Por Mercedes Caro
Nodarse
“Influencias vienen de todas partes, pero los
disparos salen
principalmente por instinto. ¿Cuál es el instinto?
Es toda una vida de acumulación de influencias: la
experiencia,
los conocimientos, ver y escuchar. Hay poco tiempo
para reflexionar en la toma de una fotografía”.
Arnold Newman
Arnold Newman
Y es el tiempo el implacable, el que se va…,
ese tiempo al cual a veces cuesta guardar en una sonrisa, es regalado por
Chaviano, “el fotógrafo de la familia cienfueguera” como alguien dijo mientras
realizaba esta entrevista.
¿Por qué precisamente fotógrafo?
“La
fotografía no es solo presionar el obturador y ver cómo la cámara captura lo
que aprecias en el visor (o la pantalla), resulta más que eso: inspiración, buscada
en muchas partes como en las revistas, libros, filmes, música o en otros artistas.
La aventura en ella lo constituye detener unas milésimas de segundo en un
brevísimo lapso, y dejar para la historia de la familia, de la ciudad o el país
el instante mismo de un acontecimiento. Eso es realmente sensacional y para mí
un verdadero privilegio ser el protagonista de tales hechos.
“Y ahí están los recuerdos. De la foto
de carnet a las de ceremonias o vacaciones, los reportajes, las postales, incluso
en la publicidad..., tanto la fotografía analógica como la digital asumen una
gran función de documentación, interpretación, memoria histórica, de
investigación social, antropológica, porque forma parte de la vida colectiva y
familiar.
“¡Cuántos guardamos en cajas de cartón, en
pequeños cofrecitos, en álbumes…!; sientes, entonces, cómo de alguna forma estás
presente en la vida de muchos; algunos te recordarán y dirán ‘fue él quién me
tomó las fotos de mis quince…’, y sabes lo feliz que son al dejarles esa
herencia gráfica. Es de verdad reconfortante”.
¿Cómo llegas a ejercer este arte?
“Ummmm, ya son más de tres décadas, ¡toda una
vida! Sí, porque solo tenía 18 años cuando en medio del cumplimiento del
Servicio Militar General, allá en la
Brigada de la
Frontera de Guantánamo, me seleccionan para cursar estudios
de fotografía y video. Seis meses bastaron. Me designan entonces a los estudios
Farvisión, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Incontables eventos de
carácter político, militar y social quedaron reflejados entonces a través de mi
cámara”.
¿Qué (in) satisfacciones le causa ser
considerado como “el fotógrafo de la familia cienfueguera”?
“Un reto enorme, sin discusión alguna. La
fotografía es un fenómeno social, el cual se ve expresado en el papel impreso.
Cuando te consideran de esa manera comprendes que recibes una recompensa por el
trabajo avalado en los muchos años de experiencia, y también porque llegas a
convertirte en un miembro más de esas familias, toda vez que compartes
innumerables actividades: bodas, quinces, cumpleaños u otras. Vas dejando en las
instantáneas el recuerdo de la fecha conmemorativa, y de alguna manera, aunque
reconoces que no será como una pintura, les estás ofreciendo un documento
significativo, una declaración penetrante. Y te lo agradecen.
“Las
insatisfacciones están presentes siempre. Deseo dar más, tener la habilidad para
capturar imágenes imperecederas, las cuales respondan al continuo y sistemático
diálogo del hombre con el imaginario social de su tiempo. A veces no sé si lo
he alcanzado”.
¿De Cienfuegos?
“¡Noooo…, soy camagüeyano! Pero ya me siento
hijo de esta ciudad, fui adoptado por ella, y aquí he dejado gran parte de mi
obra”.
¿Exposiciones?
“Son varias, entre personales y colectivas. Dentro
las últimas se encuentra “Sepias del Tiempo” en noviembre de 2011, inaugurada en
el Salón Juan David del periódico CINCO de Septiembre, como regalo a la peña
“Tiempo Sepia” del periodista Francisco González Navarro. También, “Luces para
el Apóstol” realizada a propósito de las celebraciones por la Jornada de la fotografía
cubana y en homenaje a José Martí, en el aniversario 160 de su natalicio.
“Esta última fue un sueño
acariciado durante años. Pude alcanzarlo a partir de una investigación
histórica que me permitió aunar las 42 instantáneas realizadas al Apóstol
durante toda su vida, y añadirle textos (pie de grabado) los cuales amplían
sobre el escenario, circunstancias y autores de las imágenes o el estudio
fotográfico donde le fueron tomadas o impresas.
“La otra exhibición será dedicada a Hugo Rafael
Chávez Frías, en el primer aniversario de su desaparición física y constará con
fotos que reflejan su presencia en la
Perla del Sur”.
¿De qué manera defines hoy tu trabajo?
“Mi trabajo y mi interés han
girado en torno al ser humano y su universo personal, a su entorno familiar,
emociones, pensamientos, raíces y creencias, lo cual ha identificado, a través
de los años, mi memoria visual, la cual con el tiempo se ha organizado en
series y proyectos expositivos… ¡La vida cotidiana del cienfueguero y sus avatares
registrados durante más de 30 años de profesión!
“Estoy realizando mi sueño. Es esto lo que he
querido y quiero hacer. No me veo de otra manera. El hecho de haber contribuido
a la construcción y preservación del variopinto acervo cultural de las familias
es ya, de por sí, el mayor de los premios”.
Un momento mágico, el sueño de un relámpago,
un sentimiento absoluto, una súbita ilusión, todo ello impreso, primero, en la
transparencia de plata; y luego, con la
incorporación de la tecnología, de forma digital. Un mundo, el que queremos
atesorar, nos lo entrega Chaviano en un flash, cada vez que oprime el obturador
de su Nikon.
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