Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

martes, 4 de septiembre de 2012

Ñico Membiela, el bolerista olvidado


  Dicen los que le conocieron que añoraba regresar a Cuba, a su natal Zulueta, donde, deliraba, le harían un homenaje. Pero Antonio “Ñico Membiela” murió solo, completamente abandonado por quienes le pintaron villas y castillos, en la más absoluta miseria, inválido, en un hospicio miamense de Hialeah, a los 84 años de edad.
  Lo conocí en 1959, al triunfo de la Revolución, en el entonces municipio camagüeyano de Jatibonico, donde tenía muchas amistades, todas revolucionarias. Aunque afirmaban que no era bebedor, por esos días no pude verlo ni una vez completamente sobrio en el Club Siboney, aunque increíblemente equilibrado, con una voz que no se podía comparar con las grandes voces internacionales, pero con una simpatía natural que llamaba la atención a las mujeres, no obstante su aspecto desvalido y un saco oscuro que no dejaba ni en pleno verano.
  Membiela no fue para mí una figura cimera del bolero, como considero a Lino Borges y a Pacho Alonso, cuando este incursionaba en el género; pero sí hay que reconocerle que entonaba mejor las canciones que otros habían interpretado, incluso exitosamente.
  Pienso que por ello se le llamó “la voz del recuerdo” y se le calificó acertadamente como uno de los cantantes más interesantes de Cuba. En este contexto descuella en 1960 una de las piezas con mayor calidad de contenido, una especie de dupla cancionero o “pegadito”, Contigo-Besos salvajes, achacado erróneamente por algunos musicólogos a Estrada y Fontanar, cuando su segunda parte estaba compuesta enteramente por tres bellas estrofas del extenso poema Besos, de la chilena Gabriela Mistral:

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te ví celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca

  Para mí, solo el mexicano Pedro Infante fue mejor en la interpretación de Cien años. Sin esas grandes posibilidades vocales, llegaron a proclamarlo El Trovador Nacional y logró éxitos, entre otros, con Orgullo, Me robaste la vida, Trago amargo, Lo siento por ti, Dos cosas, Mi vida es una canción, Cuatro vidas, Adiós, En las tinieblas, Así, Ambición, Esperando carta y Te adoraré.
  Según el investigador Rafael Lam, Ñico, en los tiempos del Ali Bar, contaba con un público superior al de Benny, y el cantante Kino Morán apuntaba que “Las mujeres iban a adorarlo, le llevaban regalos de todo tipo”.
  El musicólogo Helio Orovio consideró que la atracción de Membiela residía en “el rescate de una nostalgia, de una rara atracción de canciones al estilo de Pablo Quevedo –tuberculoso-, que también recuerdan a Chopín y Mozart en su depauperado estado físico”, a lo que agregó Lam que a Helio le faltó decir que en todos estos cantantes hay también algo de natural, de rescate de nuevos timbres que resultan a su vez distinto, novedoso a lo que otros hicieron con esas mismas canciones.
   Demasiado largo sería el trabajo si añadiéramos datos biográficos de este cantante al que el juego, la bebida y la vida disipada arrastraron en 1963 -ya con 51 años de edad- de México (donde tenía un contrato) a Estados Unidos. Las Vegas y Miami fueron escenarios de la caída de este bolerista del recuerdo, hoy tristemente olvidado. (Por Arnaldo Musa. Tomado de CubaSí)

3 comentarios :

  1. ¿que pasó con los numerosos comentarios a este artículo? Yo estaba siguiendo la opinión de la gente, yo mismo dejé el mío, pero ahora todos se esfumaron. Me hago eco de la entrada dedicada a él en Ecured que dice (cito):
    Dejó de existir, pero para siempre se le reconoce como uno de los más representativos intérpretes del bolero de la primera mitad del siglo XX, hasta entrada la década de los setenta. Quien se precie de ser amante y conocedor de los boleros tiene que recordar obligatoriamente a Ñico Membiela

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  2. Buenos días, Anónimo. Ante todo me hubiera gustado que se identificara, pero tiene todo el derecho de permanecer en el anonimato. Le cuento que este post fue tomado de CubaSí, tal y como aparece al final del artículo. Le aseguro que en mi blog usted ha sido la primera persona que ha comentado, y lo agradezco. Un abrazo.

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  3. Anónimo, en CubaSí solo aparece un comentario, sin mebargo en https://verbiclara.wordpress.com/2012/08/31/nico-membiela-el-bolerista-olvidado/ de una colega de Villa Clara sí están los numeros a los que usted hace referencia, incluso, uno firmado por Domingo Moreno que hace referencia a lo aparecido en EcuRed

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