Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Lesas tuberías con pesadas sombras centenarias

Por Mercedes CARO NODARSE   Fotos: CEDEÑO



Resulta prácticamente una condición inherente al ser humano eso de ver la paja en ojo ajeno, y no el tarugo que molesta el suyo propio. Y se vuelve sordo y ciego; hasta cierto punto ¿ingenuo? Entonces nos atormentan (a la Prensa) cuando llegamos a cubrir una noticia (por cierto de beneficio social) y nos “atacan” con gritos, gestos desproporcionados y algún que otro comentario inadecuado. Es cierto, los entendemos muchas veces, pero no somos nosotros quienes debemos resolverles sus tantas y tantas pesadas sombras. A lo sumo, escucharlos, anotar sus inquietudes, escribir sobre ellas, siempre y cuando medie el respeto y la educación.

  De esa manera fuimos recibidos (reportera y fotógrafo) por los vecinos de la ciudadela de 5217, en la calle 19, en Reina. ¿Mis intereses periodísticos? Conocer la (in)satisfacción sobre la obra realizada allí por los casi 40 hombres de una brigada de Acueducto y Alcantarillado, los cuales llevan varios días laborando en la limpieza y desobstrucción de los sistemas de drenaje de las alcantarillas, pluviales y residuales. Sin embargo, afloraron otros múltiples problemas, acumulados desde 1993, cuando “¡¡¡reconstruyeron!!!” la cuartería y dejaron los inmuebles sin agua, entre otras irregularidades cometidas por la empresa constructora y los propios residentes.


Y LA TORMENTA NO AMAINA


Un mal olor irritaba a todos; varias (y no pocas) esquinas y tragantes de la barriada de Reina y su cercano Centro Histórico, exhibían, desde hace muchos años, una acumulación de aguas oscuras. ¿Las causas? El deterioro de una red que ya tiene más de 100 años, mal inevitable agravado por el irrespeto, la ausencia de responsabilidad cívica, conciencia solidaria o normas de convivencia de quienes arrojan a las alcantarillas, sacos repletos de visceras de cerdo, tejas, pedazos de hierro y madera, pomos y cajas de plástico, cámaras de vehículos, balaustres de cemento… y hasta lo inimaginable (el lente del fotógrafo y nuestros ojos, fueron testigos de lo que de allí se extraía). Por regla, los “saboteadores” del orden público y las reglas higiénicas de la vida en comunidad, tiran sus mugres al amparo de la oscuridad nocturna, aunque no pocas veces ante la vista de muchos, que miran y callan.

  Hasta ese barrio nos fuimos el pasado lunes, tras los pasos de una brigada de Acueducto y Alcantarillado. Diego Reyes Fernández, especialista de la Empresa, está al frente de la cuadrilla de obreros (¡¡¡seres humanos también!!!), quienes para desobstruir se introducen hasta el pecho en los pestilentes gaznates tupidos por la desidia. Allí, con sus botas y guantes de dudosa calidad, sacan todo cuanto pueden; mientras, un carro fosa almacena los más de 50 metros cúbicos de basura extraídos de la zona, y otro, con una pipa de agua, va limpiando las calles y aceras ya listas.

“Hemos higienizado la red de alcantarillas desde la calle 0 hasta 19; continuamos por 19 hasta 58, luego retomamos la calle 21, bajando desde la avenida 60 a 52. Otra brigada labora en 48 y 21. Junto a ello, suprimimos los salideros de agua”, comenta Diego.

  “Desde hace más de 15 años no se hace un trabajo como este. Hubo intentos en otras ocasiones, pero no resultó. Como puede apreciar, los registros están cubiertos hasta arriba y tienen materiales de construcción, jabitas, nailon, cartones… ¡vaya de todo! Otro problema grave lo constituye la conexión de tuberías albañales a los pluviales, algo hecho por los vecinos de este lugar, en la búsqueda de solucionar las tupiciones en sus casas; solo que han creado una situación muy seria.

  “Cuando terminemos esta primera etapa, emplearemos, por primera vez en Cienfuegos, los guinches, con vistas a dejar libre de suciedades las tuberías. Esto será una faena muy engorrosa, pues habrá que romper la calle, construir nuevos registros para acortar los espacios; hay demasiada acumulación de residuales de uno a otro, lo cual dificulta la labor”, explicó Reyes Fernández.



UNA MIRADA AL ENTRONO



Juan Miguel González, vecino del lugar, manifiesta cómo la tupición en su casa quedó arreglada. “Oiga, todo se llenaba de porquería, el baño no descargaba…”. Fue cuando nos propusimos conocer más detalles, conversar con otros habitantes; ¡solo que no entendieron mi presencia! Frente a la ciudadela de marras, hay abierto un canal de agua ¿pluvial?, por donde transitan las pestilencias de un líquido negro lleno de desperdicios sólidos; por encima, las acometidas por las cuales debería fluir el agua potable, aunque no lo hace; solo una sirve, y está abierta a la contaminación.

  Entre las voces menos agresivas, pero precisa y clara, estaba la de Lourdes Reyes Vázquez, quien manifestó su descontento (otros prefirieron escandalizar y ocultar sus nombres). “Dieron por terminada esta obra y ya ve usted, tenemos que salir aquí a coger el agua, bajo estas condiciones de insalubridad; por eso hay cólera, dengue y tantas cosas”. “Mire, periodista, aclara Marcelino Cabodevilla González, obrero de Acueducto y Alcantarillado, si el mes tiene 30 días, por lo menos 24 vengo y limpio aquí”. Los pobladores asienten con las cabezas y confirman con sus palabras la verdad del planteamiento. Me pregunto, ¿quién vierte, entonces, los desechos en el canal?, ¿nadie lo ve, ni lo evita, ni lo impide?

“La invito a regresar a este sitio dentro de dos meses, indica José Rafael Álvarez Áreas, jefe de la brigada que allí se afana. Verá cómo vuelve a estar lleno de basura. Usted pudo apreciar todo lo que hemos sacado, ¿verdad? Pues venga otra vez y confirmará lo que le digo”.

  Aterrizo en el convulso día a día; analizo cuánto mal causa la inconstancia, esa que asoma persistentemente en cada ladrillo del presente cotidiano; pienso acerca de las mil formas de solucionar las insatisfacciones de algunos, las quejas de otros, esas agazapadas en gavetas, donde duermen el sueño burocrático; y opino: no solo la Empresa de Acueducto y Alcantarillado debe velar por la limpieza de las redes de la ciudad, la tarea le corresponde también a cada ciudadano de esta urbe, pues nuestras centenarias tuberías padecen ya heridas insalvables.

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