Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Por vender… ¡hasta droga!

-La venta ilícita de medicamentos sicotrópicos se ha convertido en un mal a erradicar, por las consecuencias graves a la salud, la moral y la familia

  Si alguien quisiera la luna y estuviera dispuesto a pagar un buen dinero, de seguro Teresa* se la habría conseguido. Para ella, su trabajo era "luchar": desde orbitar en torno a los extranjeros —como parte de esa desagradable fauna que muchas veces los acompaña— hasta vender todo lo que resultara en un mínimo de ganancias.

  Por eso, cuando más escaseaban los medicamentos en las farmacias, durante el último año y medio, aproximadamente, su bolso funcionó como una sucursal ambulante de tales establecimientos. Si una persona buscaba íntimas, podía comprárselas a Teresa; si algodón, a Teresa; si Triamcinolona, a Teresa; si Kogrip, igual.

  Ahora, si la intención era drogarse, también ella proveía "ayuda" desde sitios tan públicos como el parque José Martí. Su oferta incluía Tramadol y otros medicamentos utilizados con esos fi nes, pues solos, o mezclados, producen efectos sicoactivos.


  "Pero no solo es el medicamento, sino las cantidades, que son altas, y que los ligan con alcohol", explica Vladimir Santos Gil, especialista de la Policía Técnica Investigativa en Cienfuegos.

  Sin embargo, a Teresa solo le importaba el mercado, la demanda. Y esa existía. "En Cuba hay quien es alcohólico con whisky; otros lo son con ron, otros con 'chispetrén' y otros con alcohol, del que venden en las farmacias, todo depende del nivel adquisitivo. Los adictos a la droga pueden ser de cocaína, de marihuana, pero hay quien está con pastillas, que es la forma más barata (…), de más fácil acceso, pues puedo tener un familiar que tenga por prescripción médica (lícita), o puedo obtener una receta por complacencia", dice Santos Gil.

Kirenia Vizcay, Fiscal de Cienfuegos.
  ¿Quiénes son los consumidores? Según Kirenia Vizcay de la Cruz, Fiscal del municipio cabecera, cuantos le compraban a la Teresa de esta historia eran jóvenes. La mayoría de los receptores, en general, comparte esa característica; además, suelen ser exreclusos, estar relacionados con el asedio al turismo y no tener vínculo laboral.

  "Los medicamentos resultan un trampolín, y a medida que la persona consume (por supuesto, no por padecer las enfermedades para las cuales se recetan lícitamente), le van haciendo menos efecto y tienen que consumir más. Llega el momento en que tienen que pasar a otro tipo de droga. Por eso son tan peligrosos, pues para buscar las sensaciones que hoy les causaban dos pastillas, mañana deben tomarse diez", señala el especialista.



EN ARAS DE PREVENIR



  Cuba es firmante del Convenio sobre sustancias sicotrópicas de 1971, auspiciado por la Organización de Naciones Unidas, a partir de la preocupación por los problemas sanitarios y sociales que origina el uso indebido de esos preparados, por lo que entre los objetivos del acuerdo figura el compromiso de prevenirlo y combatirlo, así como al tráfi co ilícito a que da lugar.

  El documento contiene las listas de los medicamentos que deberán ser controlados de acuerdo con lo que en él se reglamenta (lo contrario se sugiere que sea considerado delito, siempre que la Constitución de cada país lo permita), incluidas disposiciones relacionadas con las recetas médicas, advertencias en las envolturas, así como prohibiciones y restricciones a las importaciones y exportaciones. También queda abierta la posibilidad de actualización de las listas, en función de nuevos descubrimientos o estudios.

  "A veces las personas que tienen la responsabilidad de la venta de medicamentos, no toman conciencia de la existencia de estas listas. Ven estos como un medicamento más y no perciben la complejidad del tema", enfatiza Vladimir.

  En virtud de esa posición abierta contra la droga, el Código Penal de la Mayor de las Antillas ordena en el numeral 1, de su artículo 190, que "Incurre en sanción de privación de libertad de cuatro a diez años, el que (…) sin estar autorizado, produzca, transporte, trafi que, adquiera, introduzca o extraiga del territorio nacional o tenga en su poder con el propósito de traficar o de cualquier modo procure a otro, drogas, estupefacientes, sustancias sicotrópicas u otras de efectos similares". Las penas pueden ser más severas, en dependencia de las circunstancias agravantes.

Mientras, el artículo 191, determina la privación de libertad de tres meses a un año, o multa de 100 a 300 cuotas, o ambas por "La simple tenencia de drogas estupefacientes, sustancias sicotrópicas u otras de efectos similares sin la debida autorización o prescripción facultativa".

  La Resolución 335 del Ministerio de Salud Pública adapta para Cuba los artículos del Convenio de 1971 y establece una "Lista de sustancias consideradas de efecto similar a las drogas estupefacientes y sicotrópicas sometidas a control nacional", que incluye el mencionado Tramadol, entre un total de 22 medicinas y dos plantas. El procedimiento está claro en las ocho farmacias principales y las catorce especiales de Área donde pueden expenderse en la provincia. El primer requisito resulta una receta con todos sus escaques llenos: nombre del paciente, carnet de identidad, número de historia clínica, dirección,diagnóstico, milígramos, cuño legible de la unidad asistencial y del facultativo, y la firma.

El adquiriente presentará, asimismo, su tarjeta de identificación. La Dirección Técnica de cada establecimiento debe revisar exhaustivamente la correspondencia entre la receta, el vale y los datos de la tarjeta de estiba, metodología aplicada también al Gravinol y la Difenhidramina; estos medicamentos, a diferencia de los primeros, pueden despacharse aun con dificultades de las prescripciones, dejando siempre constancia en el "Libro de incidencias" para análisis posteriores.



CON Y SIN RECETAS



  A pesar de tanta supervisión, Teresa conseguía los productos para su negocio. Conocía con exactitud íntimos detalles de la red de farmacias, datos solo presumibles por el resto de los ciudadanos: qué día y a qué hora llegaban los medicamentos, cuándo comenzaban su dispensación, e incluso cuáles sólo obtendría prescripción facultativa mediante. Pero 18 meses le valieron de experiencia para hallar las maneras de saltarse la legalidad.

  Para comprar Dipirona o Gentamicina, sin los documentos obligatorios, encontró la complicidad de sus vendedoras; sin embargo, el cuadro se tornaba más difícil si de Tramadol se trataba. Entraron en juego entonces la adquisición de recetas a través de una tercera persona, donde el precio variaba según la presencia o no del cuño y la fi rma del doctor.

¿Dónde están las brechas? Mayelín García Díaz de Acevedo, dependienta de la farmacia La Caridad, elude la responsabilidad del sector, aportando su punto de vista: "Sí, hemos detectado la reincidencia en la compra del medicamento, pero aún cuando sea un paciente identificado como consumidor, si viene con la receta, supongamos, de Gravinol, y tiene todos los requisitos, nosotros estamos en la obligación de despacharlo. Tampoco podemos determinar si ya compró en otra unidad, pues los medicamentos pueden adquirirse en cualquier municipio".

  No son notables tales tácticas cuando se trata de tráfico, pues la lógica sugiere que para estos fi nes se requieren cantidades superiores.

  En lo que va de año, la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas aplicó cerca de 40 medidas disciplinarias por ventas sin receta o errores en vales; "pero todavía resta exigencia", reconoce Delia Margarita Guerrero Hazime, directora adjunta de la entidad, pues sus propias auditorías demuestran

el incumplimiento de los mecanismos establecidos, la falta de profundidad y sistematicidad en los controles y la necesidad de una mejor preparación del

personal.

El negocio de Teresa implicaba una cadena más amplia de delincuentes y delitos, del tráfico de drogas a la falsificación de documentos, la venta de un número de tabletas superior al prescripto y el hurto de recetas.

"La prescripción es un acto legal —explica Liuba Alfonso Duarte, responsable de Medicamentos en el Área IV—, los médicos no deben dar receta a las enfermeras para llenarlas, ni por complacencia a los pacientes, y tienen la responsabilidad de poner su cuño a buen resguardo".

  Puede que la ingenuidad convierta en víctimas a los facultativos, pero desconocer la Ley no exime de su cumplimiento. El Código Penal, en su Artículo 192,

sanciona con privación de libertad de tres a ocho años "al profesional que, autorizado para recetar o administrar drogas estupefacientes, sustancias sicotrópicas, u otras de efectos similares, lo haga con fines distintos a los estrictamente terapéuticos".

  La Teresa de la historia tiene su similar en la realidad. Aunque todavía no ha terminado la investigación del caso, se encuentran instruidas doce personas

y dos de ellas detenidas. Al concluir el proceso, serán puestas a disposición de los tribunales. (Por Taylí Sánchez y Rosa María Díaz Hernández, del 5 de Septiembre)



*Teresa es un nombre ficticio.



Consulte los siguientes documentos
















No hay comentarios :

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...