Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Comienza un año de homenaje internacional a Compay Segundo

  Un concierto del grupo Compay Segundo en el teatro de Bellas Artes, en La Habana, iniciará desde hoy domingo, 6 de noviembre, un año de homenaje internacional a Francisco Repilado Muñoz a propósito del aniversario 105 de su natalicio, aseguró hoy el director de la agrupación.
  Salvador Repilado, hijo del autor de Chan Chan y contrabajista que le acompañó en sus giras por todo el mundo, confirmó la presencia en la gala de prestigiosos artistas invitados.
  “Estarán en el escenario junto a nosotros Teresa García Caturla (exintegrante del cuarteto D’Aida y de Afrocuban All Stars), el saxofonista César López y el baterista Enrique Pla (formaron parte de Irakere), y el ídolo del pop cubano David Blanco”, afirmó.  Repilado mencionó como un momento especial la actuación de la joven cantante Vionaica junto al grupo que fundó y dirigió hasta sus últimos días Compay Segundo.
  “Como integrante del dúo Evocación, ella grabó en 1999 junto a mi padre Balcón de Santiago (dedicada a la Virgen de la Caridad del Cobre) y Viejos sones santiagueros, tonadas anónimas que Repilado escuchaba en su infancia e incluyó en el álbum Calle Salud”, recordó.
  Quienes asistan a Bellas Artes a partir de las cinco de la tarde escucharán temas de Compay y de otros autores que le permitieron cautivar al mundo con su voz de barítono bajo y su armónico (guitarra-tres de siete cuerdas inventada por él), dijo a Prensa Latina.
   Al subrayar que su padre nació el 18 de noviembre de 1907 en Siboney, Santiago de Cuba, aclaró que la jornada se inicia antes de esa fecha porque la familia Repilado deseaba comenzarla en Cuba.
  “El 18 de noviembre nuestra agrupación ofrecerá un concierto con la Orquesta Sinfónica de Ruen, en Normandía, Francia, donde existe la tradición de venerar al creador de Macusa y Las flores de la vida”, explicó.
 
En marzo de 2012 el grupo Compay Segundo participará en otro homenaje a su fundador en Francia, y a él dedicarán la tradicional gira europea del mes de julio, según la fuente.
  La jornada incluye el tributo que rendirán a Franscico Repilado en Cuba la Feria Habanos 2012 (febrero), Cubadisco (mayo) y el Festival de Música de Cámara Leo Brouwer (octubre).
  El cierre será por todo lo alto en noviembre de 2012 en un concierto con la Orquesta Sinfónica Nacional en el teatro Amadeo Roldán, en La Habana, concluyó Repilado.
  Compay segundo desarrolló una carrera artística de más de 80 años y recorrió decenas de países en los que fue admirado y recibido por jefes de Estado, monarcas y por el Papa Juan Pablo II.
  Cuando murió el 14 julio de 2003, era el músico en activo más veterano del mundo, y el artista que después de los 90 años de existencia grabó y vendió más discos y ofreció el mayor número de conciertos en más países del planeta.


UNA ANÉCDOTA

  Recuerdan sus compañeros de orquesta que un día el afamado músico, en la sala de espera de un aeropuerto dijo: "Yo sé cómo me voy a morir. La otra noche soñé que había muerto, que estaba entre las nubes, en el cielo, me encontraba de pronto a Miguel Matamoros. Y que él me decía: '¡Eh, Francisco! ¿Qué haces aquí?' Y yo le decía: 'No, chico, ya yo estoy contigo, ya yo estoy aquí. Vamos a hacer música'".
Compay había dejado mudos y fríos a sus músicos, que oían el relato, esperando con él un vuelo en París.
Como reclamando la evocación indeseable, alguien dijo:
-¡Coño, Compay!
Y todos se echaron a reír. Entonces, aquella mañana de lunes, 14 de julio de 2003, quizá Francisco Repilado ya estuviera uniendo su armónico a la voz de Miguel Matamoros.


EL ARMÓNICO

 
Antes de cumplir los 20 años, siendo ya clarinetista de la Banda Municipal de Santiago de Cuba, crea el armónico, su famoso instrumento, híbrido entre la guitarra española y el tres cubano, hecho a su medida. Con este invento, que le acompañó en sus conciertos hasta el fin de sus días, tocó con Ñico Saquito en el Quinteto Cuban Stars. En la década de los treinta se integró al Conjunto de Miguel Matamoros y en 1942 creó con Lorenzo Hierrezuelo el legendario dúo Los Compadres, que marcó toda una época de la música cubana.
Compay (diminutivo oriental de compadre) tocaba el armónico y, con su voz grave, hacía la voz segunda. Desde entonces se le quedó lo de Compay Segundo.
  Tras el triunfo de la Revolución, volvió a ejercer su oficio de tabaquero en la fábrica H. Upman durante 17 años. Pero a mediados de la década pasada, tras actuar en el Primer Encuentro del Son y el Flamenco, celebrado en Sevilla en 1994, Compay Segundo volvió a saborear las mieles del éxito.
  A los noventa años, su participación en el disco Buena Vista Social Club, que obtuvo un premio Grammy en 1998, lo lanzó al estrellato junto a otras figuras legendarias de la música cubana como Elíades Ochoa, Ibrahim Ferrer, Rubén González y Omara Portuondo. Compay vivió entonces una segunda juventud. En seis años, actuó ante cientos de miles de personas en más de 40 países del mundo y cantó en los escenarios más prestigiosos, desde el Olympia de Paris al Carnegie Hall de Nueva York, pasando por la Sala Nervi del Vaticano, donde interpretó para el Papa su famoso Chan Chan.
  Entre 1996 y 2002 se editaron nueve discos suyos. En el último, Duets, cantó a dúo con Charles Aznavour, Cesaria Evora, Martirio y Raimundo Amador, Khaled, Santiago Auserón, Antonio Banderas y con su hijo Basilio, entre otros.


HABLAN LOS AMIGOS
Omara Portuondo, una de las estrellas de Buenavista Social Club, recuerda a Compay como "un hombre que es eternamente joven. Siempre que trabajaba conmigo no sé cómo se las arreglaba, como un hombre que era, para venir y tocarme los glúteos en el escenario. El público estaba allí y yo no podía hacer nada. Será recordado con alegría, con esa sonrisa eterna que tenía, esa picardía de hombre viril. Deja un legado muy fuerte para la cultura cubana. El se queda en el recuerdo, en la música, en las palmas, en la bandera cubana". También está Hugo Garzón, el cantante alto y gordito, cuya figura, tocando las maracas, aparece en casi todas las fotos de las actuaciones recientes de Compay. "La última vez que hablé con él fue en su casa", recuerda Hugo. "Estábamos ensayando un número: Al ritmo diabólico. El no hablaba de que le faltaran fuerzas. El se imponía, trataba hasta de no reflejar lo que tenía. Sacaba una gran fuerza de voluntad de seguir adelante, de seguir con su música, con su viveza. Aunque se estuviera
muriendo, no reflejaba nada. Tocaba y lo hacía con deseos. Aprendí muchas cosas. Aprendí lo que es la música tradicional cubana."
Haskell Armenteros, el segundo clarinetista del grupo de Compay, dice que éste casi nunca hablaba de la muerte. Menos de su propia muerte. Pero una vez dijo que pensaba en los muertos como en mariposas: "Cuando las personas mueren se convierten en mariposas".
"Por eso", dice Armenteros, "si veo una mariposa siempre me voy a acordar de Compay. Pero sobre todo lo vamos a recordar con la música. Esa es la tarea que él nos dejó: muchachos, sigan adelante."
"La última vez que lo vi fue hace tres semanas. Estaba consciente. Me dijo: ¡Contra, clarinete! Estás aquí... Cómo no, le dije, contigo siempre hasta el final. Estaba muy preocupado de lo que estábamos haciendo. Le conté que seguíamos trabajando, ensayando. Esperamos que te restablezcas, le dije. Te queremos ver pronto. No, me dijo, estoy luchando por eso.
"La muerte de Polo Montañez (noviembre del año pasado) fue muy fuerte para él. Casi a los dos días de la muerte de Polo teníamos un concierto con él. Compay quiso mucho a Polo. Lo admiraba porque sabía que era un artista que salió de la nada, como él, del pueblo.
"Quiso mucho a México, hablaba de que era su segunda patria. Decía que México era la puerta para el estrellato. Casi todos los grandes artistas de Cuba donde primero pasaron fue por México. Su primera gira fue en 1938 con Matamoros. También en México fue Compay el que le puso Benny al Benny. Porque Compay ya conocía México y sabía que ahí le dicen bartolos a los burros". Bartolo, Bartolomeo Moré, se cambió el nombre.
"El metió el clarinete al grupo. Yo soy el segundo clarinete y él era segunda voz. Me tocaba la parte más difícil. A veces no salían las cosas como él pensaba y le salía el carácter fuerte. De pronto paraba el ensayo y me decía: yo lo que quiero es esto. Y ahí me daba una lección. Yo le decía: te entiendo, Compay, te entiendo. Ya al terminar me pasaba la mano y me decía: vente, vamos a tomar un trago."
 

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