"Es que en toda Cuba
esos toques se hacen con batá, mucho más suaves, y legitimados hasta
por Don Fernando Ortiz como idóneos para tales rituales. Palmira es una
excepción, eso nos distingue, y constituye otro aval en nuestro afán de
proponer las sociedades como Patrimonio de la nación".
La pequeña localidad, distante diez
kilómetros de la ciudad de Cienfuegos, fulgura por el
arraigo de la tradición sincrético popular. Cuentan que el otrora boom
azucarero del territorio, trajo aquí la historia esclavista, pues por esos
lares abundaron los ingenios.
"Podemos decir que desde los
albores del siglo XX nuestro pueblo pudo inscribir sus locales de culto o
sociedades, en momentos en que los negros en Cuba tenían aún prohibida la
realización de ceremonias", argumenta Marilín.
"Desde hace más de cien años
realizan aquí la procesión de Santa Bárbara. Vale resaltar que la
población la acepta como patrona, aunque la primera imagen puesta en la fecha
fundacional de la iglesia, fue la Virgen del Rosario. Aquí señorea Changó,
y para su homenaje el 4 de diciembre, hasta los bebés visten de rojo y blanco;
los palmireños veneran su milagrosidad".
También existen en el legendario
pueblo las sociedades El Cristo, con culto a Ifá,
y San Roque, que sincretiza con Elegguá.
En esta última está Ángela Rosa
Delgado, quien fue presidenta por más de 40 años y ahora transmite el legado de
su abuela fundadora al hijo Guillermo Armenteros:
"Abogamos por el buen
comportamiento y nobleza de las personas y respetamos tanto los patrones
católicos como los yoruba".
En El Cristo hay también liderazgo
consanguíneo. Actualmente la dirige Felipe Capote Sevilla, y alude a la validez
de su predicciones y secretos. Por otra parte, en Santa Bárbara los vínculos de
parentesco concluyeron, pero la familia religiosa continúa los mitos.
Legítimos los esfuerzos por validar en Palmira los
mitos y ritos de la tradición yoruba y proponerlos como patrimonio cubano. (Dagmara Barbieri)
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