Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

martes, 22 de abril de 2014

Como su propio himno: Luna Cienfueguera (+video)



Por Mercedes Caro Nodarse
¿Qué cienfueguero no ha permanecido durante horas frente al mar, presenciando uno de los espectáculos más hermosos que nos regala esta bahía? Su luna, esa que brilla sobre el litoral de Cienfuegos mientras sus reflejos, cual velo de bella novia, esconden para la eternidad las notas y versos de una canción poema, que es orgullo y distintivo nuestro.
 La increíble sensación que experimentamos todos inspiró también a José Ramón Muñiz Carballo (1910-2001), el autor de "Luna Cienfueguera", canción emblemática de esta urbe que hoy, 22 de abril, cumple 195 años de fundada.  Más allá del acontecimiento discográfico, "Luna Cienfueguera" constituye una composición representativa de nuestra ciudad la Perla del Sur. Razones las tiene desde el punto de vista de su belleza musical, así como por el contenido poético de su letra.
 En su Autobiografía, Muñiz cuenta que esa pieza, calificada por él como su “novia blanca”, se cantó por primera vez el domingo 7 de diciembre de 1947, durante una velada patriótica dedicada por el Ateneo de Cienfuegos a honrar la memoria de los caídos en las guerras por la independencia. En aquella ocasión la pieza fue interpretada por Idalmi García, artista de CMQ Radio, acompañada al piano por una sobrina del célebre Antonio María Romeu.
  Desde entonces, como una semillita que germina donde nadie la ve, el bolero fue adueñándose primero del gusto de los habitantes de la localidad, y muy pronto llegó a convertirse en un éxito en toda Cuba.
  Su versión más popular fue grabada por el Conjunto Casino con el intérprete Roberto Espí, y apareció en el acetato facturada por la firma disquera Panart. Desde entonces a la fecha, muchos han sido quienes la han incluido en su repertorio, entre ellos el Conjunto de Sones Tradicionales Los Naranjos, quienes en 1980 grabaron un disco de Larga Duración con dicha pieza, de la cual hicieron un excelente arreglo.
  En opinión de Muñiz, el arreglo que más se ha identificado con el espíritu de la canción fue hecho por el maestro Gonzalo Roig, teniendo como solista a Martha Pineda.
  José Ramón Muñiz contó cómo nació tal melodía. Recién llegado a Cienfuegos comenzó a trabajar en la Aduana como inspector y muchas veces tuvo que pasarse interminables horas sentado o a pie frente a los muelles.
  De aquellas faenas, buena parte le ocuparon el horario de la madrugada y la noche, y desde allí contemplaba a lo lejos numerosos puntitos que iluminaban la bahía, como salpicándola de luces: ¡Los humildes barcos de los camaroneros! Gente humilde, en su mayoría del barrio de Reina, que se ganaban malamente la vida con largas noches en pro de la captura del delicioso crustáceo. Como diría luego el mismo poeta en una de sus obras: "Ballet de eternos mal ratos, que bailan los pescadores casi siempre sin zapatos".
  Junto a los barquitos camaroneros, como permanente centinela, aparecía la Luna, blanca y helada como si destilara miel y fiel acompañante de aquellos hombres sencillos que constituían un elemento irrevocable del paisaje marinero en nuestra ciudad.
  Desde su niñez traía Muñiz el alma de poeta, lo mismo que la sensibilidad hacia los más pobres; siendo pequeño padeció las carencias de una vida en el campo, junto a la hostilidad de la Ciénaga de Zapata, y a cuyo enclave del Sur de Cuba dedicara su libro "Ciénaga", considerada por él su obra poética más acariciada, por constituir una poesía de un paisaje natal y contener elementos autobiográficos mezclados con reflexiones cargadas de misticismo.
  Frente al Muelle Real, entre sogas, barcos, pescadores, anzuelos y muy frente al mar, nació "Luna Cienfueguera", exactamente en la caseta del ferrocarril. Su letra comenzó a escribirla de madrugada y, como no tenía un lápiz a mano, tuvo que hacerlo sobre una tabla con un pedazo de carbón vegetal.
  Confesó Muñiz que esa canción es y será siempre un reconocimiento muy merecido a los trabajadores del mar. Quien primero la escuchó fue un compañero suyo de trabajo, de apellido Grau, quien, aunque profundamente dormido, se despertó al oír a Muñiz cantarla a todo pecho. A Grau le brotaron lágrimas, al tiempo que le decía: "Ay, Muñiz, yo nací y me crié en estos muelles".
  Hoy pertenece a todos los cienfuegueros como un Patrimonio de lo mejor de nuestra cultura de todos los tiempos. Lejos de su adorada Luna murió Muñiz; partió de la tierra natal para reunirse con su hijo y nietos, pero su corazón se quedó para siempre frente al Muelle, lo mismo que merodeando por el ancho Malecón de la ciudad a la cual le cantó como nadie antes ni después, con música y poesía, como más tarde, nostalgia.

Luna, lejana novia helada
No nos dejes tan solos
Que nos haces llorar.
Luna, cienfueguera luna,
Arpa eres sobre el mar.
Tienes inquietud de estrella,
De marino y mujer.
Eres novia blanca
De nuestros amores
Luna cienfueguera,
Luna de cristal.

Cuando tú te alejas
Huyen tus reflejos
Mira cómo viajan
Los camaroneros
A encender luceros
En el litoral.

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