Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

martes, 24 de julio de 2012

La virtud de un hombre y el Himno del 26


  Agustín Díaz Cartaya sólo necesitó tres días para componer la obra que lo trascendió entre las páginas de la historia cubana siendo joven, apenas con 22 años de edad: el Himno del 26 de Julio. Hoy todavía se confiesa “un músico autodidacto, no sé si llamarle virtud...”; ha dicho al preguntársele por el agudo sentido creador que le provocó la composición.
  El caso es que Cartaya se entregó con ímpetu. “La letra y la melodía me vinieron a la mente juntas, salieron de mi alma...”. Transcurría el inolvidable año 1953: las sucesivas frustraciones populares, la dictadura sangrienta de Fulgencio Batista, el encono batallador; y la esperanza, llegaban al momento definitivo. Cuba conmemoraba el centenario del nacimiento de José Martí, Apóstol de la Independencia e inspirador de las jóvenes generaciones.


1953 FUE EL AÑO
 
  En aquellos días épicos Díaz Cartaya era uno de los tantos jóvenes que se sumaron al movimiento revolucionario liderado por Fidel. En la finca habanera de Santa Elena practicaban el tiro, a pocas semanas de los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba; y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo; cuando el 19 de julio recibió la misión de componer el himno que acompañaría el reinicio de la batalla.
  Fidel conocía que Agustín Díaz Cartaya era aficionado a la música. Así fue como entre “el ir y venir de los trajines conspirativos, se entera que me defendía en el canto y la composición y me da la encomienda”; evocaría más tarde en sucesivas entrevistas.
  Recibió el nombre de Himno de la libertad, aunque la pieza sería más conocida como Himno del 26 de Julio, toda vez que nació entre las jornadas de la preparación combativa, participó del asalto y contribuyó al anhelo patrio desde la cárcel de Boniato, en la antigua provincia de Oriente, primero; y luego en el Presidio Modelo, de la entonces Isla de Pinos.
  Marchando, vamos hacia un ideal / sabiendo que hemos de triunfar... El vigor que inspira es eminente, y los soldados carceleros “venían como fieras a vernos, nos poníamos de pie y lo entonábamos con más fuerza”, recuerda Cartaya.
  Días antes del primer aniversario de los asaltos, el tirano Batista debió pasar el mal rato de tener que escuchar el Himno del 26 de Julio, cantado a viva voz por los combatientes al descubrir su presencia en el presidio.
  De tal forma retumbaba entre las paredes y de la cárcel salió a la luz. Su fuerza se hizo poderosa con la misma energía que proclamaba: Adelante cubanos / que Cuba premiará nuestro heroísmo / pues somos soldados / que vamos a la Patria liberar.
  El 15 de febrero de 1957, el también compositor Carlos Faxas grabó la Marcha del 26 de Julio clandestinamente, en Radio Cadena Habana, por orientaciones de Fidel. Habían transcurrido casi dos años desde que los asaltantes alcanzaran la libertad tras la amnistía del 15 de mayo de 1955, y ya se combatía en el oriente de la Isla limpiando con fuego / que arrase con esta plaga infernal / de gobernantes indeseables / y de tiranos insaciables / que a Cuba / han hundido en el mal.
  Cuando la grabación llegó a la Sierra Maestra las ondas de Radio Rebelde difundieron la histórica creación, por primera vez al pueblo, desde la Comandancia de La Plata.
  Con la Caravana de la Libertad en viaje por toda la Isla hacia la capital, el Himno del 26 de Julio se sumó al combate por la definitiva independencia y, con la libertad creció entre las voces de varias generaciones de cubanos, desde el triunfo de 1959.
 
POR SIEMPRE
 
  Díaz Cartaya, que sumó a su pentagrama otros himnos, como la Marcha de América Latina; además de escribir poemas épicos y de temas amorosos, ha dicho que su formación es autodidacta.
  Pero la historia le dio la oportunidad de entregar su más cara página, entre los jóvenes de la Generación del Centenario, y hacer que su música recorriera todos los caminos de Cuba.
  Cincuenta años después del histórico 1953, Díaz Cartaya dirigiría el coro de alumnos de la escuela vocacional de arte de la Isla de la Juventud, que antes fuera de Pinos; y donde quedó el Presidio Modelo como Monumento Nacional, en recordación a la gesta revolucionaria cubana.
  Junto a la Banda Municipal de Música, los estudiantes interpretaron la patriótica pieza que los presentes acompañaron en la recordación… Y arriesgaremos decididos / por esa causa hasta la vida / ¡qué viva la Revolución!
  Fue momento histórico: “es una marcha de un pueblo que ha sabido construir una Revolución”, escribió entonces el joven Antonio Guerrero, uno de los Cinco Héroes encarcelados injustamente en los Estados Unidos, como los compatriotas Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, y Rene González.
  Así, con su vigencia de canto erguido y trascendente, el Himno del 26 de Julio mantiene su fuerza pletórica de inspiraciones patrióticas, al tiempo que imbuye una perenne hidalguía entre millares de voces que evocan su cimiente.
  Siendo elevado canto de gesta y consagración, perduró como privilegio en su más de cinco décadas de convocatoria y homenaje perenne, la sangre que en Cuba se derramó / nosotros no debemos olvidar / por eso unidos hemos de estar / recordando a aquellos que muertos están.

CUANDO GRABAMOS EL HIMNO DEL 26…
 

  Gilberto Aldanás fue uno de los cuatro cantantes que grabó en secreto, el 15 de febrero de 1957, el Himno del 26 de Julio, pedido por Fidel y compuesto por el moncadista Agustín Díaz Cartaya. Los otros fueron Manón D’Asper (fallecida), Enrique Herrera y Sonia de Aragón, acompañados por Carlos Faxas al piano y otros cuatro músicos, y auxliados por dos técnicos de audio. Se hizo en un estudio de Radio Cadena Habana, emisora entonces ubicada en los bajos del Centro Gallego.
  Como Carlos Faxas cayó preso, acusado de participar en un sabotaje en la Feria Agropecuaria de Rancho Boyeros, y ellos pensaron que había sido por la grabación del himno, casi todos rompieron el disco de acetato, menos Manón y Aldanás. Faxas, cuando lo soltaron, partió al exilio a Estados Unidos. Aldanás se quedó al frente del cuarteto y le mandó a Faxas los únicos dos discos en su poder, para salvarlos.
  Fueron enviados a Venezuela y de este país hacia la Sierra Maestra, de modo tal que el Che lo comenzó a transmitir diariamente a través de Radio Rebelde.

Himno del 26 de Julio
 
Marchando, vamos hacia un ideal
sabiendo que hemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad.
Adelante cubanos
que Cuba premiará nuestro heroísmo
pues somos soldados
que vamos a la Patria liberar
limpiando con fuego
que arrase con esta plaga infernal
de gobernantes indeseables
y de tiranos insaciables
que a Cuba han hundido en el Mal.
 
La sangre que en Cuba se derramó
nosotros no debemos olvidar
por eso unidos debemos de estar
recordando a aquellos que muertos están.
 
El pueblo de Cuba...
sumido en su dolor se siente herido
y se ha decidido...
hallar sin tregua una solución
que sirva de ejemplo
 
a ésos que no tienen compasión
y arriesgaremos decididos
por esta causa hasta la vida
¡que viva la Revolución!

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...