Cuando varios de quienes practicamos el
reporterismo hoy día solo gateábamos, u otros ni siquiera habían sido
concebidos, ya Ramón Lobaina Consuegra ejercía el oficio: nada menos que en
pleno campo de batalla.
Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana en 1974, el día de
nochebuena de un año después decidió alistarse de forma voluntaria para prestar
misión internacionalista en Angola. Lo llamaron el 26 -recuerda-, y el 9 de
enero partió hacia África. Allí combatió en la ofensiva hacia el sur, pero,
enterado el mando de su carrera, lo convocó a informar a la tropa, junto a
otros compañeros suyos de la redacción del periódico Ahora, donde destacaron a
este holguinero desde su graduación. Lobaina, con un camión de guerra a su
disposición, elaboraba el boletín El Combatiente. Primero trabajó en dicha
tarea a nivel de batallón; luego le asignaron extenderla a rango de división,
evoca.
Pese a poseer vasto número de condecoraciones
nacionales o territoriales de diverso signo, Lobaina atesora cual su reliquia
más preciada el Certificado con la firma de Fidel en “reconocimiento a su
heroica misión internacionalista en Angola”. El 24 de mayo de 1976 se convierte
en militante del Partido Comunista de Cuba allí, en pleno campo de batalla,
relata con orgullo.
Revolucionario hasta para las enfermedades,
el merecedor del Premio Provincial de Periodismo José Antonio Hurtado del Valle
por la Obra de la Vida, abandonó el cigarro el
5 de septiembre de 1997, justo a los 40 años del levantamiento de los marines y
civiles en Cienfuegos. “O era él o era yo, y resultaba una linda oportunidad
para dejarlo”, dice con convicción el colega quien como consecuencia del stress
generado por la tensión periodística de la cobertura del 26 de Julio de 1984
aquí, ganó una hipertensión eterna, acompañada de parálisis facial transitoria.
Ocupaba entonces el cargo de Jefe de Información del periódico Cinco de
Septiembre, del cual es fundador.
Ni la parálisis, ni la presión arterial, ni
la neuropatía sufrida durante el período especial arredraron el espíritu de una
persona quien “nunca sabría cómo decir no” a las misiones y respetó, entre
tantas, la de ser funcionario del Comité Provincial del Partido encargado de
atender los medios de prensa hasta 1990.
Al concluir el período en dicho cargo,
deseaba retornar a nuestro periódico, aunque debió marchar hacia la emisora
Radio Ciudad del Mar. El destino no se equivocó, porque la ventura periodística
de dicho medio por casi veinte años en buena medida se debió a su tenacidad,
compromiso, disciplina y rigor.
Lobaina, persona sencilla y diáfana, con
vocación inclaudicable de servir al otro, es un magnífico dirigente periodístico,
quien subo capear las movidas de distintos tiempos históricos del país o la
profesión, y convertir a la emisora provincial en el sitio más respetado por
los cienfuegueros durante el período especial cuando, tras la retracción de la
prensa impresa o con menos televisión, la señal al éter constituyó su principal
fuente de información.
Subdirector informativo allí
por más de 17 años, él conoció de todo. Compatibilizó diversidad de caracteres, se
sobrepuso a carencias técnicas, empastó un equipo (verdadera red) de trabajo en
cada municipio. Pudo jubilarse a los 60; mas prefirió seguir. Este año sí será
el del estribo, porque en diciembre cumple sus 65. Satisfacciones en dicho
medio ha tenido muchas, narra; entre ellas contar en el staff al unísono con
gente experimentada de respeto en la profesión y jóvenes talentos quienes le
inyectaron dinamismo a las diversas propuestas informativas ininterrumpidas a
lo largo del día.
No le complace, en cambio, “la inaplicación
en nuestro periodismo de un principio de distribución socialista, la premisa
marxista de a cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo.
Algunos aportan mucho, empero reciben el mismo salario de quienes tributan
menos. Es un análisis pendiente y postergado. Nuestros periodistas no solo han
debido sobreponerse a eso; sino además a limitaciones de transporte, carencia
de herramientas de labor… El reportero debe estar dispuesto a trabajar las 24
horas del día, si bien precisa poseer una infraestructura que lo respalde. Eso
influye sobre su quehacer”.
Lamenta no haber hecho más periodismo en la
calle. Su interlocutor le observa que aunque él considere eso, en verdad nunca
se desligó del ejercicio informativo, pues en muchas oportunidades -siendo
directivo-, cubrió disímiles actos e incluso apoyó con su presencia a
subordinados los cuales en su momento no pudieron asistir a determinadas
coberturas.
A su faena como profesional de la prensa,
este hombre múltiple, capaz de sacarle pepitas de oro al arroyo del tiempo,
añade las facetas de pedagogo e investigador. Ha elaborado una veintena de
materiales en la segunda de las áreas. Algo más de 330 profesionales recibieron
hasta la fecha clases suyas en la Universidad, donde el Master en Educación imparte
su amada asignatura de Fundamentos del Periodismo en la carrera de Comunicación
Social. E igual funge como tutor de profesores de dicha clase a colegas de
sedes municipales.
En la obtención del Premio Provincial de
Periodismo por la Obra
de la Vida
(había sido candidato durante varios años), Lobaina Consuegra aprecia “el
reconocimiento de mis compañeros, en tanto la propuesta emergió de cinco de las
siete delegaciones de base; o sea de distintos órganos de prensa. Supone
extraordinaria alegría en mi último año de trabajo activo”, expresa tan ufana como
agradecida una persona blanco del respeto de su gremio y del pueblo. (Por Julio Martínez
Molina)
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