Por Mercedes CARO NODARSE
Tan solo unas pocas horas nos separan del
Nuevo Año. Atrás dejo mis angustias, los temores, las pérdidas, las
preocupaciones. Quizás asuma otros, otras, pero esas ya las entierro con el
viejo año.
Por eso saldré a mirar un atardecer, pasaré
por el malecón de mi Cienfuegos, buscaré a quien me quiera y hasta a quien
querer, e incluso, conoceré amores palestinos, esos que sobreviven al naufragio
y se agarran apasionadamente a la tabla sacudida por un mar violento.
Y es que nadie alcanza la meta en un solo
intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura
con un solo vuelo. Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces;
ni recoge la cosecha sin probar muchos sabores, enterrar semillas y abonar la
tierra. Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin
sentir espinas. Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimento diario de lo
vivido.