Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

Protagonistas

JESÚS ORTA RUIZ (EL INDIO NABORÍ) Y MANUEL NAVARRO LUNA


El alma en la tribuna

Jesús Orta Ruiz  y  Manuel Navarro Luna.
Cuba, con el privilegio de su revolución triunfante y sobreviviente del naufragio ideológico, cuenta con una amplia tradición de poesía de exaltación épica cuyos más altos exponentes se localizan en el siglo XIX, al desatarse, el 10 de octubre de 1868, la primera etapa de lo que Fidel Castro calificara como una revolución de más de cien años.

  La poesía pocas veces es comprendida como vehículo eficaz para la arenga política. Se tiende a identificarla más bien con lo íntimo entrañable, de ahí que los términos poeta y romántico muchas personas los usen casi como sinónimos. Y es que el recién concluido siglo XX -en materia de creación poética- fue una centuria de predominio de la lírica sobre la épica, con el franco repliegue de himnos, odas, yambos y ditirambos en beneficio de elegías, madrigales, sonetos y serventesios dirigidos, entre otros motivos sublimes, a los ojos más bellos de la tierra, al amor más grande de la Vía Láctea o al paisaje de más limpio y fresco verdor.
  Tal vez las composiciones poéticas tribunicias de más cómoda aceptación sean los numerosos himnos nacionales que, concebidos a la saga de La marsellesa, han venido convocando a los habitantes de tantos países al heroísmo patriótico. El caso de Cuba, por ejemplo, resulta más que ilustrativo, pues no sólo su Himno Nacional (Al combate corred, bayameses, / que la Patria os contempla orgullosa, / no temáis una muerte gloriosa / que morir por la Patria es vivir) compuesto en 1868 por Perucho Figueredo, exhorta a la movilización de la sangre y los sentimientos hacia la plenitud heroica del combate por la liberación, sino que ahí están también, digamos, el Himno Invasor, compuesto por Enrique Loynaz del Castillo -padre de Dulce María Loynaz- o el Himno del 26 de Julio, emblemático en la última etapa de la guerra de liberación comandada por Fidel Castro en la década del cincuenta.
  Una rápida y parcial conclusión acerca de la escasez de poesía de tribuna en el último medio siglo podría basarse en la aceleración del proceso de mercantilización y predominio imperialista que logró desarticular ideológicamente los altruistas ideales de liberación con que la izquierda hizo alborear la centuria, pues éstos, evidentemente, fueron sustituidos por el egoísmo finisecular que el neoliberalismo y la globalización de la desigualdad impusieron como filosofía universal después de la caída del socialismo en casi todo el mundo.
  Cuba, con el privilegio de su revolución triunfante y sobreviviente del naufragio ideológico, cuenta con una amplia tradición de poesía de exaltación épica cuyos más altos exponentes se localizan en el siglo XIX, al desatarse, el 10 de octubre de 1868, la primera etapa de lo que Fidel Castro calificara como una revolución de más de cien años. Unos pocos ejemplos emblemáticos de las primeras etapas de las luchas por la liberación podrían ser: el de José Martí, con su soneto 10 de octubre: No es un sueño, es verdad: grito de guerra / lanza el cubano pueblo, enfurecido; / el pueblo que tres siglos ha sufrido /cuanto de negro la opresión encierra; o el de Bonifacio Byrne, quien en 1899, al volver del exilio, escribiera el canto Mi bandera: En los campos que hoy son un osario / vio a los bravos batiéndose juntos, / y ella ha sido el honroso sudario / de los pobres guerreros difuntos.
  Con el arribo y transcurso del siglo XX y la frustración republicana, los altos y enfáticos acentos se fueron apaciguando para darle paso a un tono por momentos quejoso por la inutilidad de la contienda, aunque en ocasiones lanzó su convocatoria a la nueva lucha. En esa cuerda dio sus más altos momentos Rubén Martínez Villena: Para no hacer inútil en humillante suerte / el esfuerzo y el hambre, y la herida y la muerte, afirmó en su Mensaje Lírico-Civil, de 1923. El tono más común hacia finales del siglo fue el del ensimismamiento lírico unido a cierta actitud escéptica y por momentos cínica de muchos poetas que parecían declarar: “poco me importa todo”.
  Con el triunfo revolucionario de 1959 se desataron muchos bardos a cantar la gran victoria, pero muy pocos lo hicieron en el tono declamatorio que siempre caracterizó a la poesía de combate. El suceso que más hizo mover este resorte fue la victoria de Playa Girón, en 1961, al que no permaneció indiferente casi ningún lírico de la Isla. Dos autores, sin embargo, durante toda su carrera se caracterizaron por no abandonar nunca el canto a los hechos, héroes y pequeños detalles del devenir revolucionario cubano de los últimos 130 años. Son ellos: Manuel Navarro Luna -uno de los principales animadores del Grupo Literario de Manzanillo- que nació en 1893 y falleció en 1966, y Jesús Orta Ruiz, El Indio Naborí, nacido en 1922 y acreedor, sin oposición alguna, de la condición de decimista mayor del siglo XX cubano.
  Ambos poetas se muestran deudores de un decir signado por las marcas de lo tradicional, el desprejuicio estilístico acerca del énfasis exhortativo y laudatorio de sus poemas y por haber cantado puntualmente a cada página de la larga historia de lucha del país. También los dos sostienen una obra paralela de altísimas calidades, imbricadas en los más hondos acentos de los temas íntimos, tal es el caso de Ritmos dolientes (1919), Surco (1928) y Pulso y ondaEntre y perdone usted (1974) y Con tus ojos míos (1995) de El Indio Naborí. (1929) de Navarro Luna, y
  Llama la atención que para dejar constancia de su absoluta despreocupación acerca de las valoraciones críticas que pudieran situarlo en el banquillo de los poetas decadentes, Jesús Orta Ruiz se manifestó en la introducción de su libro Al son de la Historia -publicado en 1986 con la casi totalidad de su poesía de tema patriótico:
  El énfasis, desterrado de la poesía escrita para la lectura unipersonal y de pequeño cenáculo, revive aquí, entre el clamoreo de la muchedumbre, el ruido de los altoparlantes y la compañía de la oratoria política, y no está mal que reviva. ¿Por qué se ha de objetar el tono tribunicio a una poesía que se dice en tribuna?
  Por otra parte Navarro Luna, en carta dirigida a Juan Marinello para dar respuesta a las imputaciones que como comunista recibiera por el latente pesimismo que transpira su elegía Doña Martina -publicada en 1951 a causa de la muerte de su madre- expresaba:
  Con marcada influencia de Novalis, de Maeterlinck, de Nervo, etc., yo escribo muchos de mis primeros poemas. (...) Pero, ya en el Partido mis lecturas fueron otras y otra, por consiguiente, mi orientación intelectual y política. Metido, de lleno, en las grandes luchas que ha sostenido el proletariado y el pueblo en nuestra tierra, guiado por nuestro Partido, escribo entonces otro tipo de poema, que aunque no se encuentra totalmente desceñido de mis formas anteriores, tiene una orientación política y social completamente distinta.
  Pese a que considero injustos y plagados de ortodoxia extremista los reproches a Doña Martina -una de las grandes elegías del idioma- hay que decir que ambos poetas se mantienen fieles, a lo largo de toda su trayectoria artística, a esos principios enunciados en los párrafos citados, pues aun en sus libros de juventud están presentes esos ánimos de denuncia social que más tarde se convertirían en fervorosa militancia.
  Comencemos con Navarro Luna. Ya en Ritmos dolientes, de 1919, en su poema Noche buena declaraba: Mientras veía de placer inquieta / la alegre muchedumbre que ambulaba, / melancólicamente, en la secreta / angustia de los pobres meditaba. Y después de dos libros intermedios llega a La tierra herida en 1936, donde en un poema como Canto de la agonía, afirma: Por los surcos desamparados, / corren las calaveras de los niños que no tuvieron nombres / –¡nadie supo jamás cómo esos niños muertos se llamaron... / nadie supo jamás si alguna vez vivieron...!. Pero no es hasta Odas mambisas, de 1961, de donde procede el antológico Santiago de Cuba, que le inspirara la muerte de Antonio Maceo (Allí las madres brillan / como estrellas heridas y enlutadas. / Recogieron el cuerpo de sus hijos / derribados por balas mercenarias) y Odas milicianas, de 1961-62 (Playa Girón: / al día siguiente / de la sangre golpeada por un puño potente, / ya derrotada la invasión; / ya pisoteada, con furor creciente, / la nefanda traición, / quisimos ver tu frente, / ¡tu estrella enfurecida en el torrente / de la cólera!. ¡Y ver tu corazón, / Playa Girón!) que alcanza la plenitud que lo sitúa como uno de los grandes líricos de tribuna de nuestra Isla.
  Si bien Navarro encuentra una ubicación más cómoda en lo social, el Indio Naborí alcanza en un grado más pleno la condición de cantor de gesta, pues en el ya citado Al son de la historiaElegía de los zapaticos blancos, que cuenta la historia del martirologio de una familia, durante la invasión de Playa Girón, a través de la ingenua mirada de una niña que lloraba también la pérdida del único par de zapatos blancos que había tenido en su vida.   recopiló lo que con puntillosa fruición de cronista fue componiendo ante cada efeméride o suceso del devenir de los distintos períodos de la revolución cubana. Así podemos tropezarnos con la conmovedora:

Elegia de los zapaticos blancos

Vengo de allá de la ciénaga, del redimido pantano.
Traigo un manojo de anécdotas profundas,
que se me entraron por el tronco de la sangre
hasta la raíz del llanto.
Oídme la historia triste de los zapaticos blancos...
Nemesia -flor carbonera- creció con los pies descalzos.
¡Hasta rompía las piedras con las piedras de sus callos!
Pero siempre tuvo el sueño de unos zapaticos blancos.
Ya los creía imposibles. ¡Los veía tan lejanos!
Como aquel lucero azul que en el crepúsculo vago
 abría su flor celeste sobre el dolor del pantano.
Un día, llegó a la ciénaga algo nuevo, inesperado,
algo que llevó la luz a los viejos bosques náufragos.
Era la Revolución, era el sol de Fidel Castro,
era el camino triunfante sobre el infierno de fango.
Eran las cooperativas del carbón y del pescado.
Un asombro de monedas en las carboneras manos,
en las manos pescadoras, en todas, todas las manos.
Alba de letras y números sobre el carbón despuntando.
Una mañana...¡Qué gloria! Nemesia salió cantando.
Llevaba en sus pies el triunfo de sus zapaticos blancos.
Era la blanca derrota de un pretérito descalzo.
¡Qué linda estaba el domingo, Nemesia, con sus zapatos!
Pero el lunes... ¡despertó bajo cien truenos de espanto!
Sobre su casa guajira volaban furiosos pájaros.
Eran los aviones yanquis, eran buitres mercenarios.
Nemesia vio caer muerta a su madre.
Vio sangrando a sus hermanos.
Vio un huracán de disparos agujereando los lirios de sus zapaticos blancos.
Gritaba trágicamente: ¡Malditos los mercenarios!
 ¡Ay, mis hermanos! ¡Ay, madre! ¡Ay, mis zapaticos blancos!
Acaso el monstruo se dijo: Si las madres están dando hijos libres y valientes,
que mueran bajo el espanto de mis bombas.
¡Quién ha visto carboneros con zapatos!
Pero Nemesia no llora.
Sabe que los milicianos rompieron a los traidores que a su madre asesinaron.
Sabe que nada en el mundo -ni yanquis ni mercenarios-
apagarán en la patria este sol que está brillando,
para que todas las niñas ¡tengan zapaticos blancos!

  Dentro de los bien elaborados versos de Naborí se destaca también Era la mañana de la Santa Ana, dedicado al 26 de julio de 1953, fecha en que comenzaron, con el ataque al cuartel Moncada, los combates de la última etapa de las luchas del pueblo cubano por su liberación: Era la mañana / de la Santa Ana. / La sangre vertida no fue sangre vana. / Para amanecer, los cielos oscuros / se pintan de grana, / de vivo arrebol, / y anuncian las nubes, con incendios puros, / que se acerca el sol.
  Pese a la corrosiva detractación con que la parte más puritana de la crítica literaria ha tratado los textos de este corte en los últimos años, lo cierto e indiscutible es que ellos integran con plenos derechos el hondo catauro de los más entrañables códigos de la sensibilidad nacional. Y no por gusto son Navarro y Naborí, junto a Martí y Guillén, los poetas más arraigados en la oralidad literaria cubana. De la misma manera que son -no dudarlo- los más citados, declamados y referidos por todos los sectores populares e intelectuales de la Isla. (Por Ricardo Riverón Rojas)


Enrique Loynaz del Castillo.
Himno Invasor 


Creado el 15 de noviembre de 1895 en la finca La Matilde, Sierra de Cubitas, Camagüey, por el entonces comandante Enrique Loynaz del Castillo. Este himno tuvo la misión histórica de unir las generaciones del 68 y del 95. Representaba la bravura, el desafío y la intrepidez de los que cayeron luchando en la contienda del 68.


¡A las Villas valientes cubanos:
A Occidente nos manda el deber
De la Patria a arrojar los tiranos
¡A la carga: a morir o vencer!

De Martí la memoria adorada
nuestras vidas ofrenda al honor
y nos guía la fúlgida espada
de Maceo, el Caudillo Invasor.

Alzó Gómez su acero de gloria,
y trazada la ruta triunfal,
cada marcha será una victoria:
la victoria del Bien sobre el Mal.

¡Orientales heroicos, al frente:
Camagüey legendaria avanzad:
¡Villareños de honor, a Occidente,
por la Patria, por la Libertad!

De la guerra la antorcha sublime
en pavesas convierta el hogar;
porque Cuba se acaba, o redime,
incendiada de un mar a otro mar.

A la carga escuadrones volemos,
Que a degüello el clarín ordenó,
los machetes furiosos alcemos,
¡Muera el vil que a la Patria ultrajó!

Agustín Díaz Cartaya.
Himno del 26 de Julio

  También se le conoce Himno de la Libertad. Nació entre las jornadas de la preparación combativa por los hechos del 26 de julio de 1953.
   Fidel conocía que Agustín Díaz Cartaya era aficionado a la música y le encomendó que compusiera una marcha. Esto sucedió en La Habana, semanas antes del Asalto al Cuartel Moncada. La marcha fue creada por Cartaya y ensayada en la casa de [[ Hugo Camejo Valdés |Hugo Camejo]], en Marianao, después de los sucesos, Fidel pidió que la arreglara, porque debía consignarse el sacrificio de los mártires, la sangre derramada.
  En pocos días Cartaya modificó la marcha y antes de que concluyera el juicio ya todos tarareaban y cantaban en la cárcel la pieza musical.

Marchando, vamos hacia un ideal
sabiendo que hemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad.

Adelante cubanos
que Cuba premiará nuestro heroísmo
pues somos soldados
que vamos a la Patria liberar
limpiando con fuego

que arrase con esta plaga infernal
de gobernantes indeseables
y de tiranos insaciables
que a Cuba han hundido en el mal.

La sangre que en Cuba se derramó
nosotros no debemos olvidar
por eso unidos debemos de estar
recordando a aquellos que muertos están.

El pueblo de Cuba...
sumido en su dolor se siente herido
y se ha decidido...
hallar sin tregua una solución
que sirva de ejemplo

a ésos que no tienen compasión
y arriesgaremos decididos
por esta causa hasta la vida
¡que viva la Revolución!
 




ANNE MARIE ARROYO

Desterrar lo injusto con la lanza del Quijote

 “Padezco del síndrome del Quijote”, comenta Anne Marie Arroyo, presidenta de uno de los comités de apoyo a Cuba, del País Vasco, y miembro del  Comité Director Francia-Cuba. Mujer de grácil sonrisa  y andar salamero reconoce cómo el padecimiento la obliga a arremeter contra todos los desafueros, tal como hacía el protagonista de la obra de Miguel de Cervantes; “no importa cuán grandes sean los obstáculos ni si los golpes son monstruosos. Lo importante es saber levantarse y continuar luchando.
  “Hay muchos Quijotes por el mundo. Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Fernando González, Gerardo Hernández y René González, lo son. Percibo que a América Latina le nacieron muchos otros, como José Martí, Antonio Maceo, Simón Bolívar, Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales…, somos mucho más de lo pensado; cada uno trae consigo una gotica de agua transformada en gigantesco tsunami, capaz derrumbar cualquier muro”, acota la también responsable de la Comisión de Solidaridad con los Cinco cubanos prisioneros injustamente en las cárceles de Estados Unidos.
 Circunstancias originadas por la casualidad la colocaron en el camino de los patriotas cubanos, con lo cual dejó sellada una amistad para toda la vida, “la pretendo disfrutar saboreando un “delicioso Mojito, junto mis hermanos, en la internacionalmente conocida taberna habanera ‘La  Bodeguita del Medio’, más temprano que tarde”.
  Durante la  celebración de la asamblea general de la Asociación Regional Francia-Cuba, en Burdeos, a la cual pertenece desde 1993, conoce del encarcelamiento de Antonio, Ramón, Gerardo, Fernando y René. Corrían los días finales del 2002. “Yo creía en la justicia. No concebía lo escuchado. ¡No es posible!, ¿cómo personas inocentes están condenadas y son inocentes? Una compañera me comenta: ¡Bueno, si no me crees, aquí tienes las direcciones!”.
  En enero del 2003 les envía una postal de Año Nuevo. “No recibí respuesta inmediata”. Pasaron dos meses. Durante la breve intermisión el  tiempo del nacimiento de la amistad iba fraguándose, pero Annie no lo sabía.
  “De repente me llegó una carta de Tony donde ofrecía disculpas por no haber contestado antes, y mientras aclara la incomunicación a la cual fueron sometidos, pues estaban en el lock down (conocido como hueco) de la prisión. ¡Estuvieron en ese confinamiento inhumano dos meses! y salieron gracias a la solidaridad mundial! Ésa misma solidaridad los traerá de vuelta a casa.  
  “Es muy importante multiplicarla en todos los confines del planeta, acota Annie Marie. Así lo reconoció la propia fiscal norteamericana, durante el acto de resentencia de Tony: ‘Sólo pido 20 años, en vez de una condena perpetua, porque el caso se ha internacionalizado, muchas personas hablan de ello fuera de Estados Unidos’. Por eso cada acción es válida”.
  Atrapada por la valentía de héroes cubanos continuó carteándose con ellos, una a una de sucedían las misivas. “Así, lo empezado por curiosidad, pronto hubo de convertirse en una amistad profunda. Ellos me hacen el honor de llamarme hermanita, y Tony me dice ‘mi hermanita del alma’ y es verdad. Ambos tenemos una frase: ‘estoy donde estás y estás donde, estoy’; por lo tanto, permanece ahora junto a nosotros”.
  Annie, como le dicen cariñosamente, es profesora de español y literatura castellana. Hizo de los poemas de Tony la razón principal de su clase, aprovechándose del caudal depositado en sus manos por el joven poeta. “Llevé sus composiciones al aula y le pedí a mis alumnos una valoración crítica. Lo estudiaron tal como hacíamos con Alberti o Lorca. Al finalizar les dije: ‘¡Ahora enviaremos la crítica al autor! Fue grande la sorpresa, pues para ellos los escritores o eran muy ancianos o habían fallecido, por lo menos, un siglo atrás.
  “Les expliqué rapidito la historia de los cinco, la injusta prisión…Fue cuando les sugerí la posibilidad de elegir en mandársela o no, pues para muchos resultaba difícil escribirle a un preso. ¡Me llevé el susto de mi vida! ¡Todos  recogieron su papelito!... En realidad, fue para mejorarlos, les añadieron corazoncitos, florecitas, y palabras como anda, valor, adelante... Él quedó sin aire y les remitió una carta.
  “Un día les retó a hacer una redondilla, incluso los iba a evaluar. ¡Nunca supe decirle no a Tony! Accedí. Mis alumnitos estaban preocupados”. Recuerda Annie cómo el sistema de evaluación establecido mutuamente consistía en besos (las chicas) y abrazos (los chicos): diez besos, quince abrazos… hasta llegar a 20, máxima calificación. Todos alcanzaron los 20 puntos. No tanto por lo escrito, sino por el cariño y el esfuerzo. Me vi obligada a incorporar esa calificación a las notas del trimestre. ¡Pueden imaginarse cómo subieron. Fue la última vez que le permití a Tony evaluarme a los alumnos!”.
  La empatía entre los educandos de Villenave d’ ornon y Antonio Guerrero es una asombrosa leyenda, tramada por el azar y los hechos de la propia existencia, esos mismos capaces de enmarañar los hilos de la vida para crear cuentos dedicados a los niños y adultos buenos. Como prueba de ello, la foto de Antonio Guerrero Rodríguez está colgada en el muro del aula. Una silla, cubierta con la bandera cubana, marca el sitio donde está el poeta-preso, admirado por los estudiantes del colegio de Chambery. “Sí, porque él es un alumno más en mi clase”.
 Esta mujer,  mesuradamente enérgica y dulce a la vez, confiesa haber recibido las primeras noticias sobre Cuba, cuando apenas tenía 11 años de edad, en la clase de historia universal. Embrujada por  Fray Bartolomé de las Casas quiso convertirse en monja misionera; pero el magisterio llegó con enorme devoción, para traérnosla cargada de sueños, poemas y dibujos de los estudiantes de Burdeos y del País Vasco. 
  Sirvió de traductora en Villenave d’ ornon, suburbio de Burdeos del siglo XIV, durante las visitas de los grupos musicales “Moncada” y “Manguaré”, con quienes confraternizó y entablo amistad allá por 1993, así como  con “Tata” Güines, época en que realizó su primer viaje a Cuba.  
  “Me encanta Cienfuegos y Cuba. Ustedes valen la pena”, dijo durante el intercambio sostenido con estudiantes de Medina de países latinoamericanos e integrantes de las organizaciones políticas y de masas, reunidos en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, de la provincia. Con su conciencia activa volcada al acto de hacer solidaridad, expone las acciones desarrolladas por el grupo que representa. Reuniones donde explican el caso, confección de pancartas, plegables con fotos y toda la información del proceso judicial; postales dedicadas al presidente de los Estados Unidos, la secretaria de Estado, y fiscales.
  “Organizamos días de reclamo, particularmente cuando se cumplen aniversarios de su detención y condena. Actualmente trabajamos en un pequeño álbum, el cual tiene un lema: ‘Cinco minutos para actuar, cinco razones para exigir su liberación’, con el propósito de enviarlo a todos los parlamentos del mundo, y sobre todo, al señor Barack Obama”.
  Annie Marie Arroyo, blande la lanza para luchar contra los molinos de la injustica, y está empeñada en levantar el velo del silencio para imponer la verdad, con toda su ala de certeza, y así ocupe el lugar merecido en lo mucho de humano y bueno que aún se respira en nuestro planeta. “No se rindan, si ustedes ceden, se acaba la esperanza”.


CAMILO ROJO ÁLVAREZ

El breve espacio en que no está

La pequeña Camila mira hacia el horizonte en busca de lo perdido; recuerda el perenne dolor en el rostro del ser amado. Él, de rodillas en la arena la contempla. De súbito, sale a su encuentro: “Papi, ¿tú dijiste que el cuerpo de mi abuelo estaba en el mar?”; sorprendido le estrecha fuerte sobe el pecho. “No llores, papito, abuelo está aquí con nosotros, abrazándonos’. Y las diminutas manos le acarician hasta enjugar las lágrimas del recio hombre, quien lleva como patronímico el de un valeroso comandante, el Héroe de Yaguajay.
  Camilo Rojo Álvarez, quien encabeza el Comité de familiares de las víctimas de Barbados fue uno de los 25 niños que quedaron huérfanos aquel siniestro día de octubre. El horrendo crimen de Barbados aún vibra en el corazón de los cubanos.
  Aquel 6 de octubre de 1976 un pueblo viril gimió por la injusticia. El CU-455 de Cubana de Aviación, estallaba en pleno vuelo, dejando atónitos a los bañistas que disfrutaban las apacibles playas de Barbados. Cuatro individuos de la peor calaña concibieron y ejecutaron el monstruoso acto sobre los 73 pasajeros civiles: Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Freddy Lugo y Hernán Ricardo, todos bajo el conocimiento y la protección de la CIA norteamericana y la Casa Blanca.
  “Tenía sólo cinco años, y estaba en la escuela jugando con unas figuras geométricas cuando mi hermana entró al aula con un periódico en la mano, entonces le dijo a mi maestra: ‘vengo a llevarme a Camilo, han matado a nuestro padre’. Ella estaba en sexto grado y tenía 10 años, mi otro hermano, Jesús, sólo seis”.
  El pequeño infante nada sabía de la muerte, ni del significado de las palabras crimen o atentado. “En el camino hacia la casa, acompañado por mi mamá, hermanos y los compañeros de papi, advertía la tristeza. Sin embargo, me aferré a la idea de que él estaba vivo. Por varios años lo esperé. Al cumplir  los 12, leí el libro acerca del macabro acontecimiento. No pude evitarlo más, el manto se descubrió ante mis ojos develándome la cruel verdad: mi papá estaba muerto, lo habían asesinado por órdenes de la CIA, a él y otras 72 personas, muchas de ellas jóvenes, pues venía todo el equipo juvenil de esgrima, orgullosos, con sus medallas de oro en el pecho”.
  Así rememora Camilo el impacto del crimen cometido contra los inocentes viajeros de la aeronave cubana, donde pereció Jesús Rojo Quintana, funcionario de Cubana de Aviación, quien viajaba a bordo de la nave.
  “Confieso que no lloré cuando me lo dijeron, pasaron unos días y mi madre nos llevó a la Plaza, donde estaban expuestos los cadáveres. Ese instante marcó mi vida: el llanto de las personas, las largas filas de hombres y mujeres en hermético silencio, la consternación en los rostros de muchos, la solidaridad de todo un pueblo.
  “Mi madre, Asela Álvarez Díaz, jugó un papel primordial en nuestra educación. Siempre he dicho que si alguien tiene méritos es ella, por el rol desempeñado. Era una mujer joven con tres hijos. Valoro mucho la manera como logró guiarnos, encaminar nuestras vidas, integrarnos a la sociedad.
  “Siempre estuve necesitado de la presencia de mi papá. Me privaron de su cariño y aún me duele su ausencia. Ahora lo comprendo bien, porque tengo hijos”, acota.
  Hoy al joven abogado sólo le quedan vagos recuerdos de la imagen de su progenitor, aunque trata de atesorarlos dentro de su mente. “El terrorismo nos afecta a todos, nos despoja de lo más hermoso. Yo lucho porque no se cometan más actos violentos, para que una madre no pierda a su hijo, ni un hijo a su padre, o una mujer a su esposo o un esposo a su mujer.
  “Por eso admiro a nuestros Cinco Héroes, presos en las cárceles norteamericanas; ellos han sacrificado sus vidas por proteger las nuestras. Si hombres como ellos, en el año 1976, hubieran estado cercanos a estos asesinos, mi padre estaría vivo”.
  Vuelve Camila a la mar; el agua baña sus pies pequeños, voltea la cabeza y lo ve atento a cada detalle. Él reconoce cuán breve es el espacio en que su viejo no está, pues junto a los demás mártires de Barbados, han crecido en el corazón de los cubanos, clamando por la justicia.



JUAN BAUTISTA RODRÍGUEZ PIMENTEL

Héroe con nombre bíblico

“Una heroicidad no pierde nada 
 de su mérito, antes lo aumenta, 
con haber sido llevada a cabo 
por un hombre apenas conocido”.  
                                José Martí 

  Cambiar los destinos es, para muchos, obra del mismísimo Dios; para otros, de la labor de los hombres y sus instintos. Cierto o no, la heroicidad de Juan Bautista Rodríguez Pimentel, un hombre con nombre bíblico, trastocó la pretensión de los infames y deshonestos, y permitió la restitución del hilo constitucional venezolano, en aquel fatídico mes de abril de 2002.
  Sencillo, humilde, de origen campesino y bolivariano, Juan Bautista siente y palpita con la Revolución de su país. A casi ocho años de aquella valiente iniciativa del entonces cabo de la Guardia Nacional, quien divulgó la nota escrita por  Hugo Rafael Chávez Frías, en la cual declaraba a su pueblo, familiares y el mundo que no había renunciado al poder legítimo,  Juan Bautista visitó Cienfuegos, esta vez con una misión importante: constituir la tercera Base de Paz La Habana-Cuba, como respuesta a las instauradas en Colombia por el gobierno de los Estados Unidos.
   “Ya hemos creado una en el Instituto Internacional de Deportes en La Habana, otra en Matanzas y ésta, aquí en la Perla del Sur. La iniciativa fue de mi Comandante, con el propósito de refutar con dignidad y urgencia la escalada militar de los EE.UU. en nuestra América.
  ¿Qué son las bases de paz?
  “Son un centro de denuncia, debate y encuentro de los amantes de la paz y el progreso de la humanidad, donde buscamos el intercambio de ideas, propuestas, alertar acerca del peligro creciente sobre Latinoamérica con esta acción guerrerista.
  “Debemos permanecer atentos, pues las bases de Colombia tienen el objetivo de emplazar allí un gran número de tropas, aviones de combate y de carga, radares y técnica de espionaje, con una amplia capacidad de operar en Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia,  Panamá y con potencialidades de acceder en las demás naciones del continente.
  “No podemos olvidar, ni por un momento, cómo el propósito fundamental de los  norteamericanos es la injerencia política en la región, por medio de la fuerza y la amenaza de invasión. Entre sus misiones están las de controlar las fuentes de energía, los recursos naturales y minerales estratégicos, las rutas comerciales, espacios aéreos y marítimos, imponer un modelo político y económico, ALCA, así como contener el avance democrático y de integración en el área, por ejemplo, el ALBA, UNASUR, PETROCARIBE y Telesur”, acotó Bautista.

CON UN NUDO EN LA GARGANTA

  Este aún joven soldado, con sus 43 años cumplidos, siente la voluntad de servirle a su pueblo y a la América toda. Con un nudo en la garganta rememora los hechos de abril del 2002, esos mismos que mantuvieron en vilo a millones de cubanos y latinoamericanos durante días hasta la madrugada del retorno del presidente Chávez al Palacio Miraflores.
  “¿Qué quien era yo antes? Un humilde campesino hecho soldado. Un hombre que había jurado serle fiel a su país. Hoy sigo siendo ese humilde hombre-soldado, dispuesto a dar mi vida por mi Comandante y por mi Revolución”.
  “¿No, qué va? Nunca imaginé alcanzar tanto reconocimiento. Todos hablan de cómo ayudé a restituir la constitución en mi país y al regreso al poder de mi  Presidente. Era mi deber como soldado; incluso, me llaman héroe. Existen muchos héroes anónimos a lo largo de la historia de nuestros pueblos de América. Hace ocho años me tocó a mí hacer algo justo, importante; mañana seguro serán otros”.
  “¿Cómo recuerdo los hechos? Aquello fue trascendental. La mano de Dios estuvo siempre presente, ayudándome, guiando mis pasos.
  “Realmente no sabía lo que estaba pasando en Venezuela, aunque laboraba en esos momentos en las instalaciones del Fuerte Tiuna, en el Instituto de Previsión Social de las Fuerzas Armadas. Era supervisor de las casas de recreación en las playas de Venezuela y estaba allí realizando algunas diligencias relacionadas con esos complejos recreacionales”, comenta.
  Era el viernes 12 de abril. “Como a las once llegó un helicóptero, lo cual me extrañó, porque en los diez meses que llevaba allí trabajando, nunca había aterrizado ninguno y mucho menos en horas de la noche.
  "Al día siguiente, alrededor de las 6:30 a.m., coloco unas bombonas de gas en la camioneta y me dirijo hacia el grupo comando, conformado por unos 100 ó 150 efectivos, portando pasamontañas y fuertemente armados con fusiles de alta potencia, para ver si averiguaba algo. De nada me valieron las excusas para salir de allí, incluso pedí reunirme con el jefe de la base, pero no me recibió. Entonces, el compañero maestre Herrera, de la Armada, me puso al tanto de los hechos. ‘No le dejan salir porque aquí tienen al ciudadano Presidente de la República preso’. Él le estaba preparando café en ese instante”.
  En un descuido de quienes custodiaban a Chávez, Rodríguez Pimentel logró penetrar a la habitación. “Ahí estaba el Presidente, sentado en la mesa con los puños sobre el escritorio.  Vestía un mono, franela blanca y  zapatos deportivos. Como únicas pertenencias llevaba un libro del Libertador Simón Bolívar y la Constitución. Me presento y es cuando procedo a preguntarle si era cierto lo de su renuncia, a lo cual respondió: ‘No, hijo, no he renunciado, ni renunciaré nunca’.
  “Le indico: ‘Mi comandante, si no ha renunciado, entonces usted sigue siendo mi Presidente’. Y me paré firme y volví a saludarlo. ¿Sabes? Le tenían una presión sicológica terrible, le decían: ‘firme…, renuncie...’. Me pongo a sus órdenes y le pido escribiera eso en un papel y luego lo metiera en la papelera. Después, procedí a sacar del cuartito donde le tenían detenido, aquel papelito con el importante mensaje: ‘Yo Hugo Chávez Frías, venezolano, presidente de la República Bolivariana de Venezuela, declaro: No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio’.
  “Y sí, cumplí la orden, tratar de darle publicidad a sus palabras. Gracias a Dios y a la Virgen de Coromoto, los acontecimientos fueron sucediéndose de tal manera que puede ir a los sitios indicados. Enrumbé mis pasos hacia Maracay, a la Brigada de los Paracaidistas, la cual era comandada por el coronel Martínez Hidalgo y le expongo: ‘Estoy cumpliendo una misión del ciudadano Presidente que está preso en Turismo’. Es cuando localiza al general Baudel, quien se encargo de divulgarlo por todos lados. El mundo supo la noticia y los venezolanos comenzaron a bajar los venezolanos de los cerros y a reunirse frente al Palacio, reclamando el retorno del Presidente”.
  Finalmente Rodríguez cuenta cómo se reunió con Hugo Chávez cuando llegó a Miraflores e intentó regresarle la carta, pero “al verme, me abrazó y le dije: ‘Presidente, aquí está la carta original. Se la entrego’. Me respondió: ‘Es suya. Guárdela como un recuerdo para la historia’.
Juan Bautista no puede evitar la emoción cuando narra el hecho más significativo de su vida.   “Estoy seguro de que si mis padres hubiesen estado vivos, sentirían un inmenso orgullo.  Como ellos, soy un campesino, un guajiro, feliz de vivir en el estado Portuguesa, uno de los más revolucionarios de Venezuela”.
  El hoy agregado para Asuntos Sociales en la embajada de Venezuela, agradece la posibilidad de hablar para los cienfuegueros: “Son ustedes muy hospitalarios y tienen el privilegio de habitar una ciudad muy linda”, y partió raudo, a jugar pelota junto a los jóvenes estudiantes de Medicina, oriundos de su país, quienes habían compartido la historia de un soldado de tres soles con nombre bíblico.


BERNARD ZELAYA REYES

“Cuba nos cambió la vida a todos”

"El deber del hombre virtuoso no está sólo en el 
egoísmo de cultivar la virtud en sí, sino que falta a su 
deber el que descansa mientras la virtud 
no haya triunfado entre los hombres."

José Martí

  Duele ver a personas pobres, indefensas, transitar largas horas bajo lluvia, frío o sol en busca de alivio para su mal; sin embargo, chocan con la invidencia y la sordera ex profeso de los médicos que, como dijo Martí, tienen la viruela en el alma.
  Para darle luz a la esperanza llegaron un día, hace casi diez años, los galenos cubanos a  Honduras, después que el huracán Mitch azotara a esa región centroamericana en octubre de 1998. Más de 250 de ellos se mantienen trabajando en comunidades rurales hondureñas, merced a un acuerdo de cooperación firmado el 20 de noviembre de 1999.
  Devolverle la sonrisa a un niño, a una madre o a una familia, cuando se ha evitado la muerte de un ser querido mediante acciones médicas oportunas, ha dejado de ser la noticia que no por cotidiana, pierde su valor reconfortante. De ahí que estos hombres y mujeres tengan su impronta en la conciencia de muchos hondureños.
  Hace casi cuatro años un contingente de jóvenes latinoamericanos llegó a Cienfuegos para integrarse al nuevo programa de formación de médicos. Entre ellos venía Bernard Zelaya Reyes, natural de la ciudad de El Progreso, perteneciente al departamento de Yoro.
   “¿La convocatoria para venir a Cuba? Bueno, fue a través de los médicos de las brigadas cubanas que conozco la noticia, quienes desde su llegada a mi país realizan una labor increíble, importante, atienden la salud de los más pobres y marginados de Honduras, en lugares donde jamás se contó con la presencia de personal de la salud y otros en donde los médicos hondureños se han negado a asistir. A ustedes le debemos la reducción de la mortalidad materno-infantil en esas regiones y el mejoramiento de las condiciones higiénico sanitarias de esas poblaciones.
  “Yo la defino como una bendición de Dios a través del Comandante Fidel Castro, en un momento muy difícil de recesión económica. Había que buscar una oportunidad y sólo contábamos con dos opciones: una, era irse ilegalmente para los Estados Unidos y hasta fallecer en el desierto, historia muy recurrente en la mayoría de los muchachos jóvenes de mi país; y la otra, más humana y digna, era venir a Cuba, a estudiar Medicina.
  “Mi familia siempre ha estado ligada a las brigadas. Mi padre es maestro de secundaria y labora como subdirector en el colegio donde se alojaron por un tiempo los cooperantes de la salud, hasta tanto se les prepararan las condiciones de trabajo y vivienda. De ahí nace una larga relación de amistad entre mi familia y los médicos cubanos, sobre todo con del doctor Felipe Caraballo, de Villa Clara.
  “Fue él quien nos comentó la idea y me hizo la propuesta. Antes de eso yo me dedicaba a laborar en los medios de comunicación; por cierto, muy diferente a la manera en que se practica el periodismo en Cuba.
  “Hice todas las pruebas necesarias en la embajada cubana y aquí estoy, cursando el tercer año de la carrera. Lo más emocionante fue saber y descubrir el verdadero carácter de los cubanos y su Revolución. No fue hasta que llegamos acá y formamos parte de este contingente de estudiantes del ALBA que descubrimos la historia oculta tras tantas bambalinas y calumnias”.
  Su ciudad natal es conocida como La Perla del Ulúa. “No sé si crees en el destino, pero he venido de una perla para otra, La Perla del Sur, este lindo Cienfuegos que me ha acogido como hijo”. Y comenta cómo fue allá donde se desarrolló el primer encuentro de solidaridad con Cuba, en el año 2007.
  Siempre carismático, jaranero, cariñoso, enamorado de todas las ‘chabas’, como le dice a las chicas, se considera buen hijo, además de crecer como ser humano, pues está consciente de que la vida de uno vale más que las propiedades del hombre más rico de la tierra, entonces, no se cansa de repetir "¡Como Cuba no existe nada en el mundo, ni siquiera parecido! Cuba nos cambió la vida a todos, nos convirtió en mejores personas, más humanas, más sensibles a las necesidades de los demás, como diría el líder de esta Revolución, el dolor ajeno no nos resulta ya indiferente.
  “¿Solidarios, internacionalistas? Claro que desde ya constituyen nuestros principios esenciales. Todos los que estudiamos acá opinamos que eso es necesario, imprescindible. No creo que alguno de nosotros piense de manera distinta, más que por la educación por la conciencia que nos inculcan ustedes. Cuando uno vive en Cuba es difícil volver a pensar como antes.
   “No esperamos a graduarnos para cumplir con esto. Cuando vamos de vacaciones realizamos proyectos comunitarios de promoción y educación para la salud, especialmente en la higienización, donde encontramos apoyo de nuestros familiares en la parte económica, sobre todo con lo relacionado a la compra de medicamentos o el transporte para así llegar a la mayor cantidad de comunidades posible.
  “Tuve una experiencia muy satisfactoria en las vacaciones pasadas. Una señora me dijo: ‘nunca pensé que un médico me tocara a la puerta, eso no lo he visto en mi vida’. Le manifesté que era estudiante de Medicina en Cuba, entonces comentó: ‘¡ha, eso lo explica todo!’. Yo sé que ella jamás se va a olvidar de eso, recordará quizás mi nombre, mi cara, de cómo fui hasta allá y le tomé la presión, llevé fármacos y expliqué la manera de mejorar su calidad de vida. Sabrá que eso es fruto de nuestra formación acá.
  “¡Sí, como no, en mi ciudad existe un hospital provincial! Somos una ciudad de 150 mil habitantes y la institución de allá no brinda la totalidad de los servicios que prestan en el que se encuentra ubicado en el poblado montañoso de San Blas, con tecnología del primer mundo, donde sus pobladores no tienen que bajar al llano para hacerse un ultrasonido, rayos X, gasometrías, electrocardiograma, análisis clínicos, cirugía menor, recibir atención de estomatología, optometría, obstetricia y ginecología; contar con una sala de rehabilitación tan buena como las de la ciudad de Cienfuegos; tener un hogar materno donde internan a las gestantes que habitan en los sitios más intrincados, una sala de terapia intensiva…
  “Lo que ustedes han hecho en las comunidades rurales y montañosas es envidiable. Pero sobre todo por la calidad humana de los trabajadores de la salud, de los pobladores de esas zonas; cómo se considera al médico un familiar más. Eso es lo que nos proponemos hacer.
  “¿La idea de intercambiar mi sombrero con el del Gallego Otero? Oye, te aseguro que ha sido el gesto más importante de mi vida, porque ante este señor lo que hay que hacer es quitarse el sombrero y reverenciarlo. Lo atesoro como una pieza museable; ya muchos compañeros han intentado cambiármelo por cosas de valor, pero ¡qué va!, eso constituye un patrimonio personal, no tiene precio, es invaluable. Constituye un bonito recuerdo de Cuba, de su gente más humilde. Es una muestra de respeto, cariño y admiración hacia él, porque el campesino es igual en todos lados, de sol a sol trabajando duro.
  “¿El Che Guevara? Es un paradigma, el ejemplo a seguir día a día. Más en esta fecha en que se conmemora su 80 cumpleaños. No nos deja de impresionar, de ilusionar. Y lo digo en presente, porque no ha muerto, vive en el corazón de los latinoamericanos, de todos los que creemos en un mundo mejor posible. Eso también se lo agradezco a Fidel Castro. Él sabe que sus ideas tienen tierra fértil en nosotros y definitivamente su pensamiento revolucionario permanecerá en nuestras familias por mucho tiempo. Por eso mi gratitud a las autoridades del gobierno, a Chávez, al ALBA y a esas hermosas familias con las que convivimos aquí en Cuba”. 


LUTHER CASTILLO HARRIS

Hombre de ciencia y conciencia

 Este pequeño hombrecito de inmensas ideas por el bienestar de su pueblo; de voz firme y segura; valiente, convencido de cada unos de sus actos para restituir las garantías constitucionales en Honduras, contagia de optimismo y esperanza a quienes le rodean. No permanece quieto en su asiento, habla con el cuerpo todo. El Dr. Luther Castillo Harris, es fruto de la primera graduación de alumnos de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Un negro garífuna, joven, de 32 años, la mayoría de ellos dedicados a su pueblo y quien tuvo un momento para conversar con “Guanaroca del Sur”, a pesar de su muy apretada agenda de trabajo.
  El 28 de junio del 2009, los destinos cambiaron para muchos hondureños. ¿Cuáles han sido las alternativas empleadas por el movimiento de resistencia para aglutinar a los hijos de Morazán y borrar la mancha impuesta por la camarilla golpista liderada entonces por Micheletti?
  “Después del 28 de junio ganamos una estructura sólida de todas las organizaciones sociales, las cuales dejaron atrás sus pequeñas diferencias, para unirnos en un objetivo común, la refundación de Honduras. Eso ha llevado a la  consolidación de un frente nacional, organizado en todo el país. El pueblo sigue en pie hasta en los barrios. Hemos sacado lo positivo de este acontecimiento, ya que nos dirigimos hacia un crecimiento político, del nivel de conciencia de la comunidad, confrontada con esa oleada de la oligarquía, dueña de más del 90 por ciento de los medios de comunicación, inyectando mentiras a la población.
  “Ese día marcó la fecha de la destrucción de la esperanza de una población en pleno, trastocada luego en un proceso de consolidación, de movimiento de masas contra el golpe fascista. Vamos este próximo 28 de junio hacia una consulta popular, estamos ahora en la etapa de recolección de firmas, exigiendo la Constituyente, a pesar de la represión militar implantada por el gobierno y  los cuerpos armados, de los asesinatos selectos de los dirigentes del movimiento y periodistas, ¡mire Honduras es hoy la nación del mundo que más periodistas a asesinado!, lo cual han tratado de tergiversar y mostrar como crímenes comunes, con el único propósito de descabezar al grupo de resistencia”.
  A escasos días del golpe a la democracia constitucional de Honduras, sus compañeros denunciaban al mundo sobre la orden de búsqueda y captura impuesta, e incluso, dispararle si resistía el arresto, por lo cual pasó a la clandestinidad. ¿Cómo ha podido cumplir con todas sus funciones dentro del país?
  “Nosotros no confiamos en las posturas asumidas por el actual gobierno de Lobo. Pienso que valió mucho el respaldo internacional, y el lobby realizado por las organizaciones sindicales y activistas norteamericanos. Tuvimos la oportunidad de participar en la convención anual de la  American Federation of playbol, un sindicato norteamericano de casi 15 millones de miembros, los cuales expusieron en sus conclusiones un aspecto relacionado con nuestra seguridad. Estuvimos, además, presentes en la asamblea anual de los congresistas negros de los Estados Unidos, quienes enviaron cartas a la secretaria de Estado, Hillary Clinton y al presidente Barack Obama, así como a la embajada de Honduras.
  “Eso quizás ha permitido el retorno a nuestro país, y llevar una vida no muy normal; aunque sí nos ha facilitado la posibilidad de darle seguimiento a las tareas emprendidas. Nosotros tenemos una decisión clara: ofrendar nuestra vida si es preciso en el restablecimiento de las garantías constitucionales del pueblo”.
  El 12 de enero de 2010 Haití era devastado por un terremoto. Le vimos portando el estandarte del contingente internacional Henry Reeve, como jefe de la brigada médica. ¿De qué manera logras combinar tantas misiones y dejar espacios para los más necesitados?
  “Los egresados de la ELAM tenemos el compromiso moral con Cuba y cualquier otra nación de estar en el lugar donde más se nos precise. Nosotros defendemos la vida. Hoy nos llamaron a Haití, ayudar en la reconstrucción del sistema sanitario en la pequeña isla caribeña, al igual que han hecho miles de cubanos en un centenar de países. Pero resulta un compromiso con el pueblo haitiano, el cual nos dio muestras de lo que constituye la lucha por la libertad, batalló por su independencia, convirtiéndose en el primero en labrar el camino.
  “Somos ya más de 700 médicos, procedentes de 28 países, en respuesta a la convocatoria realizada a los egresados del centro educacional cubano. Ésta ha constituido nuestra primera misión juntos, y nos encontramos diseminados por 15 puntos de la localidad”.
  Desde el 13 de agosto 1998 diriges el Hospital de Ciriboya, sede del proyecto Luagu Hatuadi Waduhenu, o sea, primer hospital popular garífuna, el cual es un modelo de atención médica en Honduras, y está conformado por galenos graduados de la ELAM. ¿Has podido mantener la misma estrategia de trabajo, después de los acontecimientos del 28 de junio?
  “Fuimos asediados, invadidos, perseguidos por los militares. Todos los convenios firmados con el presidente Zelaya se cancelaron de manera drástica, lo cual implicó un retroceso de más del 70 por ciento. Ahora el hospital ha sido asumido de manera directa por la Fundación por la Salud de nuestros Pueblos, de reciente creación, y la cual carece de recursos económicos y financieros.
  “En todo este período el proyecto sufrió uno de los ataques más fuertes, pues los enemigos del mismo comprenden cuál es su alcance y hacia dónde queremos llegar: enseñarle a ese segmento poblacional cercenado, excluido y condenado históricamente por los políticos y la oligarquía, que la salud es un derecho. Con gran sacrificio avanzamos en el hospital, hemos atendido ya 386 mil pacientes de manera gratuita, con acceso a ultrasonido, análisis de diagnóstico y de laboratorio, consultas de estomatología… Es muy complejo en un sistema capitalista regalar salud sin la ayuda del gobierno, pues implica fondos y nadie te obsequia ni dona nada.
  “Imagine si cada bulbo de Rosefín cuesta 927 lempiras y un paciente requiere uno cada 12 horas por siete días; o si una sonda vesical tiene un precio de 400; el gel para ultrasonido, 4 mil; un bulbo de insulina, 400…; o sea, cada hospitalizado representa unos mil dólares, incluyendo la alimentación y otros insumos. Nuestro pueblo no puede pagar eso. Por ello somos una amenaza para el Colegio Médico y las instituciones privadas.
  “Lo inauguramos el 13 de agosto de 1998 como un regalo al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, por su cumpleaños. Era el primer fruto de los primeros egresados de la ELAM, y a quién mejor ¿verdad? A ese gran hombre creador de la idea de masividad de la salud en el siglo XX; él, quien constituye para nosotros un paraíso en el corazón del Caribe, al fundar esa escuela donde los sueños de los pobladores de las etnias, de los hijos de obreros y campesinos dejan de ser una utopía”.
  En Cienfuegos se preparan más de 20 jóvenes garífunas como médicos. ¿Hasta dónde favorece su incorporación en la continuidad del proyecto de salud que usted dirige?
  “Los garífunas arribaron a Honduras el 12 de abril de 1797. La Universidad Nacional Autónoma se fundó en 1847, y no fue hasta después de 115 años que egresara el primer médico de nuestra etnia. ¡Hemos tenido que esperar tantos años para verlo nuevamente! Ahora con la ELAM y este programa del ALBA, graduaremos a más de 20 médicos. Tenemos más hijos de mi pueblo estudiando en Cuba, que en un siglo y medio de existencia de la afamada institución educacional. Por supuesto, ellos deberán incorporarse al nuevo sistema creado por nosotros y para el cual han sido formados: médicos de ciencia y conciencia, dispuestos a estar donde se les requiera.
  “Resulta un reto esperanzador, pues son los hombres y las mujeres ansiados y necesitados por la comunidad. Eso constituye un logro interesante, jamás tendremos una graduación como ésta, por lo tanto constituirá un hecho insólito e histórico.
  “Quiero decir antes de marcharme, que Cuba constituye para mí la universidad de la vida, donde fueron sedimentados mis principios, surgidos en la casa junto a mis padres, quienes ya habían inyectado el sentimiento de solidaridad. Y Fidel, es esa luz que alumbra el sendero a seguir, ineludiblemente en la búsqueda de un mundo mejor; significa la inspiración y guía. Hemos tratado de aprender de él en cada contacto, reflexión, intervención, discurso, comentario. Ha marcado la metamorfosis para todos los  sistemas de salud en la América Latina, con la formación de galenos impregnados de humanismo, solidaridad, patriotismo, internacionalismo y solidaridad”.
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