Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

viernes, 16 de agosto de 2013

Patricio Chaviano del Sol y su romance entre la luz y el tiempo



Por Mercedes Caro Nodarse   



“Influencias vienen de todas partes, pero los disparos salen

principalmente por instinto. ¿Cuál es el instinto?

Es toda una vida de acumulación de influencias: la experiencia,

los conocimientos, ver y escuchar. Hay poco tiempo

para reflexionar en la toma de una fotografía”.

Arnold Newman



  En ese sentir del leve crescendo de la velocidad junto al palpitar del corazón, en conjunto con el frío que recorre a cada uno de sus huesos hasta llegar a su dedo, para entonces disparar y congelar el cálido momento, la sombría forma, el vibrante recuerdo y el grito convertido en imagen, anda Patricio Chaviano del Sol en su romance entre la luz y el tiempo.

  Y es el tiempo el implacable, el que se va…, ese tiempo al cual a veces cuesta guardar en una sonrisa, es regalado por Chaviano, “el fotógrafo de la familia cienfueguera” como alguien dijo mientras realizaba esta entrevista.

  ¿Por qué precisamente fotógrafo?

  “La fotografía no es solo presionar el obturador y ver cómo la cámara captura lo que aprecias en el visor (o la pantalla), resulta más que eso: inspiración, buscada en muchas partes como en las revistas, libros, filmes, música o en otros artistas. La aventura en ella lo constituye detener unas milésimas de segundo en un brevísimo lapso, y dejar para la historia de la familia, de la ciudad o el país el instante mismo de un acontecimiento. Eso es realmente sensacional y para mí un verdadero privilegio ser el protagonista de tales hechos.

   “Y ahí están los recuerdos. De la foto de carnet a las de ceremonias o vacaciones, los reportajes, las postales, incluso en la publicidad..., tanto la fotografía analógica como la digital asumen una gran función de documentación, interpretación, memoria histórica, de investigación social, antropológica, porque forma parte de la vida colectiva y familiar.

  “¡Cuántos guardamos en cajas de cartón, en pequeños cofrecitos, en álbumes…!; sientes, entonces, cómo de alguna forma estás presente en la vida de muchos; algunos te recordarán y dirán ‘fue él quién me tomó las fotos de mis quince…’, y sabes lo feliz que son al dejarles esa herencia gráfica. Es de verdad reconfortante”.

  ¿Cómo llegas a ejercer este arte?

  “Ummmm, ya son más de tres décadas, ¡toda una vida! Sí, porque solo tenía 18 años cuando en medio del cumplimiento del Servicio Militar General, allá en la Brigada de la Frontera de Guantánamo, me seleccionan para cursar estudios de fotografía y video. Seis meses bastaron. Me designan entonces a los estudios Farvisión, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Incontables eventos de carácter político, militar y social quedaron reflejados entonces a través de mi cámara”.

  ¿Qué (in) satisfacciones le causa ser considerado como “el fotógrafo de la familia cienfueguera”?

  “Un reto enorme, sin discusión alguna. La fotografía es un fenómeno social, el cual se ve expresado en el papel impreso. Cuando te consideran de esa manera comprendes que recibes una recompensa por el trabajo avalado en los muchos años de experiencia, y también porque llegas a convertirte en un miembro más de esas familias, toda vez que compartes innumerables actividades: bodas, quinces, cumpleaños u otras. Vas dejando en las instantáneas el recuerdo de la fecha conmemorativa, y de alguna manera, aunque reconoces que no será como una pintura, les estás ofreciendo un documento significativo, una declaración penetrante. Y te lo agradecen.

  “Las insatisfacciones están presentes siempre. Deseo dar más, tener la habilidad para capturar imágenes imperecederas, las cuales respondan al continuo y sistemático diálogo del hombre con el imaginario social de su tiempo. A veces no sé si lo he alcanzado”.

  ¿De Cienfuegos?

  “¡Noooo…, soy camagüeyano! Pero ya me siento hijo de esta ciudad, fui adoptado por ella, y aquí he dejado gran parte de mi obra”.

  ¿Exposiciones?

  “Son varias, entre personales y colectivas. Dentro las últimas se encuentra “Sepias del Tiempo” en noviembre de 2011, inaugurada en el Salón Juan David del periódico CINCO de Septiembre, como regalo a la peña “Tiempo Sepia” del periodista Francisco González Navarro. También, “Luces para el Apóstol” realizada a propósito de las celebraciones por la Jornada de la fotografía cubana y en homenaje a José Martí, en el aniversario 160 de su natalicio.

  “Esta última fue un sueño acariciado durante años. Pude alcanzarlo a partir de una investigación histórica que me permitió aunar las 42 instantáneas realizadas al Apóstol durante toda su vida, y añadirle textos (pie de grabado) los cuales amplían sobre el escenario, circunstancias y autores de las imágenes o el estudio fotográfico donde le fueron tomadas o impresas.

“Ya resulta una práctica cotidiana efectuar la indagación previa, ello constituye de mucha ayuda para la concepción de las exposiciones. Por ejemplo, en estos momentos laboro en una acerca de las visitas realizadas por nuestro líder indiscutible, el compañero Fidel, a Cienfuegos. He podido evidenciar un total de 60 viajes a la provincia; aunque no cuento con todas las fotos en este momento, sí he buscado el apoyo de un grupo de compañeros dispuestos a ayudarme, entre los que se encuentran los fotógrafos del ‘CINCO’, por supuesto.

  “La otra exhibición será dedicada a Hugo Rafael Chávez Frías, en el primer aniversario de su desaparición física y constará con fotos que reflejan su presencia en la Perla del Sur”.  

  ¿De qué manera defines hoy tu trabajo?

  “Mi trabajo y mi interés han girado en torno al ser humano y su universo personal, a su entorno familiar, emociones, pensamientos, raíces y creencias, lo cual ha identificado, a través de los años, mi memoria visual, la cual con el tiempo se ha organizado en series y proyectos expositivos… ¡La vida cotidiana del cienfueguero y sus avatares registrados durante más de 30 años de profesión!

  “Estoy realizando mi sueño. Es esto lo que he querido y quiero hacer. No me veo de otra manera. El hecho de haber contribuido a la construcción y preservación del variopinto acervo cultural de las familias es ya, de por sí, el mayor de los premios”.

  Un momento mágico, el sueño de un relámpago, un sentimiento absoluto, una súbita ilusión, todo ello impreso, primero, en la transparencia de plata; y luego, con la incorporación de la tecnología, de forma digital. Un mundo, el que queremos atesorar, nos lo entrega Chaviano en un flash, cada vez que oprime el obturador de su Nikon.

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