Hace 15 años la
compañía Rosario Cárdenas de danza combinatoria estrenó una puesta que recibió
el aplauso casi unánime de la crítica y el público: María Viván, un
homenaje de la coreógrafa a Virgilio Piñera en ocasión de su aniversario 85.
Ahora que se celebra el centenario del
célebre dramaturgo, narrador y poeta, un elenco muy joven asume la obra en el
Gran Teatro de La Habana,
justo el lugar en que tuvo la primera presentación.
Rosario Cárdenas vuelve a encarnar a la
protagonista de este trabajo de investigación serio y concienzudo en el
singular universo creativo de Piñera.
Cárdenas ha tomado como punto de
partida a una de las criaturas literarias del escritor: María Viván, la tísica
fotogénica del poema homónimo. A partir de ahí se suceden en vertiginosa y
onírica evolución pasajes, personajes, recreaciones de ambientes, símbolos…
extraídos del ámbito “piñeriano” o recreados a partir de él.
El espectador
enterado reconocerá aquí y allá claves de una poética, de una manera de ver y
reordenar el mundo. Pero para disfrutar la pieza no hace falta ser un
especialista.
La consecución de peripecias, el tono
paródico y ácidamente divertido, la expresividad de los diseños de vestuario,
la energía y vocación dramática de la danza misma… sustentan un espectáculo atractivo,
sugerente, dialogante.
Plausible el desempeño de los
bailarines, que han bailado la pieza con una madurez interpretativa no muy
común en ejecutantes tan jóvenes, a la que han sumado mucha fuerza y deseos.
Y de Rosario Cárdenas hay que decirlo:
su María Viván, interpretada con esencial compromiso, sigue emocionando como el
primer día. (
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