Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

domingo, 6 de noviembre de 2016

Elecciones de los Estados Unidos-2016: El mayor ¿show? del planeta (+infografías)

Por Mercedes Caro Nodarse


Los candidatos presidenciales este año 2016 son: Hillary Clinton por los “Demócratas”, identificada con el color azul y por un elefante; y Donald Trump por los “Republicanos”, reconocido por el rojo y un burro.

  Este martes 8 de noviembre tendrán lugar las elecciones en Estados Unidos, pero antes tuvieron que recorrer un largo camino que comenzó con las primarias que tuvieron lugar en Iowa como es ya tradicional, el pasado 1ro de febrero, aunque la fecha varía. No obstante, Iowa no es de los estados más importantes en cantidad de votos para la presidencia, pues sólo otorga seis, bien distante de su vecino Illinois con 20 o de los gigantes California (55), Texas (38) o Florida y New York (29). 
A continuación, ocho preguntas básicas para comprender cómo funcionan las elecciones primarias en los Estados Unidos y qué puede ocurrir en este año.

  1.-¿Cuáles son las principales características de las elecciones primarias?

  Las elecciones primarias en los Estados Unidos son un largo proceso de votaciones y “caucus” (asambleas), término empleado en algunos estados para elegir a los candidatos presidenciales de los partidos Demócrata y Republicano.
  En esta parte de la contienda electoral se elige a los delegados que nombrarán, en las convenciones partidarias, a los candidatos a la Presidencia. La cantidad de delegados que otorgan las votaciones varía de estado a estado.
  Los demócratas eligen cuatro mil 764 delegados y los republicanos dos mil 472.
Las primarias son financiadas por cada estado y para votar hay que registrarse previamente, lo que dificulta el proceso y atenta contra la cantidad de votantes. Además, no todas las votaciones son abiertas, en algunos casos solo pueden votar los afiliados a cada partido.
  El partido Demócrata usa una representación proporcional para determinar la cantidad de delegados que recibe cada candidato. Por ejemplo, si alguien logra el 50% del voto popular en una primaria será acreedor del 50% de delegados que brinda ese estado.
  En el caso de los republicanos, el modelo varia dependiendo del estado, en algunos se emplea el método proporcional (como los demócratas) y en otros el sistema de “el que gana, se lo lleva todo”.
  Como en las elecciones no se vota directamente por el candidato, se eligen una cantidad de delegados, quienes cuando celebra la convención (ver abajo) deben elegir al político afiliado a ellos. Por ejemplo, si Hillary gana en el 70 por ciento de los votos en New York, esto debe garantizarle que el 70 por ciento de los delegados de ese estado la elegirán a ella como candidata a la Casa Blanca.

  2.-¿Qué es un un ‘caucus’ y en dónde se realizan?

  Los “caucus” son reuniones o asambleas partidarias que se realizan en algunos estados para decidir a qué candidato respaldarán los delegados.
  En estas asambleas, los ciudadanos debaten por varias horas y luego escriben en un papel su voto (en algunos lugares se vota a mano alzada). Luego, se realiza el recuento de los votos obtenidos por cada candidato en cada uno de los “caucus” y de esa manera se elige al candidato del partido por ese estado.
   Durante estas elecciones se realizaron “caucus” en Iowa, Nevada, Idaho, Alaska, Washington, Hawái, Kansas, Louisiana, Kentucky, Maine y Nebraska.

  3.-¿En qué consiste una convención?

  Luego del proceso de las primarias, los demócratas y republicanos realizan sus convenciones, en las que formalmente definen a sus candidatos presidenciales.
  Los republicanos realizaron su convención en Cleveland (Ohio), el 18 de julio, mientras que los demócratas celebraron la suya en Filadelfia (Pensilvania) una semana más tarde.
  Estas reuniones son básicamente cuatro días de espectáculos que destacan las virtudes de un candidato, quien es finalmente aclamado por los delegados en la jornada final.
  El fin de las convenciones marca el inicio de la fase de la elección general, cuando los candidatos pasan a disponer de los recursos financieros recaudados específicamente para esta etapa.

  4.-¿Cuántos delegados se ocupan para ganar una convención?

  El candidato republicano necesita mil 237 delegados y el aspirante demócrata dos mil 382.
  Además, los partidos cuentan con “superdelegados”, que son delegados que votarán en la convención nacional pero que no fueron electos en una primaria. Estos delegados apoyan a los candidatos más por ideología o afinidad y pueden anunciar su apoyo a lo largo de la campaña, incluso antes de que empiecen las primarias.

 
5.-¿Por qué se la da tanta importancia a la elección de Iowa?

  Es la primera cita electoral y funciona como un filtro de candidatos, ya que al ser el punto de partido los candidatos con más tiempo en el estado y tienen la posibilidad de moverse con facilidad y tener eventos “íntimos” con los votantes.
Los habitantes se precian de que son los que estudian mejor a los candidatos y un triunfo en Iowa puede convertirse en un trampolín importante para las siguientes votaciones, como le pasó  a Obama en 2008, Carter, en 1976; Gore, en 2000 y Kerry en 2004.
  Durante el largo proceso de las primarias, el candidato que obtenga la mayoría absoluta de los delegados partidarios a nivel nacional tiene garantizada su nominación.
La importancia del estado norteño se manifiesta también en el manejo de las redes sociales, los candidatos suelen destacar su presencia en el estado

  6.-¿Quiénes pueden ser candidatos en una primaria?

  Un candidato a presidente de Estados Unidos debe ser ciudadano natural nacido en Estados Unidos, tener por lo menos 35 años de edad y haber residido en Estados Unidos durante por lo menos 14 años. Un candidato a vicepresidente debe cumplir con los mismos requisitos. Según la 12ª enmienda a la Constitución, el vicepresidente no puede ser del mismo estado que el presidente.
  Debido a tales condiciones se ha debatido profundamente acerca de si el cubano-canadiense-americano, Ted Cruz, puede ser candidato a la presidencia. El senador, de padre cubano y madre estadounidense, nació en Canadá y adquirió la nacionalidad al momento, pero es considerado como no nato

  7.-¿Quiénes llegan como favoritos a esta elección?

  La favorita por los demócratas fue Hillary Clinton, aunque vio por el retrovisor cómo su rival más directo, Bernie Sanders, se le acercó peligrosamente en los sondeos. Por su parte, la lucha republicana se centró entre Donald Trump y Ted Cruz.

  8.-¿Qué temas están marcando la campaña?

  El control de armas, medidas de seguridad nacional, los desafíos de la migración y la situación de la economía son las preocupaciones fundamentales entre los aspirantes a la Casa Blanca en las elecciones.
  En los comicios de 2012 la discusión se centró solo en la economía, después de la crisis financiera de 2007 a 2009.

HILLARY CLINTON VS DONAL TRUMP

  La elección presidencial en Estados Unidos se presenta como un duelo en blanco y negro: una mujer frente a un hombre, una demócrata versus un republicano, una política experimentada de discurso elaborado contra un outsider magnate de lengua afilada.
  Las diferencias entre Hillary Clinton y Donald Trump parecen bastante claras, incluso desde antes que surgieran contra él las acusaciones de abusos sexuales que comprometen sus posibilidades de ganar el mes próximo.
  Un abismo parece separar a los candidatos en temas como inmigración, aborto, beneficios sociales, regulación financiera o alianzas con otros países.
  Además, ambos se han encargado de oponerse uno al otro para definirse a sí mismos. Los expertos coinciden en que el contraste es fuerte, al menos en términos personales.
  No es necesariamente la (elección) más polarizada en ideología, pero es personalmente más polarizada", comentó Bruce Oppenheimer, profesor de ciencia política en la Universidad de Vanderbilt, a BBC Mundo.
  Sin embargo, esta confrontación ha relegado a un segundo plano las coincidencias que tienen los candidatos en asuntos importantes.
  Vean los cuatro temas en los que el blanco y negro de las elecciones estadounidenses tienden a transformarse en gris:

Comercio exterior                           

  Tanto Clinton como Trump han indicado que promoverían políticas comerciales más restrictivas o menos abiertas que durante los ocho años de presidencia de Barack Obama.
  El punto donde eso se nota más claramente es en la oposición de ambos candidatos al Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) negociado por el gobierno de Obama con otros 11 países, incluidos México, Perú y Chile.
  Además, ambos candidatos se manifestaron dispuestos a imponer aranceles a competidores desleales del exterior, aludiendo de forma más o menos directa a China: Trump llegó a decir que esos aranceles alcanzarían hasta 45% para los bienes provenientes de ese país, algo que Clinton ha evitado prometer.
  Todo esto ocurre cuando aumenta la preocupación en algunos sectores de la sociedad estadounidense sobre el efecto de la apertura comercial en el mercado laboral doméstico.
  De hecho, Trump ha acusado a Clinton de cambiar su opinión sobre el TPP para asemejarse a él, recordando que, como secretaria de Estado de Obama, lo definió como el "patrón oro" de los acuerdos comerciales.
  Oppenheimer cree que el cambio de Clinton responde a las "circunstancias electorales, y es una pregunta aparte si esa será su posición siendo presidenta: es más probable verla renegociar ese acuerdo comercial antes que declararlo muerto".
Pero recuerda que lo que Trump plantea tampoco era la "posición predominante" en su partido Republicano, tradicionalmente más proclive al libre comercio.

Armas y listas de terror

La cuestión de la tenencia de armas de fuego y la posibilidad de establecer restricciones es otro de los temas calientes en Estados Unidos que enfrentan a Clinton y Trump.
Clinton se ha manifestado dispuesta a aumentar los controles para la venta de armas que se hacen, por ejemplo, por internet, sin una verificación de los antecedentes del comprador.
Trump, en cambio, rechaza la mayoría de las restricciones propuestas para la adquisición de armas, señalando que este es un derecho consagrado en la Segunda Enmienda de la Constitución que hay que defender en las urnas.
De hecho, el republicano ha logrado el apoyo de la influyente Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés).
Sin embargo, Trump y Clinton han coincidido en la idea de prohibir la venta de armas a personas que figuren en la lista del gobierno como impedidas de volar en avión por presuntos vínculos con el terrorismo.
"Si eres demasiado peligroso para volar eres demasiado peligroso para comprar un arma", dijo Clinton en su primer debate con Trump el 26 de septiembre.
"Estoy de acuerdo contigo", indicó poco después Trump, en una llamativa sincronía. "Hay que mirar muy firmemente las listas de no-vuelo y de vigilancia".
Esto le valió al magnate críticas de algunos que cuestionan su defensa de la Segunda Enmienda y recuerdan que esas listas son consideradas imprecisas incluso por organizaciones de derechos civiles.

Guerra de Irak

La polémica guerra de Irak iniciada en 2003 por el entonces presidente estadounidense George W. Bush sigue siendo un tema de discusión electoral en este país.
Trump recuerda cada vez que puede que Clinton, siendo senadora, votó a favor de la resolución del Congreso que en 2002 autorizó a Bush a usar la fuerza contra Irak.
La candidata niega que eso haya dado un "cheque en blanco" a Bush para ir a la guerra o respaldar su política de ataques preventivos (algo que dijo expresamente en el Senado) y admite que poco después se arrepintió de haber dado ese voto.
Pero que Trump se haya opuesto a la guerra de Irak, como él mismo repite en esta campaña, está lejos de ser algo comprobado.
La evidencia sugiere más bien lo contrario.
En ese mismo año de 2002, el conductor radial Howard Stern le preguntó si apoyaba la eventual invasión de Irak y Trump respondió: "Sí, supongo que sí". Clinton le recordó esto durante el primer debate.
Trump respondió que ese había sido un comentario "a la ligera" y que en privado le había dicho a un presentador de Fox News que la guerra iba a desestabilizar Medio Oriente, pero no hay pruebas claras de eso.
Sí es un hecho que, después del comienzo de la guerra, Trump comenzó a expresar dudas, del mismo modo que lo hizo Clinton.

Gasto en infraestructura                               

Este es otro de los raros puntos de acuerdo entre Clinton y Trump: la idea de que el gobierno federal aumente sus inversiones en infraestructura, desde carreteras hasta aeropuertos, pasando por escuelas.
Ambos ven esto como una forma de impulsar un crecimiento económico mayor al que Estados Unidos ha tenido desde la crisis de 2008.
Clinton ha prometido enviar al Congreso un plan de infraestructura por US$275.000 millones, financiados en buena medida con una revisión de los impuestos comerciales.
Y Trump ha dicho que al menos duplicaría esa inversión, impulsando un plan de reconstrucción de hasta un billón de dólares. El dinero provendría de impuestos a una nueva producción energética actualmente restringida.
La idea de aumentar el gasto gubernamental en infraestructura cuenta con el apoyo de sectores industriales y de expertos.
Pero esto tampoco genera unanimidad: Edward Glaeser, un profesor de economía de Harvard, ha advertido que el dinero podría acabar en proyectos y lugares donde menos se necesita, por decisiones equivocadas tomadas por políticos.

"EL MAYOR ESPECTÁCULO SOBRE LA TIERRA"


Con esas palabras definió la revista The Economist las elecciones presidenciales en Estados Unidos en un editorial publicado en diciembre de 2015.
Once meses más tarde, cuando los votantes están a punto de escoger al sucesor de Barack Obama al frente de la Casa Blanca, muchos pueden tener dudas sobre la calidad o el buen gusto de la función a la que han asistido, pero de lo que no hay duda es de que se trata de la más costosa del mundo. De acuerdo con estimaciones del Centro para Políticas Responsables (CRP, por sus siglas en inglés), una ONG que hace seguimiento al financiamiento de la política en Estados Unidos, la actual campaña presidencial estadounidense ha costado unos US$ 2.651 millones.
  El cálculo se basa en la información recopilada por la Comisión Federal Electoral y equivale a un gasto promedio de US$ 11,67 por cada uno de los 227 millones de estadounidenses que, según la Oficina del Censo, tienen edad de votar.
  De acuerdo con las cifras del CRP, la campaña de la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, había recibido hasta el 31 de octubre unos US$ 687 millones, lo que la ubica unos 34 millones por detrás de los US$ 721 millones recaudados en 2012 por Obama.
  En el caso del aspirante presidencial republicano, Donald Trump, su campaña ha recaudado unos US$ 307 millones, casi US$ 150 millones menos que los conseguidos en 2012 por el equipo de Romney.
  Sin embargo, los montos recolectados por los equipos de campaña de cada candidato muestran solo una vista parcial del costo real de la carrera para llegar a la Casa Blanca.
  Hay una parte sustancial de recursos que entran en juego a través de los llamados Comités de Acción Política (PAC), que son organizaciones creadas para recolectar fondos que luego son usados para hacer campaña a favor o en contra de algún candidato o iniciativa.
  Más importantes aún son los llamados SuperPACs, surgidos a partir de una decisión de la Corte Suprema de Justicia del año 2010. Se diferencian de los PACs en que deben ser "independientes" y no pueden donar sus fondos a una campaña o a un partido en concreto, pero a cambio no tienen límite en la cantidad de fondos que pueden recaudar y utilizar para influenciar en el resultado electoral.
  La sentencia de la Corte Suprema estableció que empresas y sindicatos pueden invertir en la campaña sus propios recursos de forma directa y a través de otras organizaciones, siempre y cuando el gasto se haga sin coordinarlo con ninguna campaña o candidato.
  Gran parte de estos recursos terminan siendo gastados en anuncios de televisión que atacan o defienden un candidato o una causa, pero sin que muchas veces los ciudadanos sepan de donde proceden los fondos.
  De acuerdo con el CPR, en la actual carrera presidencial hay 2.368 SuperPACs registrados ante la Comisión Federal Electoral (FEC, por sus siglas en inglés). Hasta el 2 de noviembre, estos grupos han gastado al menos US$ 980 millones en el actual ciclo electoral. Esta cifra puede ser mayor dado que hay algunos tipos de anuncios que no tienen que ser notificados a la CFE.
  La estimación general de los costos de las elecciones estadounidenses se dispara cuando se incluyen los gastos relacionados con las campañas para la escogencia de miembros de la Cámara de Representantes y del Senado.
  La carrera por llegar al Capitolio costará unos US$ 4.267 millones, por lo que entonces el gasto total del actual proceso electoral se elevaría hasta US$ 6.918 millones, según el CPR. Esto significaría unos US$ 30 por cada potencial votante.

Elecciones de bajo coste

 

  El sistema político de Francia destaca en Europa por ser fuertemente presidencialista, lo que le acerca a Estados Unidos y le diferencia de muchos países de su entorno en los que el peso real del poder Ejecutivo recae sobre primeros ministros escogidos por el Parlamento.
  Sin embargo, el gasto en las campañas electorales galas es muy inferior a la de las estadounidenses.
  Los comicios de 2012, en los que llegó al Palacio del Elíseo el actual presidente François Hollande apenas costaron unos US$ 97 millones de dólares, lo que equivale a US$ 1,88 por cada potencial votante.
  Más allá de la evidente diferencia en el tamaño de la población en edad de votar (52 millones en Francia y 227 millones en Estados Unidos), la causa del bajo coste de las campañas francesas reside en la normativa legal que impone estrictos límites al gasto.
  El costo máximo de una campaña presidencial está fijado en unos US$ 22 millones por candidato y sólo puede ampliarse hasta un máximo de unos US$ 30 millones para aquellos que pasen a la segunda vuelta.
  De igual modo, ningún ciudadano puede contribuir con más de US$ 10.000 al año a un partido y US$ 6.000 a un candidato, mientras que las empresas tienen totalmente prohibido hacer aportaciones para las campañas.
  Las limitaciones legales son también el secreto del bajo coste de los comicios en Rusia.
Allí, el costo de la última campaña presidencial en la que resultó vencedor Vladimir Putin se ubicó en unos US$ 49 millones de dólares (unos 1.552 millones de rublos), según datos de la Comisión Electoral Central.
  ¿El secreto? La fijación de un límite máximo de gasto de 400 millones de rublos (unos US$ 12,8 millones) por cada candidato, quienes además sólo pueden usar sus propios recursos y recibir contribuciones de sus propios partidos, así como donaciones voluntarias de individuos y entes legales.
  Con poco más de 113 millones de personas en edad de votar, el costo por cada potencial elector en Rusia se ubicó en US$ 0,44.
  Ahora bien si los US$ 2.651 millones gastados en la campaña presidencial que concluye este 8 de noviembre parecen mucho dinero, comparados con los gastos de campaña en Francia y Rusia, a los estadounidenses les queda un consuelo: pensar en los US$ 8.400 millones que acaban de gastarse esta semana en dulces y disfraces para celebrar la fiesta de Halloween. (Con notas de la BBC Mundo y Cubadebate)

Presidentes de los Estados Unidos 


No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...