Flama y brisa se imbrican en tibia caricia. Nodriza del crepúsculo, la ciudad aguarda el alba y reverencia el mar que la corteja. Simbiosis de océano y resol; génesis de sus epítetos y suntuosidad; especie de sortilegio de esta ribera caribeña... Cienfuegos, la Perla del Sur.

martes, 26 de febrero de 2013

“Un siglo de jazz en Cuba”: un libro siempre bienvenido


  Aparte de tener siempre a mano esta pieza única del conocimiento de Cuba y su historia musical en el siglo XX que me condujo desde hace más de una década a transmutar en admiración y gratitud el cariño que he sentido por su autor desde los tiempos de nuestra juventud, lo he recomendado y obsequiado constantemente como si esa fuera una obligación para con mis contemporáneos de todas las edades.
  Puedo seleccionar y agrupar aquí, sin necesidad de ordenarlas atendiendo a regla alguna, las razones que me han animado a partir del contacto con este material de estudio. Leonardo Acosta ha registrado en él los nombres y las historias de músicos que influyeron en su tiempo y que no aparecen mencionados en recuento alguno. Hechos tan curiosos como el protagonismo, muchas décadas atrás, del joven Roberto Sánchez Ferrer en un grupito de jazz o la destacada labor de Félix Guerrero como guitarrista en esa expresión.  
Quedan claras, en las páginas de este libro, realidades como la versatilidad y la alta calificación del músico cultivador del jazz que se ganaba la vida lo mismo en el mundo de la filarmónica que en la agrupación bailable de cualquier tipo o en la orquesta formada para el cabaret, la radio o la televisión y, luego, concurría a los sitios donde, habitualmente, se encontraban los afines para darle forma a algo que resulta ser el equivalente del “jam session” norteamericano y que aquí se denominó “descarga”. La historia de muchos músicos cubanos entra y sale en los capítulos de este libro donde aparecen mencionados, época tras época, escenario tras escenario.
  Al igual que sucede en cualquier obra de este músico e investigador -ni en balde declarado Premio Nacional de Literatura en 2006- desde la sustanciosa Introducción, párrafo a párrafo, su lectura nos va sembrando en una historia que nos pertenece gracias a esa necesidad de sucederse, generación tras generación, que deviene hilo conductor y se deja registrar, como tal, de la mano de Leonardo Acosta.
  Felicitaciones a quienes, desde la editorial del Museo de la Música, han velado por la calidad de esta entrega. (Por Marta Valdés)

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