Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

viernes, 25 de julio de 2014

Cementerio de Reina: Donde “tal vez” reinan los ángeles


Por Mercedes CARO NODARSE  Fotos: CEDEÑO



“Y aquí me quedo, azul grito de anhelo detenido (…)

quemando sin sonrisas mis huesos y mis músculos”. (1)



Un manto de silencio y quietud envuelve a los cementerios; pero suele romperse en algunas fechas, como las celebraciones de las madres, los padres, los difuntos. Entonces, los familiares recuerdan a sus seres queridos y acuden al camposanto a adecentar tumbas, arrancar malas hierbas o sustituir las flores ajadas por otras frescas. Cuba está salpicada por necrópolis las cuales son, por su importancia y belleza, mucho más que lugares en los cuales adentrarse, muy de vez en vez, con el fin de enterrar y homenajear a los muertos.

  Al hablar de la riqueza del patrimonio edilicio de Cienfuegos, resulta ineludible la mención de dos importantes obras, distintivas en el universo de las construcciones funerarias cubanas: los cementerios “Tomás Acea” y el General de Reina (también le llaman Municipal) ambos, únicos de su tipo en el país, el primero exclusivo como jardín, inaugurado el 21 de noviembre de 1926 y declarado Monumento Nacional, el 10 de octubre de 1978, por sus valores artísticos, arquitectónicos, históricos y ambientales.

  El segundo, por la peculiar forma de enterramiento en el patio principal, en paredes de nichos verticales (clausurados desde el año1900), en este caso circunscripto por tres hileras, que marcan un estilo de la época colonial española, semejante al del cementerio Espada, construido alrededor de 1805, en La Habana, y del cual se conservan muy pocos vestigios, apenas una pared, al final de la calle Aramburu.

  “Reina” constituye un auténtico museo de arte funerario. La prodigiosa colección de esculturas atesoradas en la necrópolis (inaugurada el 21 de junio de 1839), la extraordinaria riqueza artística, con esplendorosas obras en su mayoría de mármol de Carrara, hierro fundido y pizarra, junto a las lápidas finamente labradas en bajorrelieve, como si fueran subtitulajes de una vieja película muda, le valieron el reconocimiento de Monumento Nacional, otorgado el 30 de enero de 1990.


“¿Qué importa la pena, qué importa la angustia,

qué importan los muertos?”. (2)



En su frontispicio leemos una frase que quizá en su momento pareciera una advertencia y tantos años después resulta una admonición: OSSA ARIDA, AUDITE VERBUM DOMINI —Huesos secos, oíd la palabra del Señor— (Ezequiel 37.5). Y la cita, recordatorio o reprimenda, pide a gritos el rescate del lugar, proceso comenzado hace casi tres lustros, pero detenido por lapsos, evitando el avance tal y como quisiéramos los habitantes de esta urbe, Patrimonio Cultural de la Humanidad, desde julio del 2005.

  Dispuesto a partir de un rectángulo de unos 124 metros de largo por 82 de ancho, dos cuarteles (Norte y Sur) y un patio central primigenio de cuatro secciones, rodeado de muros, los cuales contienen los históricos nichos verticales, recibe a los constructores de la Agrupación de Restauración y Pintura (ARPI) de la Empresa de Mantenimiento y Construcción del Poder Popular, con el fin de rescatarlo de sus ruinas, tras años de progresiva destrucción.

  “Hasta el momento hemos logrado la recuperación del edificio socio-administrativo en casi el 80 por ciento, explica Saturnino Rivera González, subdirector de Inversiones, de la dirección municipal de Servicios Comunales. Acometimos junto a la ARPI, la restauración integral, con la terminación de la cubierta, la reposición de todas las tejas francesas originales, concluimos los pisos del museo, la recuperación de las instalaciones hidrosanitarias y eléctricas; aún nos falta la carpintería y la pintura.

  “Los nichos de la parte norte del cementerio muestran un estado de deterioro bastante deplorable, (…) lleva un nivel de acción intenso, tenemos el proyecto y los recursos aprobados,  (…) estamos solo al 50 por ciento. El remozamiento general incluye el patio principal, poseedor de los monumentos más importantes y la conclusión de la capilla, la cual no saldrá completa este año. Después quedaría el resto de la cerca. La Oficina del Conservador de Cienfuegos tiene interés en recuperar algunos panteones particulares.

  “Si hablamos de cifras o plan de año, marchamos bien, pues en este 2014 se aprobaron 50 mil pesos y ejecutamos 30 mil (…). El monto financiero está en dependencia del balance territorial, por ende asignan una cantidad específica, aún insuficiente para este tipo de reconstrucción; por tal motivo, trabajamos de año en año. Aquí pudiera avanzarse mucho más, pero la fuerza laboral procedente de la ARPI resulta inestable. (…) Intervienen en la obra el Fondo Cubano de Bienes Culturales, con algunos artistas, fundidores y artesanos, porque deseamos lograr similitudes con lo original”, aclaró Saturnino.

Adolfo Rocío Hernández, jefe del departamento de Arquitectura de la Oficina del Conservador, explica cómo desde el día 4 de diciembre del año 2011acometen allí acciones más serias. “Todas las semanas (los martes) chequeamos el avance de las faenas: Gobierno Provincial (coordinador), Comunales (inversionista), la ARPI (constructor principal), Patrimonio (asesoramiento y guía), Escuela de Oficios para la Restauración (regeneración de esculturas y herrería). Pienso que en septiembre ya puedan trabajar aquí los estudiantes y profesores de la ‘Joseph Tantet Dubruiller’.

  “Existe un proyecto de arborización de los exteriores e iluminación completa del inmueble, y de urbanización (construcción de aceras y áreas verdes). Junto a ello hay otro de drenaje, pues como pueden apreciar, dada la cercanía del mar, muchas de las tumbas están anegadas en agua, debido a la penetración del manto freático y presentan humedad en las paredes. Pretendemos canalizar las aguas hasta el mar y disminuir el encharcamiento producido por las lluvias, sobre todo en esta época.

  “Respetamos el tipo de repello inicial, insistimos en las dosificaciones, hubo problemas con la cal, no sabemos la razón. Preferíamos una madera de mejor calidad para el acceso principal al cementerio, no fue posible, sabemos que es muy cara, pero al menos una semidura alargaría la vida útil del techo; mantuvimos la teja con la pendiente original y buscamos la manera de conservar los colores de las pinturas. Instamos por una mejor calidad; por ejemplo, no podemos importar el mármol de Carrara por su encarecimiento y otros materiales; sin embargo, necesitamos alternativas viables. (…) Brindamos asesoramiento a los particulares, porque hay regulaciones a cumplir en cuanto a color, forma, materiales a utilizar; eso sí, ellos deben correr con los gastos, pues son propiedades privadas, la mayoría en franca destrucción.

“El cronograma inicial, realizado por la ARPI, establecía la conclusión del edificio socio-administrativo en el 2012, ¡no se logró hasta ahora!, porque es la única Agrupación que existe en la provincia. Queremos mantenerla, pero a nivel de gobierno priorizan otras obras y entonces detienen esta.  

  “Estamos obligados a conservar el esplendor de su neoclasicismo, los monumentos distinguidos por su acabado, a tal magnitud que los especialistas sostienen figuran entre los más sobresalientes del orbe, al lado de los cementerios italianos de la época, algunas de cuyas obras fueron replicadas en este”, expuso Adolfo.

  Mayra Bolaños Martínez, administradora del camposanto desde hace doce años, comenta acerca de las labores constructivas. “En los patios intencionarán el pasillo central; con los mármoles recuperados arreglaremos los escalones de las bóvedas. Los alumnos de la escuela entrarían a realizar tareas de forja y fundición. Ya hicimos un diagnóstico y conocemos los materiales precisos.

  “La mayoría de las bóvedas son particulares, muchas con serios problemas; citamos a los dueños y no se presentan aquí. ¡Mira, aquél ángel cayó de su pedestal en el último ciclón y perdió las alas! Ya no sabemos cómo reclamar la presencia de su propietario; por tal razón no podemos hacer nada; lo mismo ocurre con otras, mutiladas, sin tapas, llenas de agua; otros sí se preocupan y sellan dos capacidades, echan una placa intermedia; pero los más, no se molestan en venir.

  “De ahí que todos los factores implicados en la restauración decidieran construir nuevas tapas y sustituir las dañadas.  (…) ¡Desconocemos quiénes son los dueños de algunos pabellones! Es posible que las personas no sepan de la existencia de las mismas, pues estas se heredan dentro de las familias. Quizá han emigrado y no dejaron documentos, o no tienen entre sus rituales las visitas al cementerio”, expone.

  En el segundo patio observamos la misma situación, tumbas sin tapas, con agua y suciedades; áreas colapsadas por la humedad y acumulación del líquido —¡¡¡no tendrán solución por el momento!!!—, “dejarán de utilizarse definitivamente al convertirse en lagunas, debido a la penetración del mar. (…) Quienes tienen una propiedad hacen aquí sus entierros; ocurren unos ocho al mes. (…) cuando llueva dos o tres veces más, ni el chapeador podrá entrar a esta zona.

  “Todas las bóvedas que hacen agua serán selladas. Al pie de la capilla hay una perteneciente a la Iglesia Católica; los trabajadores nos volcamos a extraerle el agua, sacábamos por un lado y penetraba por otro, así ocurre con muchas más”, comenta Mayra.

  Y es esa propia capilla la que no verá el fin de la restauración este año por recursos financieros; el sitio que guardó los restos del Padre Antonio Loreto Sánchez y Romero, primer cura de almas de la Perla del Sur, y quien bendijera la tierra para la construcción del cementerio.


“¿quién puede (…) clavar a los muertos contra el muro,

cortar las cabezas a los ángeles, barrer lo que fue, (…) con un golpe de luz?” (1)



A diferencia de muchos, “Reina”, no alberga a personajes famosos. En los nichos encontramos fechas mortuorias remontadas a la década del 1830. Yacen también, en fosas comunes, valiosas figuras de las gestas libertarias de 1868 y 1895. Incluso, especulan —aunque no está confirmado—, el enterramiento de un ayudante de cámara de Napoleón Bonaparte. Como si no fueran bastantes sus méritos artísticos y urbanísticos, en el segundo patio del viejo camposanto, una tumba anónima hospeda los restos de un joven general nacido en Brooklyn, Henry Reeve, El Inglesito.

  Carmen Rosa Pérez Ortiz y Odalis Maceiras Díaz, museólogas del Grupo de Trabajo Cementerios, de la Oficina del Conservador de la Ciudad, comentan: “el nicho más antiguo del cual tenemos evidencia data de 1843 y guarda los restos de Andrés Dorticós Casó, uno de los fundadores de la ciudad. La tumba más antigua es la de Agustín de Santa Cruz y Castillo (1841); aquí reposan también los de la familia Bouyón y la de los Sarría; entre los patriotas está José Manuel Cepero Abreu, quien fuera comandante del Ejército Libertador.

  “Los documentos antiguos del cementerio están en mal estado. El Grupo trata de conservarlos y los guardamos en el ‘Tomás Acea’, hasta la culminación de la restauración. La información está digitalizada y puesta al servicio de los investigadores”.

  Sin embargo, la importancia del Cementerio General le viene dada por su arquitectura neoclásica y la archiconocida estatua de “La Bella Durmiente”, bautizada así por la vox populi. Como el resto de las necrópolis esta tiene su leyenda, nacida a partir de la escultura emplazada sobre una tumba en la sección D, cuya imagen representa a una hermosa joven dormida, recostada a una cruz, con un ramo de amapolas en su mano derecha, como símbolo de la vida; mientras, con su mano izquierda aplasta con suavidad una serpiente, en alusión a la muerte.

  Cual historia shakesperiana de amor y muerte, con trasfondo real, el fallecimiento a los ocho meses de embarazo por eclampsia urémica de María Josefa Álvarez Mijares y Miró (ocurrido el 16 de julio de 1907, a la edad de 24 años) incentivó la imaginación del pueblo. Alrededor de ella se entretejen variadas anécdotas. Según algunos entendidos la madre de la joven encomendó a un artesano (dicen a un escultor italiano), erigiera la figura de una doncella, no muerta sino envuelta en un eterno sueño. Por otro lado, están quienes aseguran fuera su esposo, Vicente González, encargado de mandarla a hacer en Italia, sin saberse a ciencia cierta el nombre del autor.

  Ciertas o no, siempre encontrará entre sus manos flores, dejadas allí por algún obrero del cementerio, vecinos del barrio, personas llenas de fe, pues comentan su enorme capacidad como intercesora ante los pedidos realizados.

  Queda, entonces, escuchar el verbo de quienes claman por la resurrección del Cementerio General de Reina, voz que trasciende las fronteras perlasureñas, por encima del mundanal ruido de la vida en el barrio homónimo, para instalarse en el corazón de cada cubano y visitante foráneo.

 

Notas: Fragmentos del Poema último (1) y Habría que estar muerto (2), de Mirta Aguirre.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...