Cienfuegos no es una ciudad de
fantasmas, aunque algunos de sus moradores digan lo contrario. Sus leyendas e historias populares atesoran personajes extraños y hasta
fantásticos, pero no es usual hablar de espectros en esta región del centro sur
de Cuba.
Sin embargo, de vez en cuando y a
plena luz del día, los hombres de ayer se mezclan con las generaciones de hoy.
Los protagonistas
de disímiles cuentos
locales toman las calles y la tradición recorre el espacio,
como neblina viajera procedente de los días iniciales.
Así, como en añeja película, asaltan las avenidas de esta urbe el señor Don Luis De Clouet, fundador de la otrora Colonia de Fernandina de
Jagua; Azurina, niña nacida de uno de los pasajes más
tiernos de la oralidad cienfueguera; y otras personalidades vinculadas al curso
cultural de este territorio.
No es casualidad que el Centro Histórico Urbano (CHU) de
esta ciudad, proclamado Patrimonio Cultural de la
Humanidad el 15 de julio de 2005, sea el lugar
más frecuentado por los seres de antaño.
Actores disfrazados con grandes
atuendos y de rostros pintados cual perfecto lienzo, encarnan personajes
traídos por el viento y se integran a esta villa francesa, reconocida hace ocho
años por la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El grupo
de teatro El carro de Thespis tiene la última palabra. De sus
manos salen las ideas y, ¿por qué no?, los fantasmas. Espíritus que retocan en
estos días de celebración el ánimo sureño, siempre palpitante y longevo.
"En
matrimonio perfecto con la
Oficina del Conservador de la Ciudad, este elenco de
artistas logra socializar nuestras tradiciones con los transeúntes",
especifica Irán Millán Cuétara, director de la institución.
"La historia vive, recorre diferentes calles y llega a cada rincón,
gracias a esta iniciativa que realza, además, los valores del Centro Histórico
con casi dos siglos", enfatizó.
También el pescador, o el fotógrafo y la insólita Juana la Loca -personaje inmortalizado por la actriz Luisa Martínez Casado-
esperan con ansiedad a los curiosos, quienes adormecidos por su inmovilidad,
despiertan repentinamente con sus lentos agasajos.
Eduardo Rodríguez, quien
representa al artífice de la imagen, aclara que: "cuando estoy estático
ante los transeúntes, pienso en la belleza de la estructura, los moradores y
las esculturas de esta urbe".
Comparada en valía e importancia con sitios como la Gran Muralla China, la Estatua de la Libertad en los Estados
Unidos y la ciudad de Venecia, en Italia, la
Perla del Sur constituye testimonio identitario cultural.
Esas y otras razones le granjearon la inserción en la Lista
del Patrimonio Mundial y, actualmente, a solo ocho
años de tal denominación, los cienfuegueros observan con asombro el resurgir
de sus tradiciones y leyendas.
Esta no es una ciudad de fantasmas,
pero hoy, cuando todos sus habitantes sueñan tranquilos, las historias y sus
viejos protagonistas renacen nuevamente al amparo del reconocimiento mundial.
No hay comentarios :
Publicar un comentario