Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

sábado, 22 de enero de 2011

Carlos Acosta Quesada: Un gran paso a dos

  Por vez primera, Carlos Acosta Quesada, figura principal invitada del Royal Ballet Theatre, se presentó en el Cienfuegos, en el emblemático teatro Tomás Terry. Tras Suite of dances y Le bourgeois, la ejecución de la pieza Two motivó en Cienfuegos los aplausos más sostenidos.
  
  El público desconoce el final. Cada final es expectación. ¡Y una suerte de principio para unos u otros!
  Remite a un pas de deux (paso a dos) ¿imaginario?.. También Two... Más allá del título, obra o género, un dúo consuma una reverencia sobre el escenario. En Carlos Acosta Quesada, el bailarín de ayer sostiene de la mano al de hoy. Tras una entrée (entrada), el adagio, variaciones y la coda (allegro/despedida), interiorizan juntos cuantos movimientos atizan la contemporaneidad.
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“...Hay un tiempo para todo -refiere el dos veces merecedor del Olivier Award. El tiempo que he tenido ha sido para reafirmarme en mi carrera internacional. He asumido muchísimas experiencias: invitaciones del Bolshoi Theatre, del Kirov Ballet, de la Ópera de París... ¡De esas que no se niegan! (...) A la par, mi desempeño en el Royal Ballet Theatre desde 1998.  “Ahora ya tengo 37 años. Estoy buscando y mirando hacia el futuro en lo que me interesa más: qué camino voy a tomar después del mundo clásico. Y entre las cosas que me satisfacen, está poder ayudar, poder contribuir a proyectar las artes de mi país; continuar la obra de Fernando y Alicia Alonso. Creo que es un deber de los cubanos, de la juventud actual”.……….
 
La música de Andy Cowton suscita el eco. Se propaga y de modo intermitente llena la tan oportuna oscuridad en el coliseo... ¡Y cae la luz tenue, cenital! Descubre músculos desnudos, entrenados; el cuerpo sudado por la fuerza que emana. Gracias a la luz por trazar hasta el mínimo giro de brazos. ¿Maldita? por encerrar esta vez al hombre en un cuadrado y cortar a ratos los sonidos.
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“El silencio tiene una gran trascendencia. ¡Claro, donde va! Es poder. Te da una atmósfera y la tensión (...) Tiene que ver con el arte creativo. MacMillan no le tenía miedo, por ejemplo; en varias de sus coreografías las cosas suceden en un inminente silencio y la llegada de la música enfatiza aún más la situación.
“Yo digo dramaturgia porque la música en vivo es como el arte de diseñar, de bailar y componer y escuchar el conjunto. Por eso la danza en general es muy importante: reúne a muchas artes en una (...) Y no es lo mismo cuando pones música grabada”, estima quien ha bailado con exitosas compañías del orbe: English National Ballet, Houston Ballet, American Ballet Theatre.
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La intensidad persiste. Igual la lucha para salir por cualquiera de las cuatro esquinas de 90 grados. Reclama sus propias concepciones coreográficas.
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  Tocororo (2003), Premiers (2010)... “Una necesidad interior. Yo no quiero seguir repitiéndome, divagar en el mismo círculo. No, no, no, no. Tengo que continuar, evolucionar, aprender, probarme, conocer, mantenerme inquieto constantemente viendo cuál es el camino. ¡Luego de realizar algo se te ocurren tantas ideas! ¿Cómo quedar encerrado?
  "En un artista la creatividad es primordial (...) Y yo me considero artista. Hay artistas, buenos bailarines... Decir lo primero recoge el resto: apreciar todo tipo de manifestación, tratar de combinar. No sé; no siempre lo hago bien. No obstante, el estar intranquilo y no tener miedo a cometer errores… ¡Por lo menos lo haces y quizás resulta excepcional! Debes ponerte en la posición de 'hacer algo excepcional'.
  "A mí la crítica me ha cogido y enterrado (...) Pero yo sé mis necesidades. ¡Imagínate tú! Cuando Nijinsky hizo La siesta del fauno, el hombre usaba peluca y vestimenta completa para cubrir el cuerpo. ¡Y él casi desnudo salió! La gente pidió que le devolvieran su dinero, se quedó el teatro vacío, fue incomprendido y creó una obra clásica que nunca va a morir (...) Yo sigo, y si no lo hago bien... alguien apreciará lo que trato de hacer".
 
¿En qué medida difiere, entonces, de quienes ven en la repetición otra forma de crear?
"La repetición permite reafirmar, mejorar (...) A Mac Davis le preguntaron en una ocasión por qué no tocaba la pieza que lo convirtió en quien era. Él dijo: 'porque ya la he tocado'.
"Uno debe repetirse hasta cierto punto. En el clásico, haces El lago de los cisnes hoy, el año que viene, de nuevo, y tratas de buscar: perfeccionar los pirouettes, los saltos en ese rol específico, pero eres solo un intérprete”.
De pensar tal vez un segundo volumen autobiográfico, continuidad de Sin mirar atrás, ¿qué otras memorias, ya en idioma español, esperaría poder incluir en ese viaje desde su infancia hasta la cima?
“¡Un segundo volumen, no! Diez años escribiendo y sufriendo, indagando en el pasado, pensando en mi profesora de Matemática o cuando me fijé en la prueba de Inglés... ¡no! Quiero dejar el pasado como está y continuar adelante.
“Sin mirar atrás fue un ejercicio terapéutico. Me hacía falta: me sentía muy deprimido, solo; mi vida pasaba por demasiados cambios: llegué al Royal Ballet; encontré un medio hostil; la ruptura de mi relación (...) Me hacía falta hacer algo que no fuera El lago de los cisnes y empecé una novela. Ahora sobre mi vida no quiero escribir más. ¡Escriban ustedes!”, jaranea y ríe.
"Pienso mucho en el pasado y vivo en el futuro. Es enfermizo, no es bueno. Jamás lo recomiendo; se te va el presente (...) Un balance...”, sugiere.
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Encorva su figura, mas insiste en no doblegarse y ocupa la postura precedente. Danza. Robustece el interior, el exterior. Convence. Desde el fruncir de ceño y con efectos minimalistas logra la caracterización, el “¡wow!”, sin siquiera desafiar la gravedad. Sin embargo, bien dentro añora épocas y sacrifica y asiste a la metamorfosis del famoso príncipe Sigfrido.



¿En qué proporciones de técnica, talento o aptitud, pasión, madurez, trabajo y suerte, ha de basarse la fórmula para que digan: "Todos queremos ser como Acosta" -tal cual afirmó en una entrevista para la agencia EFE el joven bailarín colombiano Fernando Montaño, al recordar la época cuando llegó al Ópera House londinense?
“'Todos queremos ser como Acosta', un error. La gente debe ser como es. Sí, uno necesita héroes y modelos a seguir. Al rebasar eso, debe buscar su propio hilo conductor, su propio sello. Si te pones a analizar, los grandes artistas de la Historia lo tuvieron”.


Ver más sobre este afamado bailarín cubano en la entrevista realizada por el cantautor Amaury Pérez Vidal en el programa televisivo Con dos que se quieran y que aparece publicada en este blog en la página Nuestros artistas...

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