El recital habanero del viernes supone el punto culminante, al día de hoy, de la avalancha
en la arribazón de celebridades internacionales producida luego del 17 de diciembre
de 2014, inicio del proceso de normalización de las relaciones con Estados
Unidos, como parte de eso que algunos llaman el “boom” Cuba y yo prefiero
identificar con orgullo como la poderosa atracción despertada por un país
maravilloso, de una historia increíble llena de héroes y heroicidades que nunca
debemos olvidar, el cual no se había retirado, sino había sido retirado del
itinerario artístico mundial de manera arbitraria, por el poder hegemónico.
Chanza aparte,
llegar a tan sanctas edades con su condición y energía, en especial las del líder,
Mick Jagger, es resultado igual de la constante ejercitación; sin soslayar el
regalo de la Naturaleza,
que a veces ofrenda estos raros premios. Adam Levine, frontman de Maroon 5, le
tributó a este señor un video clip que lo clava: Moves like Jagger. Pero el vocalista de The Rolling Stones
representa —amén de referente de movilidad, vivacidad y dominio de la escena—,
ícono, hito, paradigma del arte en tanto proyecto ininterrumpido de vida.
Cuba, en
proceso total de apertura al mundo, quizás en un plano cercano pueda integrarse
al mercado universal de la música. Claro está, solo a partir de la premisa
insoslayable de la eliminación total del bloqueo norteamericano. Entonces, a lo
mejor, ya no miraremos con la boca ensalivada cómo Bruce Springteen actúa en
Buenos Aires y Adele en Barcelona, sino también en Camagüey; e integraremos la
geografía de los tours y las giras
mundiales de los grandes monstruos del espectáculo, territorio vedado hasta la
actualidad. Probablemente, y hagamos votos porque así sea, en un escenario
próximo podremos pagar de nuestro bolsillo la entrada a esos conciertos, porque
ninguno de ellos actúa gratis y lo de los Stones ahora es otra cosa, sabemos.
Escenario donde actuara The Rolling Stones. |
Les mostraría
a nuestros niños y jóvenes que, además de esa gran música cubana actual que no
conocen, o solo a medias (por los precios, la comercialización y la desactualización
de los discos; por no aparecer en el paquete semanal; por capricho de
ignorantes o malintencionados que la ocultan a medro de esa “chacalización” de
la cual habla bien el ahora a la venta No. 91 de La calle del medio), existe “afuera” algo más allá del mal reguetón
y su racismo, violencia, odio fratricida y humillación a la mujer. Díselo,
Jagger. (Julio Martínez Molina, del periódico 5 de Septiembre/Cienfuegos)
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