Por Mercedes CARO NODARSE Fotos: CEDEÑO
El Túnel, 1ra. fuente artificial de captación del agua. |
La configuración de la Isla de Cuba, así como
la existencia de un parteaguas central a lo largo del territorio —dividiéndolo
en dos vertientes (Norte y Sur)— determina que la longitud de sus ríos y el
área de sus cuencas en el 85 por ciento de los casos resulte inferior a los 40
kilómetros (km) y 200 km², respectivamente. Por otro lado, los recursos
hídricos aprovechables se calculan en unos 24 km3 anuales, de los
cuales, el 75 por ciento corresponde a las aguas superficiales y el 25 restante
a las subterráneas, todo lo cual arrojaba niveles de disponibilidad bajos,
inferiores a los 3 mil m3/habitante (m3/hab) en el año.
En Cienfuegos se comporta a mil 415 m3/hab en igual período.
Cuando llueve las aguas se vuelven turbias y fangosas. |
I
Tras la ruta del agua aquí, de su calidad y
aprovechamiento, estuvimos hace apenas unas dos semanas, en busca de respuestas
a las interrogantes más comunes, algunas encontradas; otras, de dudosa
comprensión; la mayoría, en realidad esclarecedoras.
Desandar la parte del macizo de Guamuhaya
perteneciente a la localidad cienfueguera con el propósito de llegar hasta “El
Túnel” —primera fuente superficial de captación del agua destinada a la capital
provincial—, implicó una buena experiencia. Anduvimos unas veces en la
camioneta y otras a pie, cuesta arriba, pero valió la pena, no solo por la
belleza del exuberante paisaje, sino porque pudimos ver cómo corría por el río
un líquido turbio y enfangado. Había llovido la tarde anterior. “¡Oiga, el agua
de acá se ve clara, como un cristal!, comenta Reinalda Ibargollín Pérez, vecina
del lugar. Casi nunca está así, solo si llueve mucho, como ayer, cambia de
color”.
Joaquín Milián Torrres, delegado provincial de
Recursos Hidráulicos, lamenta el panorama y nos dice: “¡esa es la que va para
Cienfuegos hoy!”. Las expresiones fueron de verdadero asombro: “¿¡¡cómo!!?
¿¡¡esa!!?”. Ya en el sitio, supimos cómo “El Túnel”, construido entre los años
1908-1911, está ubicado aguas abajo del “Hanabanilla”, aproximadamente a unos
6.5 km, y recibe 330 litros/segundo (l/seg) provenientes del embalse; además,
le tributan arroyos como el Lajita, Félix y Cabrera.
Orlando Ibargollín Sierra, operador del
sitio, se encarga de abrir o cerrar las válvulas, según los requerimientos del
momento. “También limpio toda la franja sanitaria y las suciedades arrastradas
por la corriente; aviso si se producen intensas lluvias o extrema sequía,
hechos causantes del aumento o disminución de los niveles de la fuente”.
Esta zona de alimentación posee un área de
casi 21.90 km2, y una
conductora de 46 kilómetros de largo, con 500 milímetros de hierro
fundido, la cual traslada 300 l/seg. Pero aquí poco se hace por el mejoramiento
de la calidad. Seguimos el viaje hasta Dolores.
Entronque Minas, 1er punto de descontaminación. |
II
Cerca de las 12 del mediodía llegamos al
primer punto de cloración y descontaminación, instalado en el entronque Minas.
En pleno ajetreo se encontraba Antonio Reinaldo Rodríguez, uno de los tres
operarios del lugar, inaugurado el 20 de noviembre de 2013. La turbiedad
obligaba a intensificar las labores de desinfección. Probeta en mano, aplicaba
cloro (Cl) a los tanques en dependencia de lo marcado por el medidor. “Si la
turbiedad es mucha, se demanda mayor aplicación del producto químico. Como
usted ve, aquí emulsionamos el agua con el cloro hasta llevarla a una
concentración de 2 mm/l. Hacemos dos pruebas por cada recipiente, y cuando
logramos los parámetros de calidad establecidos la enviamos hacia Cumanayagua y
Cienfuegos”.
En la ruta va impulsándose a través de la
estación de rebombeo de Manacal, a unos 26 km del punto anterior. Allí, vuelven
a efectuar análisis con vistas a comprobar la cloración e inyectan Cl de nuevo;
solo así transitará el agua por las tuberías hasta la Planta Potabilizadora de
Caunao.
Planta Potabilizadora de Caunao, continúa el proceso. |
III
Conocida asimismo como el Acueducto de
Cienfuegos, la Planta Potabilizadora de Caunao —con una tecnología convencional
de fabricación estadounidense hacia la década del 40 del siglo pasado—
convierte el agua dulce en potable, con vistas al consumo humano. La
confirmación de su potabilidad está dada por sus condiciones de inodora,
incolora e insípida.
De manera sorprendente aún no les
había llegado, a las 3:00 p.m., el agua turbia, divisada en la mañana en las
áreas de “El Túnel”. Andrés Correa Reyes, especialista del centro, explica cómo
se desarrolla el proceso de desinfección del agua cruda. Pasa por un
procedimiento de floculación (tratamiento físico-químico que permite la
purificación de la no apta para la ingestión). “En la entrada de la toma o zona
de captación se añade un coagulante, en este caso sulfato de aluminio, y se
crea una atracción entre las partículas en suspensión. La mezcla va agitándose
lentamente, con el propósito de inducir la agrupación de partículas entre sí y
formar ‘flóculos’. El líquido se traslada a un depósito tranquilo”.
En el patio permanecen dispuestos seis
contenedores, habilitados para la sedimentación, donde reposará durante una
hora y 45 minutos, “con el fin de lograr la separación de los sólidos
contenidos en ella y su precipitación al fondo, por decantación natural”. Con
posterioridad, comienza la fase de filtración con arena sílice; allí se
detienen las impurezas grandes y otras partículas; además, eliminan la
turbidez. “Después el líquido va hacia una cisterna de aguas claras, y recibe
una poscloración, con el propósito de eliminar los microorganismos más
resistentes; entonces, la rebombeamos hasta el tanque —una estructura de
hormigón sellado que almacena 45 mil m3—, último paso antes de la
distribución por la red hasta los grifos de los hogares o enclaves
socioeconómicos”, salvo la zona de Pastorita/Pueblo Griffo y el área del Polo
Industrial, donde la reciben desde la planta Damují.
Precisamente en ese tanque acontece la
primera contaminación del agua, al recibirse de “Paso Bonito” una mezcla
tratada con otra cruda (tema del próximo reportaje). Lo demás se origina
durante el traslado por las muy maltrechas redes hidráulicas; allí se filtran,
en no pocos lugares, las aguas albañales con pluviales. No podemos obviar las
corrupciones de las fuentes de abasto por el no respeto de las zonas de
protección sanitaria (apreciamos en el recorrido corrales de cerdos y chivos,
así como vaquerías cercanas a ellas); instalación de áreas de recreo y
esparcimiento en el canal magistral, utilizado, además, como “baños” de
animales, y el lavado de vehículos automotores, entre muchas otras
indisciplinas sociales, muy bien enmarcadas en delitos contra la propiedad
estatal.
Las inversiones continúan, proyectos todos
con destino al mejoramiento de la calidad y cantidad del agua recibida en
nuestras casas. Por ahora, continuaremos tras la ruta del líquido vital, en los
enclaves potabilizadores o en las mismas fuentes de captación; no importan los
caminos intrincados ni el fango en nuestros pies, solo queremos aportar
conocimientos, esclarecer inquietudes, encontrar respuestas, y así todos juntos
ahorrar y proteger.
No hay comentarios :
Publicar un comentario