Por Mercedes CARO NODARSE
Una acuciosa
investigadora sureña, la también escritora y profesora Mirta Luisa Acevedo Fonseca,
ha podido seguir pistas que vinculan con Cienfuegos a Carmen Zayas Bazán, quien
fuera esposa de Martí, cuya madre vivió una parte de su vida en esta ciudad. De
manera que, tanto ella como su familia materna estuvieron ligadas a estos lares.
Otros nexos
parenterales quedaron establecidos por un descendiente de la familia Fortún,
radicada en Cienfuegos, quien se casó con Antonia, una de las hermanas de
Martí.
Conocida es también
la relación que nuestro Héroe Nacional
mantuvo en el exilio con Ana Aguado y Guillermo Tomás, dos músicos
cienfuegueros que emigraron a los Estados Unidos y aportaron dinero al Partido
Revolucionario Cubano y a la causa de la independencia de Cuba.
Como también es
historia el intercambio sostenido entre el joven patriota y la eminente poetisa
local Mercedes Matamoros, sustentado no sólo en una admiración mutuamente
profesada por el quehacer literario de ambos, sino por la coincidencia de sus
ideales patrióticos y revolucionarios.
Memorial en Caimito de La Hanábana. |
Pero fuera de estos
lazos familiares o amistosos, no hay circunstancia que lo acerque más a
Cienfuegos que su estancia, entre los meses de abril y diciembre de 1862, en
uno de los pocos lugares del interior del país visitados por Martí durante su
infancia: Caimito de La Hanábana, donde
acompañó a su padre Don Mariano, nombrado Capitán Juez Pedáneo de ese término
jurisdiccional.
En este sitio,
perteneciente hoy al municipio matancero de Calimete, en los límites con la
provincia de Cienfuegos, la adolescencia de Martí confrontó la experiencia de dos
mundos extremos, aunque muy vinculados entre sí: la vida campesina y la
esclavitud rural. La estancia del Apóstol en La Hanábana marcó para siempre la
personalidad de quien más tarde echaría su suerte con los pobres de la tierra.
Todo un episodio de la épica martiana artísticamente recreado en el film “José
Martí: el ojo del canario”, del realizador Fernando Pérez.
Consuela pues, a los
cienfuegueros, la conjetura de que el niño Martí, acompañando a su padre por las vecindades de
El Hanábana, hubiera incursionado en las
zonas de Aguada o Yaguaramas, territorios muy cercanos al lugar donde ambos
radicaron por un tiempo, hoy
pertenecientes a la provincia de Cienfuegos.
EL CAIMITO DE LA HANABANA HOY
Mesa calendario que expone cronología martiana . |
A pocos metros de la
Autopista Nacional, en la antigua finca se erige hoy un Memorial, fruto de la
gestión del municipio donde está enclavado y de la Sociedad Cultural José
Martí.
La obra quedó
inaugurada en abril de 2004 y fue diseñada por el arquitecto tunero Domingo
Alas Rosell, quien la concibió a partir de ciertos cómputos astronómicos.
Más de diez mil
cálculos matemáticos permiten hacer coincidir la luz del sol, convenientemente
filtrada, con las fechas señaladas en un tablero por el día y el mes, que según
la hora solar quedan enmarcados en un calendario compuesto por 122 fechas
históricas relacionadas con la vida y obra de José Martí. Así, en la medida en
que avanza cada jornada, se van sucediendo distintas etapas de la trayectoria
martiana.
De manera que el diseño de este ingenio, de carácter monumental
y ambiental, tiene dos protagonistas: Martí y el sol, en función de perpetuar
el recuerdo de la estancia de nuestro Héroe Nacional en esta zona colindante
con la Ciénaga de Zapata.
No tan cerca como quisiéramos, pero tampoco tan lejos como
para no sentirlo como propio, el sitio histórico Caimito de La Hanábana,
Monumento Nacional, es otro de esos referentes con que los cienfuegueros
pretenden reforzar sus vínculos geográficos con la huella martiana.
EL PRIMER ESCRITO LITERARIO DE MARTÍ
Allí escribió una carta a su madre, Leonor Pérez, el 23 de
octubre de 1862, la cual se considera -al decir del Doctor Alfredo Lauzurica
González, presidente de la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí
en Matanzas- el primer documento literario escrito por el Apóstol, del que se
tenga constancia histórica hasta el momento.
La presencia del Maestro en este lugar de Matanzas es
histórica, reflexionó Lauzurica, porque él dejó constancia no solo del paisaje
y la geografía del lugar, sino de las condiciones sociales en que vivían las
personas con que contactó, y esto fue decisivo en su formación patriótica y
revolucionaria.
El máster José Ramón González, de la junta provincial de la
Sociedad Cultural José Martí, señaló que es una carta breve que asombra. “La
carta es una joya, y tiene un gran valor porque le nació de muy adentro”.
Precisamente en Caimito de La Hanábana se celebró este
martes ese hecho histórico con la entrega del carné de la UJC a un grupo de
jóvenes matanceros, se declamaron versos del Maestro y se dio lectura a la
carta, mientras que la filial matancera de la Sociedad Cultural José Martí donó
al Memorial Caimito de La Hanábana el libro Relaciones de Martí con el pueblo
de Colón, escrito por Jorge Martínez en 1956.
La rememoración incluyó un acto en el mismo escenario y en
horas de la tarde se efectuó un evento científico-teórico sobre temáticas
martianas, auspiciado por la Sociedad Cultural José Martí.
En Caimito de La Hanábana Martí conoció a los esclavos
Claudio Pozo, un negro muy inteligente, y a Tomás, a quien consideraba como su
majestad Tomás, su amigo. Tres décadas después, inmerso en su obra histórica
por la independencia, recordó en versos los sucesos crueles que presenció en su
niñez en los campos matanceros.
CARTA DE MARTÍ A SU MADRE:
A mi señora madre Dña. Leonor Pérez
Hanábana, Octubre 23 de 1862
Estimada mamá: Deseo antes de todo que Vd. esté buena lo
mismo que las niñas, Joaquina, Luisa y mamá Joaquina. Papá recibió la carta de
Vd. con fecha 21, pues el correo del sábado que era 18 no vino, y el martes fue
cuando la recibió; el correo -según dice él- no pudo pasar por el río titulado
“Sabanilla” que entorpece el paso para la “Nueva Bermeja” y lo mismo para aquí,
papá no siente nada de la caída lo que tiene es una picazón que desde que se
acuesta hasta que se levanta no le deja pegar los ojos, y ya hace tres noches
que está así.
Ya todo mi cuidado se pone en cuidar mucho mi caballo y
engordarlo como un puerco cebón, ahora lo estoy enseñando a caminar enfrenado
para que marche bonito, todas las tardes lo monto y paseo en él, cada día cría
más bríos. Todavía tengo otra cosa en que entretenerme y pasar el tiempo, la
cosa que le digo es un “Gallo fino” que me ha regalado Dn. Lucas de Sotolongo,
es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papá anda buscando quien le corte la
cresta y me lo arregle para pelearlo este año, y dice que es un gallo que vale
más de dos onzas.
Tanto el río que cruza por la "finca" de Dn. Jaime
como el de la “Sabanilla” por el cual tiene que pasar el correo, estaban el
sábado sumamente crecidos, llegó el de acá a la cerca de Dn. Domingo, pero ya
han bajado mucho.
Y no teniéndole otra cosa que decirle déle expresiones a
mamá Joaquina, Joaquina y Luisa y las niñas y a Pilar déle un besito y Vd.
reciba de su obediente hijo que le quiere con delirio José Martí.
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