Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

viernes, 3 de julio de 2015

Sin Cinema Paradiso (+fotos de época)


¿Se ha perdido la cultura del cine en la ciudad de Cienfuegos? ¿Tecnología, competencias o políticas culturales? ¿Tendrá un desenlace feliz esta trama? 

  Hoy la ciudad de Cienfuegos no tiene cines. Subsisten los espacios, pero inhabilitados, sin la capacidad de seducir a nadie. La noche que cae sobre las salas trasluce el divorcio con el ambiente oscuro y romántico de la proyección de un filme. Y las pantallas, gigantescas, lucen diminutas… Comparten la misma experiencia desoladora de las butacas vacías.

  Sin embargo, no siempre fue así. Ayer, unas décadas atrás, la urbe parecía encantada por el invento de los hermanos Lumiére, al punto de trascender como una de las plazas más fuertes del séptimo arte en el país. Hacia finales de los años 20, la prensa de la época informaba la programación de los principales cines: Luisa, Prado, Trianón, Colón, Niza, Martí.

  Con el tiempo, algunos desaparecieron y surgieron otros, aunque ese proceso lógico de evolución no apagó su hechizo, ni siquiera con el surgimiento de la televisión: aquellas imágenes en movimiento, rodadas en grandes proporciones, tenían su misterio. Montones de personas se engalanaban para la ocasión: los caballeros con el sombrero de moda, las damas con largos vestidos, los niños…

Maqueta de lo que será el cine Prado.
  La memoria de Teresa Franco Hernández, administradora de la sala Prado, guarda no pocos fotogramas. “Cuando empecé a trabajar, en los ‘50, el cine era unas de las cosas que más al pueblo le gustaba. En el ‘Luisa’ estrenamos con sonido estereofónico El Manto Sagrado (1953), usted creía que estaba dentro de la película.

  “Luego empezó la tercera dimensión (3D). Le dábamos espejuelitos a la gente al entrar; resultaba una novedad. Eso fue como en el ‘58. Después, todo comenzó a desaparecer, los equipos se deterioraron y no había forma de reponerlos”.

  En el presente, asoman las nostalgias. Orlando García Martínez, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la provincia, evoca el ambiente que vivieron él y sus amigos. “Tuve la oportunidad de disfrutar de un diseño en el cine que nos condujo a crecer espiritualmente. Te ponían el Noticiero ICAIC, ¡para chuparte los dedos! Ahí supe de Santiago Álvarez, vi Now, Liberación, los clásicos. 

  “Hacíamos tiempo en La Cultural (la actual librería Dionisio San Román), nos movíamos a la biblioteca, a las galerías de arte, al Centro Dramático de Las Villas. El cine móvil recorría los barrios… Respirabas cultura. Te hablo de cuando era un muchacho.

  “Eso no lo tienen ahora mis hijos”.



LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ



El cine-teatro Luisa hoy en reparación parcial.
  Hace unos años, “Cienfuegos tenía cuatro salas cinematográficas: el cine teatro Luisa, el Prado, el Jagua y el Guanaroca, comenta Bárbaro Cabezas García, asesor de Consejo de Cine en el territorio. Pero se fueron dañando, no siguieron el régimen de mantenimiento necesario y las fuimos perdiendo. Se pensó que el formato de los 35 milímetros iba ser histórico y hoy prácticamente el DVD está pasando a mejor vida”.

  La transición resultó en extremo brusca, e igual sus consecuencias: “Cuando cambiamos de la pantalla grande para los televisores y el DVD, el público ya no quería ir al cine, recuerda Teresa Franco Hernández. Yo trabajaba en el ‘Prado’ en ese momento, una sala con 648 lunetas a la cual asistían catorce o quince personas. Un espacio tan inmenso con tan poca concurrencia. Era triste”.

  “Al Jagua no entraba nadie, estaba vacío, añade Ana Morales Valera, directora del Centro Provincial de Cine. Las personas nos piden pantalla grande, nos lo confirman cada uno de nuestros estudios y te lo digo incluso como amante del cine: para ir a ver un televisor y un DVD, me quedo en mi casa”.

Bárbaro Cabezas, asesor del Consejo de Cine.
“El cubano es un ser práctico, asegura Bárbaro Cabezas. Ahora: una salita, estoy incómodo, debo levantar la cabeza para ver el televisor por su posición lineal, a una distancia considerable, si tiene subtitulaje la película cómo veo la letra… Todo eso atenta contra el disfrute del espectador y lejos de favorecer la acción cinematográfica, creas obstáculos y se van”.

  “Entonces se decidió que los cines sin mucha afluencia de público no eran rentables, agrega Ana Morales. Nosotros dependemos de los ingresos para cubrir los gastos de salario, de electricidad, de agua... Por eso la Dirección de Cultura decidió entregar, primero el Guanaroca y luego el Jagua, a Artes Escénicas, pertenecientes también a nuestro sector”.

  “Fue una solución para, entre comillas, salvar las salas utilizándolas como proyectos culturales, de danza y acciones de teatro, explica Bárbaro Cabezas. Sin embargo, si vamos a la realidad, no han hecho nada, salvo con el arreglo del Guanaroca, convertido en teatro para algunos proyectos infantiles como Abracadabra, etcétera”.

  El motivo de estas entregas todavía genera polémicas: “Si quitas y quitas porque no va la gente, imagínate, opina Orlando García, presidente de la UNEAC. ¿Iban unos diez o quince al cine? A las peñas literarias asisten menos, unos tres o cuatro; mas esos multiplican.

Orlando García, presidente de la UNEAC.
“Los problemas de la cultura son más complejos que una explicación material, insiste. Y los inconvenientes de orden económico siempre van a existir en un país subdesarrollado como el nuestro; pero hoy estamos mejor que antes: el Producto Interno Bruto (PIB) crece, evolucionamos… Ah, si las carencias son de conocimientos culturales, no hay arreglo.
  “Por eso alguien inventó lo de hacer rentables los cines y empezaron a introducir espectáculos a lo Belleza Latina: banalidad en la factura y el concepto, continúa. Si la función social de la institución Cine es promover el séptimo arte, ¿por qué hubo más preocupación por la rentabilidad? Y busquen las estadísticas: mientras decaía la estrategia de cine en la provincia, aumentaba la rentabilidad de su empresa. Por supuesto, fue una exigencia de otros niveles para garantizar ingresos, cumplir un plan técnico”.
  Solo el “Prado” y el “Luisa” mantuvieron su condición de espacios para la filmografía en la ciudad. Hoy, aquí y ahora, ninguno de los dos está en funciones.   
  “Sabemos de la preocupación de los cienfuegueros con el cine Prado, motivo de una inversión, comenta la directora del Centro Provincial del Cine. La proyección es construir un centro cultural para un uso polivalente, todavía en proceso. El ‘Luisa’, en cambio, es objeto de una reparación rápida.
  “Desde hace ya mucho tiempo presentaba problemas con el escenario, ya era un peligro poner a una personalidad a trabajar allí. No queríamos cerrarlo, no nos quedó otra alternativa. Las labores pueden durar dos, tres, cuatro meses, fundamentalmente por cuestiones de la madera. Como atenuante a esta situación, en la segunda planta tenemos una salita para proyecciones”. 

MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO

Otra de las tantas fachadas que tuvo el cine Prado.
  “La tarea en la actualidad es más dura, asegura Bárbaro Cabezas García, asesor del Consejo de Cine. El tiempo perdido en el mantenimiento a las salas se nos unió con un monstruo mayor, el de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y los modos de acceso a la filmografía, entre ellos la piratería. Lógicamente, toda esa avalancha de elementos, sin un movimiento inteligente para asimilarlos, nos invadió, nos tragó…”.
  “El famoso Paquete tiene la última película, la última serie, argumenta Ana Morales Valera. Y nosotros no las podemos poner, pues nos regimos por la política cinematográfica del ICAIC y solo debemos exhibir la que ellos nos indican. Eso, a veces, al público no le gusta”. 
  Los hechos hablan por sí mismos: “Conducta recaudó 35 mil pesos, a pantalla grande, durante quice días más o menos, detalla Niurka Files Espinosa, administradora del cine Luisa. Con Meñique también tuve una muy buena recaudación, bastante, bastante cerca de Conducta. Cumplí el plan solo con esas dos películas. Pero la última, Vuelos prohibidos, no tuvo la aceptación esperada. Apenas diez o doce personas en la salita (con televisor y DVD), nunca se nos han llenado los 32 asientos”.
 
Cine Luisa fue fundado el 2 de septiembre de 1911.
Un apresurado repaso al panorama internacional nos permite comprobar la vitalidad del cine ante competencias tecnológicas mucho mayores a las nuestras. Incluso, una industria tan poderosa como Hollywood mide el éxito de sus producciones por la taquilla. 
  ”En cualquier lugar del mundo la gente sigue yendo a los cines, estos no desaparecieron, comparte Orlando García Martínez, presidente de la UNEAC. Aquí, en cambio, una sala de video de un particular goza de mayor aceptación y concurrencia que los cines institucionales”.
  “El problema radica en nuestras programaciones, añade Bárbaro Cabezas. El ICAIC mantiene su esquema en la política cultural: si no soy yo el que lo digo, no se puede poner. Y los tiempos cambian, los pensamientos son diferentes…  Ya en pleno siglo XXI seguimos regidos por dogmas de los años 70”. 
  “Yo creo que el Estado debe regir la política audiovisual, opina Orlando García. Debe existir una intencionalidad, en todo lo hay, no veo por qué sonrojarse por ello. Pero no puedes coartar la iniciativa y gestiones propias por decreto, y nos hemos quedado atrás en las opciones.
 
El cine Prado fue inaugurado en 1912.
“Es una conjunción de muchos factores, continúa. Por ejemplo, ¿cuál es la respuesta ante el Paquete? ¿Dónde están las acciones como paliativo o solución emergente a esta crisis?... Porque es una crisis el tema de los cines en Cienfuegos, en su planteo institucional, y no es cuestión de dos días, sino acumulativo. Y yo digo: si hoy tenemos más especialistas, más profesionales, más instituciones ¿por qué asiste menos público a las salas?   
 “La estrategia ha sido cruzarse de brazos y moverse en un círculo vicioso: no, no somos nosotros, es el nivel superior; y allí no, no somos nosotros, es fulano… Al final te preguntas ¿dónde está el cine? Y díganmelo como me lo digan, yo lo sigo considerando un error de estrategia cultural: no ha sido la adecuada”.

LA QUIMERA DE ORO

  
No puede el DVD, la Cajita, el Paquete, ni ningún otro artefacto cobrarse la gracia del cine. Sin embargo, amén de políticas culturales y su verticalidad, las acciones pueden tomar otros caminos.
  “Para la segunda planta del cine Prado se prevé habilitar una sala 3D, de última tecnología. La planta de abajo será de uso polivalente, o sea, para espectáculos variados. Esperamos inaugurarlo en 2016”, indica Ana Morales Valera, directora del Centro Provincial de Cine.

  La idea se ajusta al criterio de varios especialistas, defensores de la creación de multicines, una opción con buenas experiencias en países de Latinoamérica. Por supuesto, cualquier alternativa debe pensarse con pies en tierra cubana para no caer sobre errores conocidos.

  En esa línea de consecuencias, Bárbaro Cabezas García opina: “Al caducar el formato de 35 milímetros, al no entrar cinematografía, al comenzar los problemas con la electricidad, con la restauración…, pasamos al multiuso de los cines. No soy un detractor, solo hay que saber cómo enfocarlo pues, de pronto, destruimos un espacio patrimonial.

  “Sucedió en el ‘Luisa’, con crisis en su techo, plataforma (durante las presentaciones del Circo Nacional subieron motores y caballos sobre el escenario). Y ahora estamos en medio de una ‘famosa’ reparación. Por eso, creo importante que los funcionarios a cargo de la política cultural en el territorio logren sensibilizarse ante lo que conlleva una infraestructura afín”.

  De paso, no podemos dejar de visitar el pasado, traer de vuelta lo hecho en los momentos más críticos. Lo recuerda Teresa en ese día, ya lejano, en que estrenaron la pantalla grande en la calle. “Mire, cuando yo exhibí Bailando suave era época de carnavales… ¡Nos llevamos al carnaval completo! El público se sentaba en los bancos del ‘Prado’, lo disfrutaba. Eso fue una novedad y le dio mucha vida a esta esquina de San Fernando”.

 Quizás por ello se impone el estudio de gustos y preferencias, la planificación  adecuada de las tandas, una mejor gestión en el estreno de los filmes, divulgación… Retomar la ruta perdida precisa voluntad, recursos a mano, pero, esencialmente, olfato para aventajar siempre las carencias y dogmas.  

 Tal vez, como en el drama italiano Cinema Paradiso (1988), todo se trate de amor. Teresa Franco Hernández lo sabe: “No hay nada más grande que entrar a un cine y verlo lleno de público. Todavía, cuando respiro, siento el olor del cine en la noche. Es un  cosa que enamora”. Hagamos entonces porque no se apague la magia de la pantalla grande.
(Darilys REYES SÁNCHEZ y Roberto ALFONSO LARA, del CINCO de Septiembre)





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