Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

sábado, 10 de enero de 2015

La huella de Martí en Cienfuegos y Caimito de La Hanábana



Por Mercedes CARO NODARSE

   Como el resto de sus compatriotas, los cienfuegueros quieren tener a Martí  lo más cerca posible de su ámbito geográfico, aunque todo parece indicar que, al menos en esa pretensión, están en desventaja respecto a  otros lugares de Cuba donde el Apóstol si dejó su huella física, porque la otra, la espiritual, la compartimos todos.

  Una acuciosa investigadora sureña, la también escritora y profesora Mirta Luisa Acevedo Fonseca, ha podido seguir pistas que vinculan con Cienfuegos a Carmen Zayas Bazán, quien fuera esposa de Martí, cuya madre vivió una parte de su vida en esta ciudad. De manera que, tanto ella como su familia materna estuvieron ligadas  a estos lares.

  Otros nexos parenterales quedaron establecidos por un descendiente de la familia Fortún, radicada en Cienfuegos, quien se casó con Antonia, una de las hermanas de Martí.


  Conocida es también la relación que nuestro Héroe Nacional  mantuvo en el exilio con Ana Aguado y Guillermo Tomás, dos músicos cienfuegueros que emigraron a los Estados Unidos y aportaron dinero al Partido Revolucionario Cubano y a la causa de la independencia de Cuba.

  Como también es historia el intercambio sostenido entre el joven patriota y la eminente poetisa local Mercedes Matamoros, sustentado no sólo en una admiración mutuamente profesada por el quehacer literario de ambos, sino por la coincidencia de sus ideales patrióticos y revolucionarios.

Memorial en Caimito de La Hanábana.
  Pero fuera de estos lazos familiares o amistosos, no hay circunstancia que lo acerque más a Cienfuegos que su estancia, entre los meses de abril y diciembre de 1862, en uno de los pocos lugares del interior del país visitados por Martí durante su infancia: Caimito de  La Hanábana, donde acompañó a su padre Don Mariano, nombrado Capitán Juez Pedáneo de ese término jurisdiccional.

  En este sitio, perteneciente hoy al municipio matancero de Calimete, en los límites con la provincia de Cienfuegos, la adolescencia de Martí confrontó la experiencia de dos mundos extremos, aunque muy vinculados entre sí: la vida campesina y la esclavitud rural. La estancia del Apóstol en La Hanábana marcó para siempre la personalidad de quien más tarde echaría su suerte con los pobres de la tierra. Todo un episodio de la épica martiana artísticamente recreado en el film “José Martí: el ojo del canario”, del realizador Fernando Pérez.

  Consuela pues, a los cienfuegueros, la conjetura de que el niño Martí,  acompañando a su padre por las vecindades de El Hanábana, hubiera  incursionado en las zonas de Aguada o Yaguaramas, territorios muy cercanos al lugar donde ambos radicaron por un tiempo, hoy  pertenecientes a la provincia de Cienfuegos.



EL CAIMITO DE LA HANABANA HOY
Mesa calendario que expone cronología martiana .

  A pocos metros de la Autopista Nacional, en la antigua finca se erige hoy un Memorial, fruto de la gestión del municipio donde está enclavado y de la Sociedad Cultural José Martí.

  La obra quedó inaugurada en abril de 2004 y fue diseñada por el arquitecto tunero Domingo Alas Rosell, quien la concibió a partir de ciertos cómputos astronómicos.

  Más de diez mil cálculos matemáticos permiten hacer coincidir la luz del sol, convenientemente filtrada, con las fechas señaladas en un tablero por el día y el mes, que según la hora solar quedan enmarcados en un calendario compuesto por 122 fechas históricas relacionadas con la vida y obra de José Martí. Así, en la medida en que avanza cada jornada, se van sucediendo distintas etapas de la trayectoria martiana.

  De manera que el diseño de este ingenio, de carácter monumental y ambiental, tiene dos protagonistas: Martí y el sol, en función de perpetuar el recuerdo de la estancia de nuestro Héroe Nacional en esta zona colindante con la Ciénaga de Zapata.

  No tan cerca como quisiéramos, pero tampoco tan lejos como para no sentirlo como propio, el sitio histórico Caimito de La Hanábana, Monumento Nacional, es otro de esos referentes con que los cienfuegueros pretenden reforzar sus vínculos geográficos con la huella martiana.



EL PRIMER ESCRITO LITERARIO DE MARTÍ



   Muchos coinciden en que Caimito de La Hanábana marcó el rumbo de la estrella que guiaría a Martí a lo largo de toda su vida, como independentista y cubano. Con apenas nueve años de edad viajó con su padre a ese sitio del sur de Matanzas, donde presenció el salvajismo del colonialismo, sustentado en su mano de obra esclava.

  Allí escribió una carta a su madre, Leonor Pérez, el 23 de octubre de 1862, la cual se considera -al decir del Doctor Alfredo Lauzurica González, presidente de la filial provincial de la Sociedad Cultural José Martí en Matanzas- el primer documento literario escrito por el Apóstol, del que se tenga constancia histórica hasta el momento.

  La presencia del Maestro en este lugar de Matanzas es histórica, reflexionó Lauzurica, porque él dejó constancia no solo del paisaje y la geografía del lugar, sino de las condiciones sociales en que vivían las personas con que contactó, y esto fue decisivo en su formación patriótica y revolucionaria.

  El máster José Ramón González, de la junta provincial de la Sociedad Cultural José Martí, señaló que es una carta breve que asombra. “La carta es una joya, y tiene un gran valor porque le nació de muy adentro”.

  Precisamente en Caimito de La Hanábana se celebró este martes ese hecho histórico con la entrega del carné de la UJC a un grupo de jóvenes matanceros, se declamaron versos del Maestro y se dio lectura a la carta, mientras que la filial matancera de la Sociedad Cultural   José Martí donó al Memorial Caimito de La Hanábana el libro Relaciones de Martí con el pueblo de Colón, escrito por Jorge Martínez en 1956.

  La rememoración incluyó un acto en el mismo escenario y en horas de la tarde se efectuó un evento científico-teórico sobre temáticas martianas, auspiciado por la Sociedad Cultural José Martí.

  En Caimito de La Hanábana Martí conoció a los esclavos Claudio Pozo, un negro muy inteligente, y a Tomás, a quien consideraba como su majestad Tomás, su amigo. Tres décadas después, inmerso en su obra histórica por la independencia, recordó en versos los sucesos crueles que presenció en su niñez en los campos matanceros.



CARTA DE MARTÍ A SU MADRE:



A mi señora madre Dña. Leonor Pérez



Hanábana, Octubre 23 de 1862



Estimada mamá: Deseo antes de todo que Vd. esté buena lo mismo que las niñas, Joaquina, Luisa y mamá Joaquina. Papá recibió la carta de Vd. con fecha 21, pues el correo del sábado que era 18 no vino, y el martes fue cuando la recibió; el correo -según dice él- no pudo pasar por el río titulado “Sabanilla” que entorpece el paso para la “Nueva Bermeja” y lo mismo para aquí, papá no siente nada de la caída lo que tiene es una picazón que desde que se acuesta hasta que se levanta no le deja pegar los ojos, y ya hace tres noches que está así.



Ya todo mi cuidado se pone en cuidar mucho mi caballo y engordarlo como un puerco cebón, ahora lo estoy enseñando a caminar enfrenado para que marche bonito, todas las tardes lo monto y paseo en él, cada día cría más bríos. Todavía tengo otra cosa en que entretenerme y pasar el tiempo, la cosa que le digo es un “Gallo fino” que me ha regalado Dn. Lucas de Sotolongo, es muy bonito y papá lo cuida mucho, ahora papá anda buscando quien le corte la cresta y me lo arregle para pelearlo este año, y dice que es un gallo que vale más de dos onzas.



Tanto el río que cruza por la "finca" de Dn. Jaime como el de la “Sabanilla” por el cual tiene que pasar el correo, estaban el sábado sumamente crecidos, llegó el de acá a la cerca de Dn. Domingo, pero ya han bajado mucho.



Y no teniéndole otra cosa que decirle déle expresiones a mamá Joaquina, Joaquina y Luisa y las niñas y a Pilar déle un besito y Vd. reciba de su obediente hijo que le quiere con delirio José Martí.


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