Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

martes, 26 de abril de 2016

El viejo muelle que nos espera (+fotos)


Por Mercedes Caro Nodarse
@eidita


  Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Resulta imposible citar a Cienfuegos sin aludir a esa simbiosis de océano y resol, génesis de sus epítetos y suntuosidad, especie de sortilegio de esta ribera caribeña.

  En sus olas, rayos centelleantes devienen presagios eternos de la magnificencia de su gente, su complexión, su hálito vital, y dan fe de la premonición aborigen sobre la prosperidad de la tierra de Jagua, “...por la clara visión de sus hombres, es Cienfuegos la amada del sol...”. Y cómo no serlo, si para los aborígenes Jagua era riqueza, mina, manantial.

De Paseo con los ilustres del Prado



  Pocas veces repara el cienfueguero en el entorno del Prado, aun cuando lo asuma como símbolo de identidad. La vida agitada, o la constante recurrencia al sitio, lo distancian de su propio espacio. Apenas consigue detenerse ante los monumentos del Paseo, levantados a la memoria de ilustres hombres de la ciudad.

  Aunque la arteria se concretó como tal en 1913, la mayoría de las esculturas y bustos del lugar derivaron de una campaña a propósito del Centenario de la antigua colonia de Fernandina de Jagua. Incluso, la prensa de la época publicó detalles del ambicioso programa.

lunes, 11 de abril de 2016

Luisa Acea León: Con la música en el alma


Por Mercedes Caro Nodarse 
@eidita

   Son las mariposas irreverentes y gráciles. Imprescindibles seres que le nacieron dentro del pecho a Luisa Acea León, esa gran mujer, que como la magia de los cuentos de hadas quiso unirse al coro de los ángeles. Porque así fue su vida, de una escuela a otra, sobre todo sin ella “habitaban” niños especiales; de un círculo infantil a otro, de un barrio a otro, formando coros, agrupaciones musicales y más, con su alegría y acordeón a cuestas.

  Ahí están en el recuerdo la creación del grupo Meñique, con los alumnos del preescolar de la primaria Guerrillero Heroico, el "Vocecitas de cristal" y "Chicuelos del mar", ambos del mismo centro educacional. O cuando promovió el taller de guitarra, de donde nació Cuerdas y Voces, el dúo Estrellita, Tríos y Trovadores. O esa incansable labor con los adultos mayores y los infantes de su barrio de siempre, donde fundara, en el 2002, la Brigada Artística Dionisio Gil, del Centro Histórico. O aquel coro en los años 70, con niños entre primero y cuarto grados, del que formé parte, perteneciente a la Biblioteca Provincial Roberto García Valdés.

jueves, 7 de abril de 2016

Raúl Torres y la poesía eterna del trovador (+videos)

   Aunque a veces pareciera desmarcarse de esta, en virtud de sus expansiones genéricas —rock, pop, blues, funky, rithm & bluesy de la incesante búsqueda de fórmulas y sonoridades que irrigan/somatizan/enriquecen su trabajo continuado, Raúl Torres no pudiera explicarse sin la existencia de la trova (la tradicional y, por supuesto, la nueva).

  Él surge de la sedimentación de una manera de crear, de formas de componer canciones desde la terneza sentida del lirismo, desde los rescates de naufragios, el sentimiento, la nítida fe, el ardor de las pulsiones más íntimas y la voluntad de plasmar en sentimientos las percepciones exteriores de un mundo que es manantial de inspiración, dicha y tormenta para el trovador: un hombre-esponja que chupa tanto del frenesí como del dolor, del ruido y la furia, de la dicótoma singularidad de un ser humano cuya grandeza moral está encerrada en la paradójica simplicidad física de su existencia.
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