Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

miércoles, 7 de octubre de 2020

Rolando Lozano, flautista cienfueguero de la charanga al latin jazz

Por Sandra M. Busto Marín*


La historia comienza cuando el joven músico trinitario Lorenzo Lozano decide establecerse en esta ciudad. Aquí se desempeñó dentro de la Banda Municipal. Tocaban el piano, el clarinete, la flauta y el saxofón. Entre sus hijos, Clemente y Rolando, continuaron su legado en la música. Clemente se dedicó más al saxofón y Rolando hacia la flauta, convirtiéndose en un importante exponente de este instrumento.

La historia comienza cuando el joven músico trinitario Lorenzo Lozano decide establecerse en esta ciudad. Aquí se desempeñó dentro de la Banda Municipal. Tocaba el piano, el clarinete, la flauta y el saxofón. Sus hijos, Clemente y Rolando, continuaron su legado en la música. El primero de ellos se dedicó más al saxofón y el segundo hacia la flauta, convirtiéndose en un importante exponente de este instrumento.
Rolando Lozano (José Calazán Lozano)  nació en la ciudad de Cienfuegos el 27 de agosto de 1931. Da los primeros pasos en el aprendizaje de la música con su padre Lorenzo Lozano y luego en la Academia de Música de su ciudad natal. Su carrera artística comienza a la temprana edad de once años, como flautista de la Orquesta Moderna. Posteriormente pasó a la Estrella de Cienfuegos y a la Banda Municipal, como clarinetista y saxofonista.

Cuando en 1950 Efraín Loyola decide dejar la agrupación y formar su propia charanga habla con su amigo Lorenzo, para que su hijo Rolando lo sustituyera. Así es como a los 19 años integró la nómina de la orquesta Aragón, donde fue el segundo de sus flautistas. Rolando, quien fuera alumno de Loyola, le había hecho suplencias ya en algunas ocasiones dentro de la emblemática agrupación. Dejó su impronta en grabaciones hechas junto a la “Aragón”, en la cual permaneció hasta 1954.

A los 23 años comienza a tocar con otra charanga: la orquesta América, de Ninón Mondéjar, con la cual viaja a México. En una entrevista, su hermana Adelfa me comentaba que recordaba cuando Ninón Mondéjar llegó a la casa buscando a su hermano Rolando, para que se fuera de viaje con la agrupación, pues tenía muy buenas referencias sobre él. Cuando su mamá lo supo se puso nerviosa, porque Rolando era muy joven aún y ella no quería que se fuera. Entonces Ninón le propuso llevarse también a Clemente, quien era dos años mayor; así hicieron un dúo en la orquesta y se fueron juntos.

Dado el auge de la música cubana dentro de la industria del cine en México, podemos encontrarlo en filmes como: Del chachachá al mambo, Música de siempre, Las viudas del chachachá, Club de señoritas y Que rico vacilón. A partir de ese momento desarrollaría su carrera fuera de Cuba. Al tiempo de estar tocando allí, viajan a los Estados Unidos. 
 
Rolando permanece en ese país, pero Clemente posteriormente se establece en Francia
 Rolando Lozano estuvo muy ligado al estilo interpretativo de Antonio Arcaño, de quien fuera gran admirador, y para algunos más que eso, pues algunos afirman que Lozano fue su continuador, ya que se acerca mucho a la manera de tocar de este músico. Hay que destacar dentro de la orquesta Arcaño y sus Maravillas, cómo fusionaron melodías de calidad y originalidad indiscutibles, junto a fragmentos sinfónicos y jazzísticos. Sin dudas, un modelo de alto vuelo a seguir.

Lozano es uno de los cubanos más famosos internacionalmente en la interpretación de la flauta de madera de cinco llaves. Realizó arreglos para las orquestas con las que colaboró y para varios grupos de salsa. Grabó con importantes y reconocidos intérpretes del latin jazz de la década del 60; quienes, al igual que él, fusionaron los elementos de la música cubana y el jazz, con interpretaciones que demostraban en ambas su virtuosismo.

Entre las importantes figuras con quienes tocó se encuentran: el vibrafonista Cal Tjader, el timbalero Tito Puentes y el pianista George Shearing, así como Jaime Calderón, Los Internacionales y la Típica Antillana. En 1961 integró la charanga La Sabrosa, del percusionista Ramón Santamaría (Mongo). Decía este último, que los músicos norteamericanos quedaban impactados al escuchar las interpretaciones de Lozano en la flauta de cinco llaves.

Su legado como músico lo continuó su hijo Danilo Lozano, flautista y etnomusicólogo, quien posee grandes lauros en la flauta de sistema dentro de la música de concierto; sin descuidar la tradición heredada de su padre.

Un pequeño recordatorio a la familia Lozano y a Rolando, el segundo flautista que integró la nómina de la “Aragón”. 
 
*Crítica de arte 
 
 Una lectura recomendada
 

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