José Germán Martínez Regalado tenía tan solo quince años cuando se produjo el golpe artero del enemigo imperialista por Playa Girón. Se encontraba en el lugar antes del ataque, puesto que acometía labores de áreas verdes en la zona.
“El día 16 de abril allí se creó un cuerpo de milicias dirigido por Mariano Mustelier. A la gente del sitio nos exhortaron a integrarnos. Los 18 presentes dimos el paso. A mi lado estaba mi padre, José Manuel, con 42 años entonces, quien fue un aliento para mí en el enfrentamiento contra los mercenarios”, recuerda el combatiente.
El propio 16, José Germán y el
resto de los miembros de la referida estructura recién creada marcharon hacia
un punto conocido como El Ébano Real, entre Playa Larga y Girón, muy cerca de
la costa.
Cuenta el entonces casi un niño todavía que él y sus compañeros se encontraban de guardia cuando entraron los mercenarios; pero los agresores realizaron la irrupción por otro sitio, de manera que ellos debieron desplegarse de inmediato hacia el área de entrada, comenta a Guanaroca del Sur el luchador.
“Cuando íbamos camino a Girón, caímos en la emboscada de un grupo mercenario. En medio del tiroteo nos tiramos a ras de suelo y por fortuna encontramos una suerte de trinchera. Aquello era a fuego limpio; mis compañeros y yo teníamos fusiles M-52 a razón de solo 20 proyectiles por arma, o sea dos peines, mi papá un Springfield y 25 municiones”, prosigue.
José Germán afirma que se trató de un combate muy desigual contra una compañía de mercenarios muy bien armada; pero él, “pese a mi corta edad tenía experiencia militar, porque desde los trece años estaba combatiendo bandidos en el Escambray; y además no me temblaban las piernas. Así que me fajé”.
No obstante la tenaz resistencia, el grupo fue reducido por el enemigo, y los condujeron al club de Girón junto a los demás prisioneros. Allí, narra el entrevistado, los mercenarios lo invitaron a sumarse a sus tropas y él les contestó que no traicionaba a Fidel ni muerto, porque era el único que trajo vergüenza y paz a
Cuba.
Él y su padre lograron escapar, vagaron exhaustos por el monte, casi deshidratados, hasta que toparon con los nuestros, quienes les dieron agua y comida, refiere José Germán.
El miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en Cienfuegos, merecedor de las medallas correspondientes por su participación en Girón, la Limpia del Escambray y la epopeya internacionalista en Angola, fue durante 45 años dirigente de base del Partido Comunista de Cuba, siempre al pie del cañón, al servicio de la causa revolucionaria.
Actualmente retirado, José Germán les inculca a las nuevas generaciones la importancia cardinal de ser fieles a nuestro inmenso legado de dignidad y resistencia, una de cuyas muestras elocuentes fue la participación de muchos muchachos que, como él, pelearon por la soberanía en Girón. “Niños héroes”, para decirlo con las justas palabras de Fidel, quienes demostraron que en Cuba todos combaten cuando osan atacarnos. La historia lo demuestra.
Mantilla no iba a permitir un retorno de Cuba al pasado
Integrante de la compañía No. 2 del legendario Batallón 339 de Cienfuegos (el primero en entrar en acción directa contra el agresor), Mantilla asegura que “los revolucionarios echamos pie en tierra en Girón para que Cuba no retornara a su pasado oprobioso. Lo que estaba en juego era la vuelta al crimen, el abuso, el soborno político, la corruptela, los vicios. No podía ser”.
Mantilla, quien posee entre su copioso grupo de distinciones la Medalla Victoria de Girón y la de todos los aniversarios cerrados de las FAR (fue fundador del Ejército Central, donde estuvo casi cuatro décadas), considera que la valentía proverbial de este pueblo relució en aquellas arenas con brillo de sable bruñido.
“El 339 se organizó en el aeropuerto Jaime González, de Cienfuegos. De ahí marchamos hacia el central Australia, hasta que se dio la orden de avanzar y partir hacia Playa Larga. Entre las 3 de la madrugada y poco más de las siete de la mañana del día 17
cubrimos el trayecto y entramos en combate contra el enemigo, que nos atacó por
todos los flancos”, relata.
Los 528 hombres del 339 dimos un ejemplo de resistencia, firmeza y sobre todo valor —considera Mantilla—, porque enfrentamos con un armamento vetusto a mil 500 atacantes artillados con tanques, aviones y dispositivos bélicos de todo género, infinitamente superior en el plano tecnológico a los nuestros.
“Nuestro Batallón cumplió con su misión: luchar y resistir hasta que llegaran los refuerzos desde Matanzas. Ver a Fidel en plena línea de combate constituyó un incalculable espaldarazo emotivo”, significa este héroe de Playa Girón.
Sin embargo, continúa, nada de eso determina, cuando el agredido lucha por preservar sus conquistas. La moral es el arma más poderosa de la tierra, tu dignidad no la puede destruir ninguna bomba, añade el veterano luchador, participante también en la Lucha Contra Bandidos en el Escambray.
“Tanto en las lomas como en Girón, el imperialismo falló porque no tuvo en cuenta el amor a la Patria de los cubanos, su fidelidad, el cariño a sus líderes, el respeto por su historia”, sostiene Mantilla.
En Girón, este hombre (fundador y miembro emérito de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en Cienfuegos) perdió amigos, compañeros, hermanos de lucha. “Fue muy duro verlos caídos junto a ti, por el fuego artero de los mercenarios. Muy triste, pero nos fortaleció en nuestro afán por derrotar al enemigo preparado y
financiado por Washington”. (Julio MARTÍNEZ MOLINA)
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