Por Mercedes CARO NODARSE Foto: CEDEÑO
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“…lo que unge grande al hombre es
el desamor de sí por el beneficio ajeno”.
José Martí
El hombre puede hasta desalojar las montañas
y ponerse en su lugar. Y produce mitos o se semeja a ellos. Va construyendo un
mundo, ¡su mundo! para mostrarle a otros. Así era Antonio Chacón Santana,
“Chacón”, una leyenda viva; el ser que más elegante remontaba los postes,
clavando las “espuelas”, ora aquí, ora allá; el mismo admirado por muchos;
aquel convertido en modelo a seguir, y quiénhizo de su oficio un arte.
“Chacón” así de simple, conocido en toda Cuba
“de cabo a rabo” dicen sus hijos, nietos, sobrinos… Las líneas eléctricas supieron de sus sudores, ardores, templanzas. Personas de igual profesión
desandan la Isla llenos del conocimiento impartido. Porque no guardó para sí la
sapiencia de los años como liniero especializado en líneas energizadas, ¡la
compartió con varias generaciones y con sus hijos!
Pocas veces un ejemplo se disemina de tal
manera en una misma familia: cuatro hijos (Pantaleón, Francisco, Santiago y
María Regla) y varios nietos (Somar, Alexis, Amisoray y Ana Raquel) forman
parte de los “eléctricos” en la provincia de Cienfuegos. Hasta la UEB Centro de
Operaciones de la Empresa Eléctrica salimos en busca de los “Chacones”. Allí
estaban, alistándose para marchar hacia distintas misiones. “¡Usted nos ha
sorprendido, periodista!”, dijeron; y se perdieron en el recuerdo de ese ser a quien
tanto rememoran. “¿Hablar de nosotros? ¡No, qué va, de papá!”, acotaron con
increíble modestia.
“A mi padre le decían el más ‘elegante’ por
su ética profesional, la peculiar manera de caminar, recto, con pasos firmes;
el trato amable y respetuoso hacia sus compañeros y amigos; pero, sobre todo,
por esa forma tan especial de escalar los postes. Era un espectáculo mirarlo,
¡subía bonito, y no había uno solo que no quisiera imitarlo!”, dicen Pantaleón
(Pantica) y Francisco Chacón González.
Al triunfar la Revolución comienza en
el país una etapa de grandes electrificaciones. Chacón aceptó ponerse al frente
de una cuadrilla (brigada). “Le asignaron compañeros sin conocimientos técnicos
ni adiestramiento, pues eran muy jóvenes y sin experiencia. Los moldeó y educó;
mientras, creaba en ellos la conciencia proletaria y la ética. Eso los hacía
manifestar con tremendo orgullo: ‘¡somos de la cuadrilla de Chacón!’”, comentan.
“Casi todos querían pertenecer a su brigada,
lo sentían como un privilegio, debido a su profesionalidad, al carácter cordial
y afectuoso. Era una persona muy conocida aquí en Cienfuegos y en otras
localidades como Trinidad, Remedios, Santa Clara, Placetas… por la destreza en
el trabajo, con lo cual se ganó la admiración de los trabajadores eléctricos.
“Esa es la herencia dejada por él —falleció
el 9 de diciembre del año 2001, aún en activo—; la entrega, el sentido de
pertenencia por esta empresa, ¡incluso sentía que era propia! Ahí estuvo, desde
los primeros momentos en las labores de construcción de nuevas líneas, en los
mantenimientos complicados; dominaba no solo la técnica sino que conocía todos
los circuitos eléctricos de la ciudad, la ubicación de cuchillas,
interruptores, bancos de transformadores, capacitores, las áreas servidas por
las subestaciones y otros muchos secretos o habilidades.
“Usted no sabe cuánta satisfacción nos da
llegar a muchos lugares por ahí, en función de nuestro trabajo y nos reconozcan
como sus hijos. Hemos caminado Cuba, desde Santiago hasta Pinar del Río y nos
resulta extraordinario el ejemplo dejado. Le digo, fueron incontables los reconocimientos
y diplomas por no tener accidentes laborales durante sus 59 años de faenas; por
la incansable tarea de enseñar a varias generaciones de linieros en todo el
país. Exhibía con orgullo las medallas por 25, 40 y 50 años y las de Vanguardia
Nacional dentro del sector”.
Recuerdan sus hijos que Chacón era un
aficionado y practicante del béisbol. “En una ocasión resultó elegido como
jardinero central del equipo Cuba que asistió a los VI Juegos Centroamericanos
y del Caribe en el año 1950, en Ciudad de Guatemala. Él venía de la Liga de Pedro Betancourt
donde su novena alcanzó medalla de Oro. Después fue contratado para una serie doble
A en los EEUU; pero declinó seguir esas
actividades fuera del país y regresó al trabajo habitual como Liniero”.
Sencillos, humildes, son los hijos de Chacón.
Tan buenos como su padre, Pantaleón y Francisco son linieros; también Somar, el
nieto, ese mismo joven dispuesto a salvar vidas. “Yo necesito irme, periodista.
Acaban de avisar de un caso grave en el hospital y requieren de mi sangre”.
Tanto Pantaleón como Francisco han aportado
sus experiencias en varios países. El primero de ellos en Jamaica, Granada,
Venezuela, Ecuador. Unas veces en tareas de recuperación de tendidos derribados
por ciclones, como especialista en líneas energizadas (en caliente), instructor
de brigadas o supervisor. También cumplió misiones militares en Etiopía desde
1977 al 1979; y en la
República Popular de Angola, desde 1986 a 1988. Posee once
condecoraciones otorgadas por el Consejo de Estado, así como otras de los
países donde prestó servicio militar. El segundo, le acompañó en Jamaica y
Venezuela.
Dejo atrás a los “Chacones”. Tengo que
voltear el rostro y mirarlos una vez más con sus trajes grises y cascos
amarillos; rudas las manos, fuerte el espíritu; cultivando la grandeza que
emana de ellos para el beneficio ajeno.
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