Ilustración de Mercedes Caro Nodarse. |
Por Mercedes CARO NODARSE
Un año más. Así se me han ido entre los dedos
los casi 365 días del 2013. Apenas ¿ayer? (8 de enero) me cambiaban el
marcapasos por uno nuevo ¡¡¡tremendo el que porto ahora!!! Larga la historia
personal en este lapso, algunos hechos desafortunados, pérdidas irreparables…, sin
embargo, ¿a quién no le ha ocurrido?
También en esta etapa los organismos y
entidades planifican sus recuentos anuales.
Balancean la economía, el presupuesto estatal, las inversiones, planes
cumplidos o no; pero casi ninguno revisa cuántas veces los han emplazado en las
páginas del periódico provincial — no los nacionales, porque ahí todo el mundo
corre— y remitido inmediata respuesta al órgano de prensa –radio, TV o escrita—
o al lector, oyente y televidente quejoso, a pesar de las orientaciones del
Buró Político —con el propósito de incrementar la eficacia informativa,
aprobadas en febrero de 2007—, las cuales resultan de obligado cumplimiento
para los dirigentes administrativos y los directivos de los medios de
comunicación.
La
octava página del semanario CINCO de
Septiembre, de Cienfuegos, ha publicado semana tras semana la sección Diálogo Directo, espacio dedicado a reflejar las cartas de los lectores,
donde los afectados exigen y reclaman soluciones. Mientras, la tercera, destinada
a la opinión, hace ecos de planteamientos generales, individuales o no. De
igual manera, el programa radial Aquí el
pueblo, se erige entre aquellos de corte opinativo y reflexión popular.
Entre esa madeja andamos los periodistas, a
riesgo de ser mal interpretados, secundando la crítica pública con una óptica
revolucionaria. Pero…, ¿cómo actúan los “amonestados”?
Supongamos… Se propusieron erradicar el asunto revelado, la mala costumbre de
maltratar o estafar a sus semejantes; adempero, no lo dicen, no responden, no
se dan por aludidos. Pensamos si merecen o no el respeto, pues su ceguera,
sordera y mudez, resultan imperdonables.
Y es que una va caminando por la cotidianidad,
y descubre ocultas rutinas bajo buróes, con el argumento del período especial y
sus frases más socorridas: no hay, no tenemos recursos, no está en el plan…
¡¡¡el bloqueo!!! —el bloqueo de pensamiento, es ése el más mortífero de todos—,
y con las cuales se admiten, como lógicas presencias, la desolación,
desesperanza, y desde luego, la pasividad; ignorando con ello la inteligencia y
la audacia, reclutas de primera reserva, presentes en los hombres y mujeres del
pueblo, capaces de ver con los ojos de país hacia el futuro.
A los profesionales de la prensa le concierne
cada vez más contribuir a preservar la unidad que nos ha traído hasta aquí,
forjada por el Partido; por eso defenderemos el derecho de abordar las
denuncias ante las fosas colapsadas, tupiciones, derrames de agua, atrasos en
trámites de la vivienda, dificultades con el transporte, vertederos de basura
ilegales, calles maltrechas e intransitables, indisciplinas sociales y otras
similares, como alertas en pos del mejoramiento de nuestra sociedad.
El compañero Raúl Castro, expresó durante el VII Pleno del CC del PCC
que los dirigentes tienen que ver los problemas y avizorar el futuro. “Nos (los
dirigentes) corresponde estar en el borde delantero y hurgar en cada una de las
dificultades que surjan para buscar sus verdaderas causas”, dijo, a la vez
insistió en la necesidad de involucrar al pueblo en el enfrentamiento a las
contrariedades y situaciones que surjan.
Entonces ¿qué hacemos? Necesitamos andar “en cuadro
apretado”, funcionarios, pueblo, periodistas. La morosidad y burocracia, esa
sobredosis de oficinas y burócratas ineptos, asoma persistentemente en cada
ladrillo del presente cotidiano; por eso quienes asumen con cautela y a un
ritmo muy tibio la solución de planteamientos emanados del propio seno de la
población debieran ser desterrados de una vez y por siempre, pues empañan la
obra de otros muchos dispuestos a avanzar.
De manera que será el porvenir quien
dictamine, en justa medida, el peso de la obligación, franqueza del compromiso,
la veracidad y confianza de quienes asumen el deber de cumplir con su cometido.
Porque todo lo verdadero es santo, aunque no
huela a clavellinas, diría Martí, y Fidel nos enseñó, con ecos de Luz y
Caballero, que sólo la verdad nos pondrá la toga viril. Si falta a su voz, la
palabra, entonces, caerá apagada a tierra. Y la vida será un hacer y dejar de
hacer, pero el dejar de hacer implicará también un acto, el incumplimiento de
una obligación, de un deber asumido con el pueblo.
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