival de Cine Francés y de los eventos nacionales Jorge Villazón y SURIMAGEN, organizados por el Centro Provincial de Cine. Amén de fungir como escenario de giras nacionales de importantes creadores, gracias a su colaboración con los Centros de la Música y las Artes Escénicas.
Enhorabuena para los cienfuegueros, su cultura e historia este centenario de su cine Luisa, enhebrado a la sustancia más rica de un imaginario colectivo consolidado en el amor y respeto hacia cada uno de los inmuebles de una ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad.
No hay comentarios :
Publicar un comentario