Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

martes, 15 de julio de 2014

De calendarios antiguos y algo más (II y final) (+fotos)

Por Mercedes CARO NODARSE




   La noción de calendario es una invención pura y exclusivamente humana, la cual tiene por objetivo principal la organización y estructuración de algo tan fuera de nuestro alcance como el tiempo y su transcurrir. Los calendarios son formas visuales de hacer concreto el paso del tiempo y, además de servir para transformarlo en algo específico y visible, el calendario sirve principalmente para permitir la mejor organización de las horas, días y meses que se suceden continuamente.
  Se estima que la creación de los calendarios es imposible de datar ya que muchas civilizaciones, distantes en tiempo y espacio, generaron sus propios modos de entender el tiempo, a través de distintas formas visuales. Los calendarios surgen, independientemente del momento o del lugar, siempre con un objetivo principal: el de organizar el tiempo por razones sociales, religiosas, administrativas, políticas, económicas. Si bien muchas culturas no llegaron a desarrollar algún tipo de calendario, como los conocemos hoy en día, sí tenían una clara conciencia del paso del tiempo de acuerdo con las estaciones de la naturaleza o de otros fenómenos similares.

  Los calendarios como los utilizamos nosotros suponen el transcurso sucesivo de horas, días, semanas, meses y años, aunque el modo de representar este tránsito puede variar en gran modo. Hoy en día los calendarios dividen al período conocido como año en 365 días, de 24 horas cada uno. Al cuarto año, se agrega un día más, por una cuestión de la rotación de los planetas alrededor del Sol.
  Hoy resultan imprescindibles ya que la sociedad moderna basa sus actividades en estructuras temporales claras y definidas, a diferencia de lo que sucedía en otras épocas. En este sentido, el calendario sirve para organizar mejor el tiempo y desperdiciar la menor cantidad posible de minutos y horas. Estos pueden presentarse en diferentes formas y variantes, aunque por lo general no suelen ser demasiado grandes por una cuestión de comodidad y practicidad.
 A continuación les muestro el resto de los calendarios antiguos.



Calendario Judío:

  El calendario civil judío, establecido en su forma actual desde el año 359 d. C., corresponde al tipo lunisolar, pero más complicado, y cuenta sus años desde el 3761 a. de C.
  Tiene años regulares de 354 días distribuidos en 12 meses de 29 y 30 días alternativamente, años defectuosos de 353 días y años perfectos o abundantes de 355 días.
  Sus años bisiestos, que se repiten siete veces durante un ciclo de 19 años, tienen 383, 384 o 385 días.
  Los 30 días que se añaden comprenden un día adicional en el mes de Adar y un décimotercer mes intercalar de 29 días.

Calendario Musulmán:

  Se inicia con la héjira o huida de Mahoma de la Meca. Sus años son lunares y no guardan relación con las estaciones; 34 de estos años equivalen aproximadamente a 33 del Calendario Gregoriano.
El año consta de 12 meses que tienen alternativamente 29 y 30 días. Para que el calendario sea exactamente lunar, un ciclo de 30 años mahometanos comprende 11 años bisiestos que constan de 355 días, con el último mes de 30 días, y 19 años de 354 días con un mes final de 29 días.

Calendario Budista:

  El calendario budista se emplea en Sri Lanka, Camboya, Laos, Tailandia y Birmania y comienza con el año de nacimiento de Buda, que hasta mediados del siglo XX se creía que era el 543 a. C. (Actualmente piensan que nació hacia el 480 a. C., ± 20 años).
  Una convención de expertos en Göttingen dedujo que Buda debe haber muerto entre 20 años antes y 20 años después del 400 a. C., o sea entre el 420 y el 380 a. C.. Si vivió 80 años, entonces habría nacido entre el 500 y el 460 a. C.1
  La mayoría de los budistas celebran la llegada del nuevo año el 3 de febrero, los tibetanos lo hacen el 18 de febrero y algunos esperan hasta el 2 de abril. El nacimiento y muerte de Buda, por otro lado, no sufre variaciones y se ha establecido las fechas del 15 de febrero y el 13 de mayo respectivamente.

Calendario Chino:

  El calendario chino es de tipo lunisolar, a diferencia del occidental que utiliza el sol como referencia y punto de información.
  Su origen se asocia con el Emperador Amarillo (Huang Di), alrededor del año 2637 a. C., cuando introdujo 5 ciclos de doce años regidos por animales distintivos: Rata, Toro, Tigre, Liebre, Dragón, Serpiente, Caballo, Oveja, Mono, Gallo, Perro y Cerdo. Las casas lunares o shǔ son cada una de las 28 constelaciones del zodiaco lunar. Dependiendo del día y hora de nacimiento de la persona correctamente las estaciones era fundamental para la agricultura, por lo cual los pueblos buscaron maneras de observar el movimiento de los astros y reflejarlo en un sistema cronológico de días completos.
  Pasaron los siglos y hacia el año 104 a. C., por medio de sistemas de observación y de medición de las sombras proyectadas por un palo vertical (gnomon), los antiguos astrónomos chinos llegaron a estimar la duración del año en 365,2509 días, una aproximación excelente para la época. Ya sobre el año 480 de nuestra era, el gran sabio Ju Chongzchi lo estableció en 365,2428 días, con un exceso de tan sólo 52 segundos sobre el valor vigente (365,2422). Pero hay variaciones. El año chino ordinario consta de 12 meses lunares, cuya duracion oscila entre 353 y 355 dias. Cada tres años se intercala un año con un mes mas, resultando un año entre 383 y 385 días; este año de trece meses se llama año embolismal.

Calendario Hebreo:

  El calendario hebreo es un calendario lunisolar, es decir, que se basa tanto en el ciclo de la Tierra alrededor del Sol (año), como en el de la Luna al rodear a la Tierra (mes). La versión actual, por la que se rigen las festividades judías, fue concluida por el sabio Hilel II hacia el año 359. Este calendario se basa en un complejo algoritmo, que permite predecir las fechas exactas de luna nueva, así como las distintas estaciones del año, basándose en cálculos matemáticos y astronómicos, prescindiendo desde aquel momento de las observaciones empíricas de que se valieron hasta entonces.
  En su concepción compleja tanto solar como lunar, el calendario hebreo se asemeja al chino, sin que se sepa de influencia alguna que haya tenido el uno sobre el otro; y también al calendario utilizado por los pueblos de la península arábiga hasta la aparición del Islam, en el siglo VII de la Era cristiana. En cambio, se distingue del calendario gregoriano de amplio uso universal, basado exclusivamente en el ciclo solar-anual; y también del que rige al mundo musulmán desde Mahoma hasta nuestros días, que es puramente lunar.
  El calendario hebreo comienza con la Génesis del mundo, que aconteció, según la tradición judía, el día domingo 7 de octubre del año 3761 a. C.; fecha equivalente al 1 del mes de Tishrei del año 1. De esta manera, el año gregoriano de 2012 equivale al año hebreo de 5773 (que comenzó al atardecer del 16 de septiembre del 2012 y finalizará el 4 de septiembre 2013). Para convertir un año del calendario gregoriano a su correspondiente hebreo, basta con sumar o restar la cifra de 3761 (2012 + 3761 = 5773).

Calendario Hindú:

  El término calendario hindú es confuso ya que se refiere al conjunto de calendarios regionales de la India, que se comportan de distintas maneras, así como al Calendario nacional indio.
  Pueden ser "calculados" (como el calendario gregoriano por ejemplo), de tal manera que el número de mes, días en el mes, etc. son siempre los mismos, determinados por reglas, mediante los cuales se intenta que den resultados conforme al movimiento real de las estaciones, el sol y los astros.
  Pueden ser "astronómicos", de tal manera que la observación efectiva de los eventos astronómicos determinan el comienzo de los años y los meses. Así, el número de días por mes y año puede variar, no es un calendario previamente fijado o planeado: el cielo, las observaciones astronómicas son el calendario, pero ello redunda en una perfecta exactitud.
  Pueden ser solares, fundamentados en el movimiento del sol;
  Pueden ser lunares, fundamentados en el movimiento de la luna; pero como ello conduce a incongruencia con el movimiento solar (como sucede en el calendario musulmán), los calendarios lunares son más exactamente lunar-solares, porque también se considera el movimiento solar y se intenta seguirlo de la manera más fiel posible.
  También existen varias eras.
  Era Vikram y Era Saka: el año 0 es el 78 d.C., 79 d.C. es el año 1, el 21 de marzo de 2000 comenzó el año 1922; véase origen de la era Saka
  Estructura del Calendario nacional de India: Por decreto publicado en la Gazette of India se estableció en 1957 en el Indian National Calender (calendario nacional hindú), que es de tipo calculado y solar, y cuya era es Saka.

Calendario Ático:

  El calendario ático, en vigor en Atenas en la Antigüedad clásica, es el más conocido de los calendarios griegos. Es de tipo lunisolar.
 El año ateniense se componía de 12 meses lunares. Al principio, cada mes contaba con 30 días. En consecuencia, se hizo un ajuste con el ciclo lunar, alternando un mes de 29 días (κολοι μνες / koĩloi mễnes) y uno de 30 días (μνες πλήρεις / mễnes plếreis). Esto da un año de 354 días, es decir 11 días menos en relación con el año solar. Para remediarlo se intercaló un décimotercer mes de 30 días después de cada segundo año lunar. Es lo que se llama un ciclo «trierético». A cada año de 13 meses se le llama «embolístico», nombre que recibe precisamente del mes que es añadido (mes embolístico).
  Encontrándose el año en adelante demasiado lento en relación con el ciclo lunar, otra corrección es aplicada en el siglo V a. C., la del ciclo «octaetérico». En este sistema, el mes intercalar es insertado en un ciclo de ocho años: este periodo de ocho años, cuenta con tres años de trece meses —el tercero, el quinto y el octavo año.
  Otros ciclos han sido igualmente considerados en el curso de la historia ateneniense. Así, Metón de Atenas, bajo Pericles, pone a punto un ciclo de 19 años (véase ciclo metónico). Calipo de Cícico, en el siglo IV a. C., inventa por su parte el ciclo de 76 años.
  Mes del calendario: Esta noción de ciclo, y sobre todo intercalar un mes suplementario, hacen imposible coincidir de manera absoluta los meses atenienses y los del calendario gregoriano, utilizado actualmente en la mayor parte del mundo. En efecto, la diferencia puede a veces representar un mes entero. En cambio, es fácil hacer coincidir los meses atenienses con las estaciones.
  Los nombres de los meses están unidos a las divinidades griegas o a las fiestas religiosas. El año comienza cerca del equinoccio de otoño.

Calendario Edad de Piedra:

  Durante miles de años, el esfuerzo por medir el tiempo y crear un calendario factible ha sido una de las grandes luchas de la humanidad, un enigma para los astrónomos, matemáticos, sacerdotes, reyes y todos los que han necesitado contar los días que faltan para la siguiente cosecha, calcular cuándo hay que pagar los impuestos, o determinar el momento exacto de realizar un sacrificio para calmar a un Dios colérico. El empeño por organizar y controlar el tiempo sigue siendo constante hoy día.
  Hace 11000 años, cerca de lo que hoy es el pueblo de Le Placard una criatura ya observaba el cielo. Durante varias noches, este astrónomo y cronógrafo de la Edad de Piedra había estado viendo salir y ponerse la Luna. Se dio cuenta de que se movía en una serie de fases previsibles y de que podía contar las noches entre los momentos en que estaba llena, semillena y completamente oscura. Era una información útil para una tribu o un clan que quisiera utilizar aquella luz plateada para cocinar y cazar, o para calcular acontecimientos como el número de lunas llenas que había entre la primera brisa del invierno y la llegada de la primavera. Incluso hoy en día se emplea dicha información para señalar celebraciones claves y ceremonias religiosas, como por ejemplo, el día de Pascua: primer domingo después de la primer luna llena después del equinoccio de primavera.
  El hombre de Le Placard grabó grupos de líneas (muescas) en un hueso de águila. Los grupos contenían siete muescas cada uno, lo cual es una aproximación al paso de la luna nueva al cuarto creciente, a la luna llena, al cuarto menguante y otra vez a la luna nueva y los arqueólogos lo encontraron 11.000 años después en una excavación.

¿Fue éste uno de los primeros calendarios?

  Los más escépticos dicen que las marcas en este y otros huesos no tienen nada que ver con calendarios sino que son dibujos o incluso trazos al azar, garabatos de la Edad de Piedra o las marcas dejadas por antiguos cazadores al afilar sus cuchillos. Sin embargo, a través de los años, los arqueólogos siguen encontrando los mismos dibujos o parecidos en piedras y huesos de distintos lugares situados en África y Europa.
  Un hueso de la Dordoña que data de hace 30000 años está cubierto de incisiones circulares que parecen representar el curso de la luna durante dos meses y medio. Otra imagen famosa, la Venus de Laussel, de 27000 años de antigüedad, muestra lo que parece una mujer embarazada sujetando un cuerno con trece muescas. ¿Representa una tosca aproximación del año lunar? Si es así, entonces ¿cómo se utilizaba esta información? Puede que nunca lo sepamos pero es claro que nuestro calendario y el suyo tienen una conexión.   Ambos representan esfuerzos conscientes de organizar el tiempo midiéndolo y poniéndolo por escrito. Y ambos se sirven de fenómenos astronómicos como si fueran puntos de referencia.
  Casi todas las culturas antiguas adoraban la luna. Los antiguos egipcios llamaban Jonsu a su divinidad lunar, los sumerios Nanna. Las diosas lunares griegas y romanas tenían tres caras: cuando no se veía era Hécate, en cuarto creciente era Artemis (para los griegos) o Diana (para los romanos), y cuando estaba llena era Selene. En la actualidad, los san de África, los esquimales y los musulmanes también adoran la luna, celebrando fiestas, danzas y rituales solemnes cuando es nueva.
  La luna fue una de las muchas pistas naturales utilizadas por los pueblos antiguos para medir el tiempo y predecir acontecimientos como el invierno, las lluvias estacionales y las cosechas.
  En Siberia, los Ostiakos todavía basan su calendario en ciclos naturales incorporándo los meses con nombres como Mes del Desove, Mes de los Patos que se van y Mes del Viento. Del mismo modo, los Natchez del bajo Misisipí tenían el Mes del Ciervo, el Mes del Maiz y el Mes del Oso.
  La confianza que las culturas antiguas tenían en la luna originó un serio error, mucho peor que el defecto que irritaría a Roger Bacon varios milenios después. Bacon sólo tendría que preocuparse por los 11 minutos de adelanto de su calendario. Los antiguos griegos y otros que confiaban su suerte a la luna tenían calendarios que adelantaban casi 11 días, un desajuste que en pocos años lleva a alterar las estaciones y a dar la vuelta a los solsticios de verano e invierno en sólo 16 años. Situación inaceptable para cualquiera que utilizara ese calendario como guía para sembrar y cosechar, o para saber la estación idónea para pescar, construir casas o rendir culto a los dioses.
  El problema está en el tiempo que tarda la luna en pasar por sus fases mientras da la vuelta alrededor de la Tierra. No es un número apto para dividirlo en un año de aproximadamente 365 días y cuarto. De hecho, un mes lunar exacto dura unos 29,5306 días, según los instrumentos modernos, lo que, multiplicado por doce meses, da un año lunar de 354,3672 días. Compárese con el año solar correcto de 365,242199 días y se apreciará la frustración de los astrónomos a lo largo de los siglos al tratar de relacionar el sol y la luna.

Calendario Azteca:

  Cuando llegó Hernán Cortés a México, el calendario azteca acababa de ser reformado, y el año empezaba el día 1 de Atlacalmaco, que coincidía con nuestro 1ro. de marzo. No está claro si fue el mes o la “semana” la más antigua unidad de medida de los días. De todos modos, en todos los calendarios de la historia vemos cómo son los días de mercado los que marcan la cadencia de las semanas (en algunas lenguas se usa la misma palabra para denominar la feria o mercado y la semana).
  Entre las culturas centroamericanas se instituyó la celebración del mercado cada 5 días y por tanto la semana de 5 días (fue la sacralización del número 7 en nuestra cultura lo que determinó que nuestra semana sea de 7 días). La siguiente unidad era el mes de 20 días, con un total de 18 meses al año, que sumaban 360 días. Para completar los 365 días del año solar (366 los bisiestos, que también los tenían) añadían al final del año los 5 (o 6) días llamados nomentemis, que dedicaban íntegramente al placer y la diversión; en esta última semana del año no había  feria, para no interrumpir las celebraciones. Algo muy parecido a las saturnales romanas y las navidades cristianas con que se despide el año viejo y se recibe al nuevo. 
  El hecho de que las culturas de centroamérica no hubiesen desarrollado la escritura, no representó ningún impedimento para el desarrollo de un calendario perfecto. Asignaron nombres con los respectivos pictogramas a los 20 días del mes (1 flecha, 2 tigre, 3 águila, 4 cuervo, 5 los cuatro movimientos del sol, 6 pedernal, 7 lluvia, 8 flor, 9 serpiente armada de harpones, 10 Ehecatl (el gran dios Ketzalcoatl en figura de viento), 11 casa, 12 lagartija, 13 culebra, 14 muerte, 15 venado, 16 conejo, 17 agua, 18 perro, 19 mona, y 20 hierba). De este modo era fácil representar el desarrollo del tiempo. Parece que antes de llegar a este nivel de denominación, sólo tuvieron cuatro nombres (como una semana de 4 días) que se iban repitiendo hasta completar el mes. Estos nombres eran ácatl, tepatl, calli y tochtli, que representaban a los cuatro astros (Sol, Luna, Venus, Tierra), a los cuatro vientos, a las cuatro estaciones, o a los cuatro elementos. Parece que desde muy antiguo dividían el año en cuatro estaciones; que se guiaban por los equinoccios y los solsticios; y que dividieron el día en 16 “horas”: 8 laborables, desde la salida a la puesta del sol, y las 8 restantes de descanso.    Al igual que ocurrió en el viejo continente, los calendarios avanzaban con las respectivas culturas. Por más que en los mitos respectivos cada uno aparezca como iniciador del tiempo, el caso es que los calendarios maya, nahoa y azteca pertenecen a una misma fuente cultural. En el año 249 a. de J.C, cuando el calendario romano era un auténtico caos, y aún faltaban siglos para la reforma juliana que instituyó los años bisiestos, en ese año se reunieron los sacerdotes de las tribus nahuas para corregir las desviaciones de su calendario, introduciendo el año “bisiesto” (la repetición cada cuatro años del último de los días nomentemis). Esta reunión tuvo lugar en Huehuetlapallan, una de las siete ciudades mexicanas que formaron Chicomoztoc, la ciudad mexicana más importante de los nahuas. Instituyeron también el período de 52 años, formado por cuatro haces o gavillas de años (13 x 4).
  Con esta ocasión en que ajustaban exactamente el calendario al sol, celebraban una extraordinaria fiesta religiosa en la que se extinguía el fuego viejo y se encendía un nuevo fuego sobre el cuerpo de la víctima humana que con esta ocasión se iba a sacrificar. Todos los fuegos del imperio se extinguían antes de tan gran ceremonia (en épocas, los días nomentemis que la precedían tuvieron carácter de duelo, penitencia y sangrientas disciplinas, simbolizando la preparación para el fin del mundo); y después de la gran oscuridad, llegaba la explosión de la luz: infinidad de antorchas encendidas en el fuego nuevo de la pira del sacrificio, partían en dirección a todas las ciudades y poblados. Es de notar el singular paralelo con la celebración judeocristiana de los jubileos cada 49 años (7 x 7), siendo el quincuagésimo, el año jubilar.

El Calendario del Sol

  El pueblo azteca daba gran importancia al tiempo, que era registrado en dos calendarios: el de 365 dias, xihuitl, que era el solar y o agricola, compuesto por 18 meses de 20 dias, mas cinco dias "inutiles" o "aciagos"; y la cuenta de los destinos de 260 dias, llamada tonalpohualli, que tenia mas bien caracter adivinatorio.
  Este esta divido en 13 meses de 20 dias cada uno. Cada dia tiene un nombre y se combina rotando con un nmero del 1 al 13, hasta completar los 260 dias (13 veces 20=260). Cada dia con su numeral tiene una carga energetica que lo conecta con la fuerza del cosmos, y esta bajo la proteccion de un dios, se relaciona a un rumbo del universo y a un color, y tiene un augurio asociado.
  Los nombres de los dias en nahuatl son los siguientes: cipactli, ehécatl, calli, cuetzpallin, coatl, miquiztli, mazatl, tochtli, atl, itzcuintl, ozomatli, malinalli, acatl, ocelotl, cuauhtli, cozcauauhtli, ollin, tecpatl, quiauitl, xochitl. Los 18 meses del calendario solar de 365 dias, recibian los siguientes nombres: atlcahualo, tlacaxipehualiztli, tozoztontli, hueytozoztli, txcatl, etzalcualiztli, tecuilhuitontli, hueytecuilthuitli, tlaxochimaco, hueymiccailhuitl, ochpaniztli, pachtontli, hueypachtli, quecholli, panquetzaliztli, atemoztli, tititl, izcalli y nemontemi. Los méxicas creian que el calendario habia sido inventado por Oxomoco y Cipactonal.
  Los aztecas dividian el calendario solar en 5 periodos de 73 dias, especie de estaciones a los que llamaban cocij: cocij cogaa, era el tiempo del agua y del viento simbolizado por el cocodrilo; cocij col lapa era el tiempo de las cosechas, representado por el maiz; cocij piye chij, era el tiempo santo o de fiesta, representado por el aguila o el guerrero; cocij piye cogaa, tiempo de secas e inicio del calendario; cocij yoocho, tiempo de las enfermedades y las miserias, representadas por el tigre.

Descripción del Calendario Azteca

Está dividido en varias partes:
El disco central. En él está la representación de Tonatiúh, el Sol, con todos los atuendos propios de su importancia.thumb|right|Anillos Calnd AztecaEn los cuatro rectángulos que lo rodean, se representa la leyenda de los cuatro soles.
Primer Anillo. Lo forman veinte partes iguales con figuras que representan los días del mes Azteca.
Segundo Anillo. Está formado por 8 segmentos divididos por figuras en forma de V que simbolizan los rayos de luz solar.
Tercer Anillo. Está dividido en dos bandas anudadas de papel amatl. La parte superior, la más pequeña, contiene la fecha de terminación del Calendario, un ornamento de hierbas y flores y la cola de dos serpientes. En la parte inferior aparecen los cuerpos de dos serpientes de fuego con escamas, Xiuhcóatl, formada por trece segmentos iguales cada una y el signo Tlachinolli, planta que semeja a una serpiente, con diez círculos pequeños y un doble marco. En la parte inferior de este anillo, se observan las cabezas de las dos serpientes sobrepuestas, de cuyas fauces salen los rostros de Quetzalcóatl, personificado como Tonatiúh, el Sol, y de Tezcatlipoca, Señor de la Noche. Cada serpiente tiene patas con garras y un penacho con siete círculos cortados por mitad, que simbolizan la Constelación de las Pléyades.
Cuarto Anillo. En él se representan las estrellas sobre el cielo nocturno. Contiene ciento cincuenta y ocho círculos pequeños que rematan en las bandas de papel amatl.

Días del mes

  El Primer Anillo contiene veinte figuras que representan los días del mes. Cada mes se divide en cuatro grupos de cinco días, (llamados quintanas). Los nombres y significados de los días en castellano, son los siguientes:
Cipactli / Caimán
Ozomatl / Mono
Ehécatl / Viento
Malinalli / Hierba
Calli / Casa
Acatl / Caña
Cuetzpalin / Lagartija
Ocelotl / Jaguar
Cóatl / Serpiente
Cuauhtli / Águila
Miquiztli / Cráneo
Cozcacuauhtli / Zopilote
Mázatl / Venado
Ollin / Temblor
Tóchtli / Conejo
Tecpatl / Pedernal
Atl / Agua
Quiahuitl / Lluvia
Izcuintli / Perro
Xóchitl / Flor

Calendario Maya:

En el calendario maya coexisten tres cuentas de tiempo: el calendario sagrado (tzolkin o bucxok, de 260 días); el civil (haab, de 365 días); y la cuenta larga.
  El calendario maya es cíclico, porque se repite cada 52 años mayas. En la cuenta larga, el tiempo de cómputo comenzó el día 0.0.0.0.0 4 ajau y 8 cumkú (en notación maya) que equivale, según la correlación generalmente aceptada,1 al 11 de agosto del 3114 a. C. en el calendario gregoriano2
  La casta sacerdotal maya, llamada ah kin, era poseedora de conocimientos matemáticos y astronómicos que interpretaba de acuerdo con su cosmovisión religiosa, los años que iniciaban, los venideros y el destino del hombre.
  El calendario maya, según algunos estudiosos, aparece ya en culturas más antiguas como la olmeca; para otros, sin embargo, este calendario es propio de la civilización maya. Las similitudes con el calendario mexica, ofrecen evidencia de que en toda Mesoamérica se utilizó el mismo sistema calendárico.
  El sistema de calendario tzolkin consta de 260 días (kines) y tiene 20 meses combinados con trece numerales (guarismos). El tzolkín se combinaba con el calendario haab de 365 días de 18 meses (uinales) de 20 días (kines) cada uno y cinco días adicionales denominados uayeb, para formar un ciclo sincronizado que dura 52 tunes o haabs o 18.980 kines (días).
  La cuenta larga era utilizada para distinguir cuándo ocurrió un evento con respecto a otro evento del tzolkín y haab. El sistema es básicamente vigesimal (base 20), y cada unidad representa un múltiplo de 20, dependiendo de su posición de derecha a izquierda en el número, con la importante excepción de la segunda posición, que representa 18 × 20, o 360 días.
  Algunas inscripciones mayas de la cuenta larga están suplementadas por lo que se llama serie lunar, otra forma del calendario que provee información de la fase lunar.
  Otra forma de medir los tiempos era medir ciclos solares como equinoccios y solsticios, ciclos venusianos que dan seguimiento a las apariciones y conjunciones de Venus al inicio de la mañana y la noche. Muchos eventos en este ciclo eran considerados adversos y malignos, y ocasionalmente se coordinaban las guerras para que coincidieran con fases de este ciclo.
  Los ciclos se relacionan con diferentes dioses y eventos cósmicos. Es así como el quinto sol representa el final del ciclo estelar asociado a la luna y el inicio del periodo conocido como el sexto sol asociado al regreso de Kukulkan.

Calendario de 260 días - Tzolki o sagrado

  El tzolkin ("la cuenta de los días") contempla 260 días. Si bien se ha sugerido que está relacionado con la duración de la gestación humana, otros lo relacionan con el planeta Venus. Se utilizaba para celebrar ceremonias religiosas, pronosticar la llegada y duración del período de lluvias, además de períodos de cacería y pesca, y también para pronosticar el destino de las personas.
  260 días es el 71,2% del año terrestre, lo cual en términos espaciales quiere decir que durante 1 tzolkin/260 días el planeta Tierra recorre el 71,2% de su órbita. Esto significa que recorriendo 7 tramos de 260 días (1820 días = 4,98 años) la Tierra llega al mismo punto de su órbita aunque unos 6 días antes. Y recorriendo 100 tramos de 260 días realiza 71,2 órbitas al Sol, lo cual son 71,2 años o 26 000 días o 100 tzolkines.
  En relación con Venus, este planeta tarda 224,7 días en dar su órbita al Sol, lo cual es el periodo de su año real, pero el periodo de su año aparente medido desde la Tierra (ciclo sinódico) es de 584 días, que son 2,247 tzolkines porque en 584 días Venus da 2,6 órbitas (múltiplo de 260) a 224,7 días por órbita. El ciclo sinódico del planeta Marte es de 780 días, que es justamente 3 periodos de 260 días, es decir 3 tzolkines.
  Es el más empleado por los pueblos del mundo maya. Lo usaban para regir los tiempos de su quehacer agrícola, su ceremonial religioso y sus costumbres familiares, pues la vida del hombre maya estaba predestinada por el día del Tzolkin que correspondía a la fecha de su nacimiento. Esta cuenta consta de los números del 1 al 13 y 20 nombres para los días representados asimismo por glifos individuales. Al llegar al decimocuarto día, el número del día regresa al 1 continuando la sucesión del 1 al 13 una y otra vez. El día 21 se repite la sucesión de los nombres de los días y así sucesivamente. Ambos ciclos continúan de esta manera hasta los 260 días sin que se repita la combinación de número y nombre pues 260 es el mínimo común múltiplo de 13 y 20.

Calendario de 365 días-Haab

  El calendario llamado Haab se basa en el recorrido anual de la Tierra alrededor del Sol en 365 días. Los mayas dividieron el año de 365 días en 18 "meses" llamados Winal de 20 días cada uno y 5 días sobrantes que se les denominaba Wayeb. Cada día se escribe usando un número del 0 al 19 y un nombre del Winal representado por un glifo, con la excepción de los días del Wayeb que se acompañan de números del 0 al 4. Los glifos y nombres de los Winal o meses mayas son:

El ciclo de 18,980 días-la Rueda Calendárica

  La combinación de los calendarios de 260 y 365 días crea un ciclo mayor de 18,980 días (el mínimo común múltiplo de 260 y 365), a esta combinación se le ha llamado la Rueda Calendárica. Sus cuatro elementos (numeral-glifo Kin y numeral-glifo Winal) juntos solo se repiten cada 18,980 días. Una gran cantidad de monumentos mayas solamente registran la fecha de la Rueda Calendárica.  Aquí se ven los cuatro elementos de la Rueda Calendárica para el Wuinal maya llamado Pop que corresponde a las fechas del 7 al 26 de abril del año 2000 y el primer día del siguiente Winal maya llamado Uo.

La "Cuenta larga" o "Serie inicial"

Los mayas también llevaban una cuenta de los días transcurridos a partir de una fecha que ellos determinaron como el inicio de la era maya actual. A esta cuenta se le denomina la "Cuenta Larga" o "Serie Inicial".
  De acuerdo con la correlación Goodman-Martínez-Thompson (GMT) 584,285 la cuenta larga actual tiene su fecha inicial el 13 de agosto de 3,114 a. C. del calendario Gregoriano.
  En relación con los ciclos mayas, la Cuenta Larga (de 5.126,36 años o 260 katunes) está formada por 7200 tzolkines. Y cinco cuentas largas (25.626,8 o 100 ahau o 1300 katunes) son 36.000 tzolkines.

Curiosidades de los calendarios

¿Por qué unos meses tienen 30 días y otros 31? ¿Y por qué febrero tiene solamente 28? ¿Y por qué son 29 en un año bisiesto? ¿Y cuáles años son bisiestos y por qué? ¿Y por qué no se añade ese día extra al final del año en diciembre en lugar de en febrero? ¿Y por qué se llama bisiesto ese año con un día más? ¿Eh? ¿Eh? ¿Por qué? ¿Por qué?
  Estas y otras preguntas acerca del calendario seguro que se las ha planteado algún que otro/a curioso/a. Vamos a dar cumplida respuesta a continuación.
  Antes de la reforma del calendario llevada a cabo por Julio César, el año romano comenzaba en el mes de marzo al relacionar el inicio del año con el “inicio” del ciclo de vida que supone la primavera. Y tenia 10 meses de 36 días, más 5 días al fin del mismo, dedicados a las fiestas de las saturnales.
  Así septiembre era el séptimo, octubre el octavo, noviembre el noveno y diciembre el décimo. Nótese el uso de la raíz latina en el nombre del mes.
  A partir de la reforma juliana, el año pasó a tener 12 meses —de 30 ó 31 días— incorporando a fin del mismo dos meses, que se llamaron enero y febrero. Los meses de 31 días eran los impares: marzo, mayo, quinto, séptimo, noveno y enero. Y los de 30 eran los pares: abril, junio, sexto, octavo y décimo. A febrero le correspondieron 29 (30 los años bisiestos) para obtener los 365 días.
  A Cayo Julio César se le brindó el honor de designar un mes con su nombre, y el escogido fue el quinto mes, que a partir de la reforma juliana se llamó julio. Su hijo adoptivo, Cayo Julio César Octaviano, que fue designado emperador —con el título de augustus— asumió el poder absoluto dando origen al Imperio Romano. En su honor se llamó agosto al mes sexto, pero, dado que el mes sólo tenía 30 días y no podía ser que el Imperator Augustus tuviera un mes con un día menos que su padre, resolvieron agregarle un día más que tomaron del último mes, pasando febrero de tener 29 días a tener 28.
  Como así habían tres meses seguidos con 31 días, se alteró la duración de los siguientes, pasando septiembre a tener 30, octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31.
  El año bisiesto fue una innovación del calendario juliano elaborado por el astrónomo griego Sosígenes de Alejandría por encargo de Julio César, que lo difundió por todo el Imperio Romano en el año 46 a.C.
  Ocurre que existía un desfase entre el año solar (el tiempo que tarda la Tierra en orbitar alrededor del Sol es de 365 días y 6 horas) y el año cronológico de 365 días. Así, cada cuatro años se reúnen las horas suficientes para formar el día suplementario.
  Este añadido hace que el año bisiesto tenga 366 días. Este día extra se añade al final del mes de febrero, por lo que este mes pasa a tener 29 días.
  Y este día extra se le añade al mes de febrero, no solamente por ser el más corto, sino por ser el último del año. Así Julio César decretó que el 23 de febrero, día de Terminalia, tuviese 48 horas cada cuatro años.
  Comoquiera que los romanos nombraban los días de los meses en referencia a las calendas (primer día de cada mes) y los idus (día 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y 13 de los demás meses), el día suplementario se conoció como bis-sextus dies ante calendas martii (repite el sexto día antes del primero de marzo). El nombre es demasiado largo, así que lo de bis-sextus derivó a bisiesto.
  Posteriormente, el calendario gregoriano, introducido por el Papa Gregorio XIII en el año 1582, modificó la periodicidad de los años bisiestos para regularizar el desajuste acumulado desde la implantación del calendario juliano, para lo que dispuso 97 años bisiestos cada 400 años. Ocurre que la duración del año solar es exactamente de 365 días, 6 horas, 13 minutos y 59 segundos 365 días, 5 horas, 49 minutos y 12 segundos, así que, con el calendario juliano resultaba un año civil de 365,25 días y, por lo tanto, sólo 0,0078 días más largo que el año solar verdadero.
  La modificación introducida en la regla de los bisiestos, y que redujo la diferencia a 0,0003 de día, fue seguir considerando bisiestos los años múltiplos de cuatro excepto el último de cada siglo cuyas centenas no sean múltiplo de cuatro. Así que el año 2000 lo fue, pero no lo será el 2100. La regla gregoriana de los años bisiestos se podría enunciar como sigue: “Un año es bisiesto si es divisible por 4, a menos que sea divisible por 100 y no por 400″.
 

Calendario egipcio.
Calendario babilónico.  
Calendario griego.
Calendario romano-primitivo.
Calendario juliano.
Calendario gregoriano.
Calendario revolucionario.
Calendario judio.
Calendario musulmán.

Calendario budista.
Calendario chino.
Calendario hebreo.
Calendario hindú.
Calendario ático.
Calendario edad de piedra.
Calendario azteca.
Calendario maya.
Calendario de los 260 días, Tzolki o sagrado.
Calendario de los 365 días-haab
Rueda calendárica.
Cuenta larga o serie inicial.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...