Se estima que la creación de los calendarios
es imposible de datar ya que muchas civilizaciones, distantes en tiempo y
espacio, generaron sus propios modos de entender el tiempo, a través de
distintas formas visuales. Los calendarios surgen, independientemente del
momento o del lugar, siempre con un objetivo principal: el de organizar el
tiempo por razones sociales, religiosas, administrativas, políticas,
económicas. Si bien muchas culturas no llegaron a desarrollar algún tipo de
calendario, como los conocemos hoy en día, sí tenían una clara conciencia del
paso del tiempo de acuerdo con las estaciones de la naturaleza o de otros
fenómenos similares.
Los calendarios como los utilizamos nosotros
suponen el transcurso sucesivo de horas, días, semanas, meses y años, aunque el
modo de representar este tránsito puede variar en gran modo. Hoy en día los
calendarios dividen al período conocido como año en 365 días, de 24 horas cada
uno. Al cuarto año, se agrega un día más, por una cuestión de la rotación de
los planetas alrededor del Sol.
Hoy resultan imprescindibles ya que la
sociedad moderna basa sus actividades en estructuras temporales claras y
definidas, a diferencia de lo que sucedía en otras épocas. En este sentido, el
calendario sirve para organizar mejor el tiempo y desperdiciar la menor cantidad
posible de minutos y horas. Estos pueden presentarse en diferentes formas y
variantes, aunque por lo general no suelen ser demasiado grandes por una
cuestión de comodidad y practicidad.
A continuación les muestro el resto de los
calendarios antiguos.
Calendario Judío:
El calendario civil judío, establecido en su
forma actual desde el año 359 d. C., corresponde al tipo lunisolar, pero más
complicado, y cuenta sus años desde el 3761 a. de C.
Tiene años regulares de 354 días distribuidos
en 12 meses de 29 y 30 días alternativamente, años defectuosos de 353 días y
años perfectos o abundantes de 355 días.
Sus años bisiestos, que se repiten siete
veces durante un ciclo de 19 años, tienen 383, 384 o 385 días.
Los 30 días que se añaden comprenden un día
adicional en el mes de Adar y un décimotercer mes intercalar de 29 días.
Calendario Musulmán:
Se inicia con la héjira o huida de Mahoma de
la Meca. Sus años son lunares y no guardan relación con las estaciones; 34 de
estos años equivalen aproximadamente a 33 del Calendario Gregoriano.
El año consta de 12 meses
que tienen alternativamente 29 y 30 días. Para que el calendario sea exactamente
lunar, un ciclo de 30 años mahometanos comprende 11 años bisiestos que constan
de 355 días, con el último mes de 30 días, y 19 años de 354 días con un mes
final de 29 días.
Calendario Budista:
El calendario budista se emplea en Sri Lanka,
Camboya, Laos, Tailandia y Birmania y comienza con el año de nacimiento de
Buda, que hasta mediados del siglo XX se creía que era el 543 a. C.
(Actualmente piensan que nació hacia el 480 a. C., ± 20 años).
Una convención de expertos en Göttingen
dedujo que Buda debe haber muerto entre 20 años antes y 20 años después del 400
a. C., o sea entre el 420 y el 380 a. C.. Si vivió 80 años, entonces habría
nacido entre el 500 y el 460 a. C.1
La mayoría de los budistas celebran la
llegada del nuevo año el 3 de febrero, los tibetanos lo hacen el 18 de febrero
y algunos esperan hasta el 2 de abril. El nacimiento y muerte de Buda, por otro
lado, no sufre variaciones y se ha establecido las fechas del 15 de febrero y
el 13 de mayo respectivamente.
Calendario Chino:
El calendario chino es de tipo lunisolar, a
diferencia del occidental que utiliza el sol como referencia y punto de
información.
Su origen se asocia con el Emperador Amarillo
(Huang Di), alrededor del año 2637 a. C., cuando introdujo 5 ciclos de doce
años regidos por animales distintivos: Rata, Toro, Tigre, Liebre, Dragón,
Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Cerdo. Las casas lunares o shǔ
son cada una de las 28 constelaciones del zodiaco lunar. Dependiendo del día y
hora de nacimiento de la persona correctamente las estaciones era fundamental
para la agricultura, por lo cual los pueblos buscaron maneras de observar el
movimiento de los astros y reflejarlo en un sistema cronológico de días
completos.
Pasaron los siglos y hacia el año 104 a. C.,
por medio de sistemas de observación y de medición de las sombras proyectadas
por un palo vertical (gnomon), los antiguos astrónomos chinos llegaron a
estimar la duración del año en 365,2509 días, una aproximación excelente para
la época. Ya sobre el año 480 de nuestra era, el gran sabio Ju Chongzchi lo
estableció en 365,2428 días, con un exceso de tan sólo 52 segundos sobre el
valor vigente (365,2422). Pero hay variaciones. El año chino ordinario consta
de 12 meses lunares, cuya duracion oscila entre 353 y 355 dias. Cada tres años
se intercala un año con un mes mas, resultando un año entre 383 y 385 días; este
año de trece meses se llama año embolismal.
Calendario Hebreo:
El calendario hebreo es un calendario
lunisolar, es decir, que se basa tanto en el ciclo de la Tierra alrededor del
Sol (año), como en el de la Luna al rodear a la Tierra (mes). La versión
actual, por la que se rigen las festividades judías, fue concluida por el sabio
Hilel II hacia el año 359. Este calendario se basa en un complejo algoritmo,
que permite predecir las fechas exactas de luna nueva, así como las distintas
estaciones del año, basándose en cálculos matemáticos y astronómicos,
prescindiendo desde aquel momento de las observaciones empíricas de que se
valieron hasta entonces.
En su concepción compleja tanto solar como
lunar, el calendario hebreo se asemeja al chino, sin que se sepa de influencia
alguna que haya tenido el uno sobre el otro; y también al calendario utilizado
por los pueblos de la península arábiga hasta la aparición del Islam, en el
siglo VII de la Era cristiana. En cambio, se distingue del calendario gregoriano
de amplio uso universal, basado exclusivamente en el ciclo solar-anual; y
también del que rige al mundo musulmán desde Mahoma hasta nuestros días, que es
puramente lunar.
El calendario hebreo comienza con la Génesis
del mundo, que aconteció, según la tradición judía, el día domingo 7 de octubre
del año 3761 a. C.; fecha equivalente al 1 del mes de Tishrei del año 1. De
esta manera, el año gregoriano de 2012 equivale al año hebreo de 5773 (que
comenzó al atardecer del 16 de septiembre del 2012 y finalizará el 4 de
septiembre 2013). Para convertir un año del calendario gregoriano a su
correspondiente hebreo, basta con sumar o restar la cifra de 3761 (2012 + 3761
= 5773).
Calendario Hindú:
El término calendario hindú es confuso ya que
se refiere al conjunto de calendarios regionales de la India, que se comportan
de distintas maneras, así como al Calendario nacional indio.
Pueden ser "calculados" (como el
calendario gregoriano por ejemplo), de tal manera que el número de mes, días en
el mes, etc. son siempre los mismos, determinados por reglas, mediante los
cuales se intenta que den resultados conforme al movimiento real de las
estaciones, el sol y los astros.
Pueden ser "astronómicos", de tal
manera que la observación efectiva de los eventos astronómicos determinan el
comienzo de los años y los meses. Así, el número de días por mes y año puede
variar, no es un calendario previamente fijado o planeado: el cielo, las
observaciones astronómicas son el calendario, pero ello redunda en una perfecta
exactitud.
Pueden ser solares, fundamentados en el
movimiento del sol;
Pueden ser lunares, fundamentados en el
movimiento de la luna; pero como ello conduce a incongruencia con el movimiento
solar (como sucede en el calendario musulmán), los calendarios lunares son más
exactamente lunar-solares, porque también se considera el movimiento solar y se
intenta seguirlo de la manera más fiel posible.
También existen varias eras.
Era Vikram y Era Saka: el año 0 es el 78
d.C., 79 d.C. es el año 1, el 21 de marzo de 2000 comenzó el año 1922; véase
origen de la era Saka
Estructura del Calendario nacional de India: Por
decreto publicado en la Gazette of India se estableció en 1957 en el Indian
National Calender (calendario nacional hindú), que es de tipo calculado y solar,
y cuya era es Saka.
Calendario Ático:
El calendario ático, en vigor en Atenas en la
Antigüedad clásica, es el más conocido de los calendarios griegos. Es de tipo
lunisolar.
El año ateniense se componía de 12 meses
lunares. Al principio, cada mes contaba con 30 días. En consecuencia, se hizo
un ajuste con el ciclo lunar, alternando un mes de 29 días (κοῖλοι μῆνες /
koĩloi mễnes) y uno de 30 días (μῆνες πλήρεις
/ mễnes plếreis). Esto da un año de 354 días, es decir 11 días menos en
relación con el año solar. Para remediarlo se intercaló un décimotercer mes de
30 días después de cada segundo año lunar. Es lo que se llama un ciclo
«trierético». A cada año de 13 meses se le llama «embolístico», nombre que
recibe precisamente del mes que es añadido (mes embolístico).
Encontrándose el año en adelante demasiado
lento en relación con el ciclo lunar, otra corrección es aplicada en el siglo V
a. C., la del ciclo «octaetérico». En este sistema, el mes intercalar es
insertado en un ciclo de ocho años: este periodo de ocho años, cuenta con tres
años de trece meses —el tercero, el quinto y el octavo año.
Otros ciclos han sido igualmente considerados
en el curso de la historia ateneniense. Así, Metón de Atenas, bajo Pericles,
pone a punto un ciclo de 19 años (véase ciclo metónico). Calipo de Cícico, en
el siglo IV a. C., inventa por su parte el ciclo de 76 años.
Mes del calendario: Esta noción de ciclo, y
sobre todo intercalar un mes suplementario, hacen imposible coincidir de manera
absoluta los meses atenienses y los del calendario gregoriano, utilizado
actualmente en la mayor parte del mundo. En efecto, la diferencia puede a veces
representar un mes entero. En cambio, es fácil hacer coincidir los meses
atenienses con las estaciones.
Los nombres de los meses están unidos a las
divinidades griegas o a las fiestas religiosas. El año comienza cerca del
equinoccio de otoño.
Calendario Edad de Piedra:
Durante miles de años, el esfuerzo por medir
el tiempo y crear un calendario factible ha sido una de las grandes luchas de
la humanidad, un enigma para los astrónomos, matemáticos, sacerdotes, reyes y
todos los que han necesitado contar los días que faltan para la siguiente
cosecha, calcular cuándo hay que pagar los impuestos, o determinar el momento
exacto de realizar un sacrificio para calmar a un Dios colérico. El empeño por
organizar y controlar el tiempo sigue siendo constante hoy día.
Hace 11000 años, cerca de lo que hoy es el
pueblo de Le Placard una criatura ya observaba el cielo. Durante varias noches,
este astrónomo y cronógrafo de la Edad de Piedra había estado viendo salir y
ponerse la Luna. Se dio cuenta de que se movía en una serie de fases
previsibles y de que podía contar las noches entre los momentos en que estaba
llena, semillena y completamente oscura. Era una información útil para una
tribu o un clan que quisiera utilizar aquella luz plateada para cocinar y
cazar, o para calcular acontecimientos como el número de lunas llenas que había
entre la primera brisa del invierno y la llegada de la primavera. Incluso hoy
en día se emplea dicha información para señalar celebraciones claves y
ceremonias religiosas, como por ejemplo, el día de Pascua: primer domingo
después de la primer luna llena después del equinoccio de primavera.
El hombre de Le Placard grabó grupos de
líneas (muescas) en un hueso de águila. Los grupos contenían siete muescas cada
uno, lo cual es una aproximación al paso de la luna nueva al cuarto creciente,
a la luna llena, al cuarto menguante y otra vez a la luna nueva y los arqueólogos
lo encontraron 11.000 años después en una excavación.
¿Fue éste uno de los
primeros calendarios?
Los más escépticos dicen que las marcas en
este y otros huesos no tienen nada que ver con calendarios sino que son dibujos
o incluso trazos al azar, garabatos de la Edad de Piedra o las marcas dejadas
por antiguos cazadores al afilar sus cuchillos. Sin embargo, a través de los
años, los arqueólogos siguen encontrando los mismos dibujos o parecidos en
piedras y huesos de distintos lugares situados en África y Europa.
Un hueso de la Dordoña que data de hace 30000
años está cubierto de incisiones circulares que parecen representar el curso de
la luna durante dos meses y medio. Otra imagen famosa, la Venus de Laussel, de
27000 años de antigüedad, muestra lo que parece una mujer embarazada sujetando
un cuerno con trece muescas. ¿Representa una tosca aproximación del año lunar?
Si es así, entonces ¿cómo se utilizaba esta información? Puede que nunca lo
sepamos pero es claro que nuestro calendario y el suyo tienen una
conexión. Ambos representan esfuerzos
conscientes de organizar el tiempo midiéndolo y poniéndolo por escrito. Y ambos
se sirven de fenómenos astronómicos como si fueran puntos de referencia.
Casi todas las culturas antiguas adoraban la
luna. Los antiguos egipcios llamaban Jonsu a su divinidad lunar, los sumerios
Nanna. Las diosas lunares griegas y romanas tenían tres caras: cuando no se
veía era Hécate, en cuarto creciente era Artemis (para los griegos) o Diana
(para los romanos), y cuando estaba llena era Selene. En la actualidad, los san
de África, los esquimales y los musulmanes también adoran la luna, celebrando
fiestas, danzas y rituales solemnes cuando es nueva.
La luna fue una de las muchas pistas
naturales utilizadas por los pueblos antiguos para medir el tiempo y predecir
acontecimientos como el invierno, las lluvias estacionales y las cosechas.
En Siberia, los Ostiakos todavía basan su
calendario en ciclos naturales incorporándo los meses con nombres como Mes del
Desove, Mes de los Patos que se van y Mes del Viento. Del mismo modo, los
Natchez del bajo Misisipí tenían el Mes del Ciervo, el Mes del Maiz y el Mes
del Oso.
La confianza que las culturas antiguas tenían
en la luna originó un serio error, mucho peor que el defecto que irritaría a
Roger Bacon varios milenios después. Bacon sólo tendría que preocuparse por los
11 minutos de adelanto de su calendario. Los antiguos griegos y otros que
confiaban su suerte a la luna tenían calendarios que adelantaban casi 11 días,
un desajuste que en pocos años lleva a alterar las estaciones y a dar la vuelta
a los solsticios de verano e invierno en sólo 16 años. Situación inaceptable
para cualquiera que utilizara ese calendario como guía para sembrar y cosechar,
o para saber la estación idónea para pescar, construir casas o rendir culto a
los dioses.
El problema está en el tiempo que tarda la
luna en pasar por sus fases mientras da la vuelta alrededor de la Tierra. No es
un número apto para dividirlo en un año de aproximadamente 365 días y cuarto.
De hecho, un mes lunar exacto dura unos 29,5306 días, según los instrumentos
modernos, lo que, multiplicado por doce meses, da un año lunar de 354,3672
días. Compárese con el año solar correcto de 365,242199 días y se apreciará la
frustración de los astrónomos a lo largo de los siglos al tratar de relacionar
el sol y la luna.
Calendario Azteca:
Cuando llegó Hernán Cortés a México, el
calendario azteca acababa de ser reformado, y el año empezaba el día 1 de
Atlacalmaco, que coincidía con nuestro 1ro. de marzo. No está claro si fue el
mes o la “semana” la más antigua unidad de medida de los días. De todos modos,
en todos los calendarios de la historia vemos cómo son los días de mercado los
que marcan la cadencia de las semanas (en algunas lenguas se usa la misma
palabra para denominar la feria o mercado y la semana).
Entre las culturas centroamericanas se
instituyó la celebración del mercado cada 5 días y por tanto la semana de 5
días (fue la sacralización del número 7 en nuestra cultura lo que determinó que
nuestra semana sea de 7 días). La siguiente unidad era el mes de 20 días, con
un total de 18 meses al año, que sumaban 360 días. Para completar los 365 días
del año solar (366 los bisiestos, que también los tenían) añadían al final del
año los 5 (o 6) días llamados nomentemis, que dedicaban íntegramente al placer
y la diversión; en esta última semana del año no había feria, para no interrumpir las celebraciones.
Algo muy parecido a las saturnales romanas y las navidades cristianas con que
se despide el año viejo y se recibe al nuevo.
El hecho de que las culturas de centroamérica
no hubiesen desarrollado la escritura, no representó ningún impedimento para el
desarrollo de un calendario perfecto. Asignaron nombres con los respectivos pictogramas
a los 20 días del mes (1 flecha, 2 tigre, 3 águila, 4 cuervo, 5 los cuatro
movimientos del sol, 6 pedernal, 7 lluvia, 8 flor, 9 serpiente armada de
harpones, 10 Ehecatl (el gran dios Ketzalcoatl en figura de viento), 11 casa,
12 lagartija, 13 culebra, 14 muerte, 15 venado, 16 conejo, 17 agua, 18 perro,
19 mona, y 20 hierba). De este modo era fácil representar el desarrollo del
tiempo. Parece que antes de llegar a este nivel de denominación, sólo tuvieron
cuatro nombres (como una semana de 4 días) que se iban repitiendo hasta
completar el mes. Estos nombres eran ácatl, tepatl, calli y tochtli, que
representaban a los cuatro astros (Sol, Luna, Venus, Tierra), a los cuatro
vientos, a las cuatro estaciones, o a los cuatro elementos. Parece que desde muy
antiguo dividían el año en cuatro estaciones; que se guiaban por los
equinoccios y los solsticios; y que dividieron el día en 16 “horas”: 8
laborables, desde la salida a la puesta del sol, y las 8 restantes de descanso. Al igual que ocurrió en el viejo
continente, los calendarios avanzaban con las respectivas culturas. Por más que
en los mitos respectivos cada uno aparezca como iniciador del tiempo, el caso
es que los calendarios maya, nahoa y azteca pertenecen a una misma fuente
cultural. En el año 249 a. de J.C, cuando el calendario romano era un auténtico
caos, y aún faltaban siglos para la reforma juliana que instituyó los años
bisiestos, en ese año se reunieron los sacerdotes de las tribus nahuas para
corregir las desviaciones de su calendario, introduciendo el año “bisiesto” (la
repetición cada cuatro años del último de los días nomentemis). Esta reunión
tuvo lugar en Huehuetlapallan, una de las siete ciudades mexicanas que formaron
Chicomoztoc, la ciudad mexicana más importante de los nahuas. Instituyeron
también el período de 52 años, formado por cuatro haces o gavillas de años (13
x 4).
Con esta ocasión en que ajustaban exactamente
el calendario al sol, celebraban una extraordinaria fiesta religiosa en la que
se extinguía el fuego viejo y se encendía un nuevo fuego sobre el cuerpo de la
víctima humana que con esta ocasión se iba a sacrificar. Todos los fuegos del
imperio se extinguían antes de tan gran ceremonia (en épocas, los días
nomentemis que la precedían tuvieron carácter de duelo, penitencia y
sangrientas disciplinas, simbolizando la preparación para el fin del mundo); y
después de la gran oscuridad, llegaba la explosión de la luz: infinidad de
antorchas encendidas en el fuego nuevo de la pira del sacrificio, partían en
dirección a todas las ciudades y poblados. Es de notar el singular paralelo con
la celebración judeocristiana de los jubileos cada 49 años (7 x 7), siendo el
quincuagésimo, el año jubilar.
El Calendario del Sol
El pueblo azteca daba gran importancia al
tiempo, que era registrado en dos calendarios: el de 365 dias, xihuitl, que era
el solar y o agricola, compuesto por 18 meses de 20 dias, mas cinco dias
"inutiles" o "aciagos"; y la cuenta de los destinos de 260
dias, llamada tonalpohualli, que tenia mas bien caracter adivinatorio.
Este esta divido en 13 meses de 20 dias cada
uno. Cada dia tiene un nombre y se combina rotando con un nmero del 1 al 13,
hasta completar los 260 dias (13 veces 20=260). Cada dia con su numeral tiene
una carga energetica que lo conecta con la fuerza del cosmos, y esta bajo la
proteccion de un dios, se relaciona a un rumbo del universo y a un color, y
tiene un augurio asociado.
Los nombres de los dias en nahuatl son los
siguientes: cipactli, ehécatl, calli, cuetzpallin, coatl, miquiztli, mazatl,
tochtli, atl, itzcuintl, ozomatli, malinalli, acatl, ocelotl, cuauhtli,
cozcauauhtli, ollin, tecpatl, quiauitl, xochitl. Los 18 meses del calendario
solar de 365 dias, recibian los siguientes nombres: atlcahualo,
tlacaxipehualiztli, tozoztontli, hueytozoztli, txcatl, etzalcualiztli,
tecuilhuitontli, hueytecuilthuitli, tlaxochimaco, hueymiccailhuitl,
ochpaniztli, pachtontli, hueypachtli, quecholli, panquetzaliztli, atemoztli,
tititl, izcalli y nemontemi. Los méxicas creian que el calendario habia sido inventado
por Oxomoco y Cipactonal.
Los aztecas dividian el calendario solar en 5
periodos de 73 dias, especie de estaciones a los que llamaban cocij: cocij
cogaa, era el tiempo del agua y del viento simbolizado por el cocodrilo; cocij
col lapa era el tiempo de las cosechas, representado por el maiz; cocij piye
chij, era el tiempo santo o de fiesta, representado por el aguila o el
guerrero; cocij piye cogaa, tiempo de secas e inicio del calendario; cocij
yoocho, tiempo de las enfermedades y las miserias, representadas por el tigre.
Descripción del Calendario
Azteca
Está dividido en varias
partes:
El disco central. En él está la representación de Tonatiúh, el Sol,
con todos los atuendos propios de su importancia.thumb|right|Anillos Calnd
AztecaEn los cuatro rectángulos que lo rodean, se representa la leyenda de los
cuatro soles.
Primer Anillo. Lo forman veinte partes iguales con figuras que representan los días
del mes Azteca.
Segundo Anillo. Está formado por 8 segmentos divididos por figuras en forma de V que
simbolizan los rayos de luz solar.
Tercer Anillo. Está dividido en dos bandas anudadas de papel amatl. La parte
superior, la más pequeña, contiene la fecha de terminación del Calendario, un
ornamento de hierbas y flores y la cola de dos serpientes. En la parte inferior
aparecen los cuerpos de dos serpientes de fuego con escamas, Xiuhcóatl, formada
por trece segmentos iguales cada una y el signo Tlachinolli, planta que semeja
a una serpiente, con diez círculos pequeños y un doble marco. En la parte
inferior de este anillo, se observan las cabezas de las dos serpientes
sobrepuestas, de cuyas fauces salen los rostros de Quetzalcóatl, personificado
como Tonatiúh, el Sol, y de Tezcatlipoca, Señor de la Noche. Cada serpiente
tiene patas con garras y un penacho con siete círculos cortados por mitad, que
simbolizan la Constelación de las Pléyades.
Cuarto Anillo. En él se representan las estrellas sobre el cielo nocturno. Contiene
ciento cincuenta y ocho círculos pequeños que rematan en las bandas de papel
amatl.
Días del mes
El Primer Anillo contiene veinte figuras que
representan los días del mes. Cada mes se divide en cuatro grupos de cinco
días, (llamados quintanas). Los nombres y significados de los días en
castellano, son los siguientes:
Cipactli / Caimán
Ozomatl / Mono
Ehécatl / Viento
Malinalli / Hierba
Calli / Casa
Acatl / Caña
Cuetzpalin / Lagartija
Ocelotl / Jaguar
Cóatl / Serpiente
Cuauhtli / Águila
Miquiztli / Cráneo
Cozcacuauhtli / Zopilote
Mázatl / Venado
Ollin / Temblor
Tóchtli / Conejo
Tecpatl / Pedernal
Atl / Agua
Quiahuitl / Lluvia
Izcuintli / Perro
Xóchitl / Flor
Calendario Maya:
En el calendario maya
coexisten tres cuentas de tiempo: el calendario sagrado (tzolkin o bucxok, de
260 días); el civil (haab, de 365 días); y la cuenta larga.
El calendario maya es cíclico, porque se
repite cada 52 años mayas. En la cuenta larga, el tiempo de cómputo comenzó el
día 0.0.0.0.0 4 ajau y 8 cumkú (en notación maya) que equivale, según la
correlación generalmente aceptada,1 al 11 de agosto del 3114 a. C. en el
calendario gregoriano2
La casta sacerdotal maya, llamada ah kin, era
poseedora de conocimientos matemáticos y astronómicos que interpretaba de
acuerdo con su cosmovisión religiosa, los años que iniciaban, los venideros y
el destino del hombre.
El calendario maya, según algunos estudiosos,
aparece ya en culturas más antiguas como la olmeca; para otros, sin embargo,
este calendario es propio de la civilización maya. Las similitudes con el
calendario mexica, ofrecen evidencia de que en toda Mesoamérica se utilizó el
mismo sistema calendárico.
El sistema de calendario tzolkin consta de
260 días (kines) y tiene 20 meses combinados con trece numerales (guarismos).
El tzolkín se combinaba con el calendario haab de 365 días de 18 meses
(uinales) de 20 días (kines) cada uno y cinco días adicionales denominados
uayeb, para formar un ciclo sincronizado que dura 52 tunes o haabs o 18.980
kines (días).
La cuenta larga era utilizada para distinguir
cuándo ocurrió un evento con respecto a otro evento del tzolkín y haab. El
sistema es básicamente vigesimal (base 20), y cada unidad representa un
múltiplo de 20, dependiendo de su posición de derecha a izquierda en el número,
con la importante excepción de la segunda posición, que representa 18 × 20, o
360 días.
Algunas inscripciones mayas de la cuenta
larga están suplementadas por lo que se llama serie lunar, otra forma del
calendario que provee información de la fase lunar.
Otra forma de medir los tiempos era medir
ciclos solares como equinoccios y solsticios, ciclos venusianos que dan
seguimiento a las apariciones y conjunciones de Venus al inicio de la mañana y
la noche. Muchos eventos en este ciclo eran considerados adversos y malignos, y
ocasionalmente se coordinaban las guerras para que coincidieran con fases de
este ciclo.
Los ciclos se relacionan con diferentes
dioses y eventos cósmicos. Es así como el quinto sol representa el final del
ciclo estelar asociado a la luna y el inicio del periodo conocido como el sexto
sol asociado al regreso de Kukulkan.
Calendario de 260 días - Tzolki o sagrado
El tzolkin ("la cuenta de los
días") contempla 260 días. Si bien se ha sugerido que está relacionado con
la duración de la gestación humana, otros lo relacionan con el planeta Venus.
Se utilizaba para celebrar ceremonias religiosas, pronosticar la llegada y
duración del período de lluvias, además de períodos de cacería y pesca, y
también para pronosticar el destino de las personas.
260 días es el 71,2% del año terrestre, lo cual
en términos espaciales quiere decir que durante 1 tzolkin/260 días el planeta
Tierra recorre el 71,2% de su órbita. Esto significa que recorriendo 7 tramos
de 260 días (1820 días = 4,98 años) la Tierra llega al mismo punto de su órbita
aunque unos 6 días antes. Y recorriendo 100 tramos de 260 días realiza 71,2
órbitas al Sol, lo cual son 71,2 años o 26 000 días o 100 tzolkines.
En relación con Venus, este planeta tarda
224,7 días en dar su órbita al Sol, lo cual es el periodo de su año real, pero
el periodo de su año aparente medido desde la Tierra (ciclo sinódico) es de 584
días, que son 2,247 tzolkines porque en 584 días Venus da 2,6 órbitas (múltiplo
de 260) a 224,7 días por órbita. El ciclo sinódico del planeta Marte es de 780
días, que es justamente 3 periodos de 260 días, es decir 3 tzolkines.
Es el más empleado por los pueblos del mundo
maya. Lo usaban para regir los tiempos de su quehacer agrícola, su ceremonial
religioso y sus costumbres familiares, pues la vida del hombre maya estaba
predestinada por el día del Tzolkin que correspondía a la fecha de su
nacimiento. Esta cuenta consta de los números del 1 al 13 y 20 nombres para los
días representados asimismo por glifos individuales. Al llegar al decimocuarto
día, el número del día regresa al 1 continuando la sucesión del 1 al 13 una y
otra vez. El día 21 se repite la sucesión de los nombres de los días y así
sucesivamente. Ambos ciclos continúan de esta manera hasta los 260 días sin que
se repita la combinación de número y nombre pues 260 es el mínimo común
múltiplo de 13 y 20.
Calendario de 365 días-Haab
El calendario llamado Haab se basa en el
recorrido anual de la Tierra alrededor del Sol en 365 días. Los mayas
dividieron el año de 365 días en 18 "meses" llamados Winal de 20 días
cada uno y 5 días sobrantes que se les denominaba Wayeb. Cada día se escribe
usando un número del 0 al 19 y un nombre del Winal representado por un glifo,
con la excepción de los días del Wayeb que se acompañan de números del 0 al 4.
Los glifos y nombres de los Winal o meses mayas son:
El ciclo de 18,980 días-la Rueda Calendárica
La combinación de los calendarios de 260 y
365 días crea un ciclo mayor de 18,980 días (el mínimo común múltiplo de 260 y
365), a esta combinación se le ha llamado la Rueda Calendárica. Sus cuatro
elementos (numeral-glifo Kin y numeral-glifo Winal) juntos solo se repiten cada
18,980 días. Una gran cantidad de monumentos mayas solamente registran la fecha
de la Rueda Calendárica. Aquí se ven los
cuatro elementos de la Rueda Calendárica para el Wuinal maya llamado Pop que
corresponde a las fechas del 7 al 26 de abril del año 2000 y el primer día del
siguiente Winal maya llamado Uo.
La "Cuenta larga" o "Serie
inicial"
Los mayas también llevaban
una cuenta de los días transcurridos a partir de una fecha que ellos
determinaron como el inicio de la era maya actual. A esta cuenta se le denomina
la "Cuenta Larga" o "Serie Inicial".
De acuerdo con la correlación
Goodman-Martínez-Thompson (GMT) 584,285 la cuenta larga actual tiene su fecha
inicial el 13 de agosto de 3,114 a. C. del calendario Gregoriano.
En relación con los ciclos mayas, la Cuenta
Larga (de 5.126,36 años o 260 katunes) está formada por 7200 tzolkines. Y cinco
cuentas largas (25.626,8 o 100 ahau o 1300 katunes) son 36.000 tzolkines.
Curiosidades de los calendarios
¿Por qué unos meses tienen
30 días y otros 31? ¿Y por qué febrero tiene solamente 28? ¿Y por qué son 29 en
un año bisiesto? ¿Y cuáles años son bisiestos y por qué? ¿Y por qué no se añade
ese día extra al final del año en diciembre en lugar de en febrero? ¿Y por qué
se llama bisiesto ese año con un día más? ¿Eh? ¿Eh? ¿Por qué? ¿Por qué?
Estas y otras preguntas acerca del calendario
seguro que se las ha planteado algún que otro/a curioso/a. Vamos a dar cumplida
respuesta a continuación.
Antes de la reforma del calendario llevada a
cabo por Julio César, el año romano comenzaba en el mes de marzo al relacionar
el inicio del año con el “inicio” del ciclo de vida que supone la primavera. Y
tenia 10 meses de 36 días, más 5 días al fin del mismo, dedicados a las fiestas
de las saturnales.
Así septiembre era el séptimo, octubre el
octavo, noviembre el noveno y diciembre el décimo. Nótese el uso de la raíz
latina en el nombre del mes.
A partir de la reforma juliana, el año pasó a
tener 12 meses —de 30 ó 31 días— incorporando a fin del mismo dos meses, que se
llamaron enero y febrero. Los meses de 31 días eran los impares: marzo, mayo,
quinto, séptimo, noveno y enero. Y los de 30 eran los pares: abril, junio, sexto,
octavo y décimo. A febrero le correspondieron 29 (30 los años bisiestos) para
obtener los 365 días.
A Cayo Julio César se le brindó el honor de
designar un mes con su nombre, y el escogido fue el quinto mes, que a partir de
la reforma juliana se llamó julio. Su hijo adoptivo, Cayo Julio César
Octaviano, que fue designado emperador —con el título de augustus— asumió el
poder absoluto dando origen al Imperio Romano. En su honor se llamó agosto al
mes sexto, pero, dado que el mes sólo tenía 30 días y no podía ser que el
Imperator Augustus tuviera un mes con un día menos que su padre, resolvieron
agregarle un día más que tomaron del último mes, pasando febrero de tener 29
días a tener 28.
Como así habían tres meses seguidos con 31
días, se alteró la duración de los siguientes, pasando septiembre a tener 30,
octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31.
El año bisiesto fue una innovación del
calendario juliano elaborado por el astrónomo griego Sosígenes de Alejandría
por encargo de Julio César, que lo difundió por todo el Imperio Romano en el
año 46 a.C.
Ocurre que existía un desfase entre el año
solar (el tiempo que tarda la Tierra en orbitar alrededor del Sol es de 365
días y 6 horas) y el año cronológico de 365 días. Así, cada cuatro años se
reúnen las horas suficientes para formar el día suplementario.
Este añadido hace que el año bisiesto tenga
366 días. Este día extra se añade al final del mes de febrero, por lo que este
mes pasa a tener 29 días.
Y este día extra se le añade al mes de
febrero, no solamente por ser el más corto, sino por ser el último del año. Así
Julio César decretó que el 23 de febrero, día de Terminalia, tuviese 48 horas
cada cuatro años.
Comoquiera que los romanos nombraban los días
de los meses en referencia a las calendas (primer día de cada mes) y los idus
(día 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y 13 de los demás meses), el día
suplementario se conoció como bis-sextus dies ante calendas martii (repite el
sexto día antes del primero de marzo). El nombre es demasiado largo, así que lo
de bis-sextus derivó a bisiesto.
Posteriormente, el calendario gregoriano,
introducido por el Papa Gregorio XIII en el año 1582, modificó la periodicidad
de los años bisiestos para regularizar el desajuste acumulado desde la
implantación del calendario juliano, para lo que dispuso 97 años bisiestos cada
400 años. Ocurre que la duración del año solar es exactamente de 365 días, 6
horas, 13 minutos y 59 segundos 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, así
que, con el calendario juliano resultaba un año civil de 365,25 días y, por lo
tanto, sólo 0,0078 días más largo que el año solar verdadero.
La modificación introducida en la regla de
los bisiestos, y que redujo la diferencia a 0,0003 de día, fue seguir
considerando bisiestos los años múltiplos de cuatro excepto el último de cada
siglo cuyas centenas no sean múltiplo de cuatro. Así que el año 2000 lo fue,
pero no lo será el 2100. La regla gregoriana de los años bisiestos se podría
enunciar como sigue: “Un año es bisiesto si es divisible por 4, a menos que sea
divisible por 100 y no por 400″.
Calendario egipcio. |
Calendario babilónico. |
Calendario griego. |
Calendario romano-primitivo. |
Calendario juliano. |
Calendario gregoriano. |
Calendario revolucionario. |
Calendario judio. |
Calendario musulmán. |
Calendario budista. |
Calendario chino. |
Calendario hebreo. |
Calendario hindú. |
Calendario ático. |
Calendario edad de piedra. |
Calendario azteca. |
Calendario maya. |
Calendario de los 260 días, Tzolki o sagrado. |
Calendario de los 365 días-haab |
Rueda calendárica. |
Cuenta larga o serie inicial. |
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